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El huevo de la serpiente

Miércoles, 30 de enero de 2019 00:00

El 29 de noviembre de 1822 la Junta de Representantes de Buenos Aires autoriza al Gobierno a celebrar un empréstito con la casa inglesa Baring Brothers, que se convertirá en uno de los mayores escándalos económicos de la historia argentina.

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El 29 de noviembre de 1822 la Junta de Representantes de Buenos Aires autoriza al Gobierno a celebrar un empréstito con la casa inglesa Baring Brothers, que se convertirá en uno de los mayores escándalos económicos de la historia argentina.

El préstamo de un millón de libras esterlinas, equivalente a $5.040.000 de pesos moneda nacional, a una tasa del 6,5% anual (6% para pago de la renta y el 0,5%, para amortización), fue el primer compromiso que, como Estado independiente, contrajo la provincia de Buenos Aires. El origen de esta operación fue el proyecto de ley elevado por el gobernador Martín Rodríguez y su ministro Bernardino Rivadavia, a la Legislatura porteña, destinado, a conseguir fondos para financiar diversas obras que consideraban era una necesidad imperiosa ya desde la época de la Colonia. La difícil situación financiera por la que atravesaba el país y la necesidad de contar con fondos suficientes para saldar la deuda pública de la provincia, instalar nuevos servicios de aguas corrientes y desages pluviales y fundar tres nuevos pueblos en el sur, fueron los argumentos.

Obtenido el préstamo, escribe el historiador Piccirilli, la finalidad para la cual se lo contrajo, no fue cumplida y la oposición encontró motivos más que suficientes para formular serios cargos al Gobierno. Como las tierras públicas eran una rica fuente de recursos para el gobierno, pero por ley, no podían ser vendidas ni donadas, para obtener una renta que permitiera afrontar el pago de intereses y la amortización de la deuda, por exigencias del acreedor, debió disponerse la aplicación del sistema de enfiteusis, por el cual, las tierras podrían ser entregadas a particulares por un plazo establecido, a cambio de una renta, pero reservándose el gobierno la propiedad de las mismas.

El empréstito se concretó el 1 de julio de 1824. Ese día, durante el gobierno del general Las Heras, los agentes Castro y J. P. Roberston otorgaron escritura pública en Londres, ante los escribanos Newton, declarando haber expedido a nombre del gobierno de Buenos Aires, 2,000 obligaciones especiales (bonos), de 500 libras cada una, hasta la cantidad de 1.000,000 de libras, habiendo adscrito 300,000 pesos fuertes para el pago de los intereses y 25,000 pesos fuertes para el pago de la primera amortización.

Pero no fue sino en diciembre de 1825, cuando se desembarcó de los bergantines Julia y Wovelpar el primer envío con la cantidad de 10.991 onzas de oro. La llegada de este oro dio una tregua al Banco de Descuentos, pero no pudo detener la carrera inflacionaria que soportaba el país. Del millón nominal de libras solamente se recibieron 560.000. La casa Baring retuvo 130.000 libras en concepto de cobro por anticipado de intereses y el resto se lo llevaron los comisionistas intervinientes en la operación.

Como intermediarios del gobierno porteño actuaron los comerciantes ingleses Juan y Guillermo Parish Robertson y el criollo Félix Castro, que se embarcaron en una turbia tramitación y cobraron por sus servicios 100.000 libras, a descontar de los fondos del empréstito. La casa Baring Brothers descontó a su vez, en forma adelantada, dos anualidades de intereses y amortizaciones, más su comisión, por lo que la suma acreditada en Buenos Aires se redujo a 560.000 libras. Las casas bancarias europeas se beneficiaban frecuentemente con este tipo de empréstitos, concedidos a las inestables repúblicas americanas en condiciones realmente onerosas. La guerra con el Brasil y las luchas civiles impidieron que se destinara el empréstito a las obras proyectadas. El país arrastró esta deuda hasta 1904, cuando se habían pagado en total 23.734.766 pesos fuertes y ninguna de las obras que debían realizarse con este dinero llegó a concretarse.

 

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