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El santuario de Schoenstatt festeja sus primeros 25 años en Salta

 Mañana, a las 18, empieza la celebración con un rosario iluminado. La misa será a las 20. La invitación es abierta a toda la comunidad.
Jueves, 17 de octubre de 2019 14:38
Desde la capilla, por un camino de piedras, se sube a la primera ermita. Jan Touzeau


El 18 de octubre de 1994, en uno de los cerros del barrio Tres Cerritos, el santuario de Schoenstatt fue bendecido por monseñor Moisés Julio Blanchoud, quien entonces era arzobispo de Salta, tras años de esfuerzos compartidos por los fieles para construirlo.
Los coordinadores diocesanos del movimiento de Schoenstatt en Salta, Matías y Marcela Lanusse, invitaron a toda la comunidad a participar de la celebración, que empezará mañana, a las 18, con un rosario iluminado. 
La misa será a las 20, presidida por monseñor Mario Antonio Cargnello, arzobispo de Salta. La invitación es abierta a toda la comunidad.
El santuario queda en la unión de las calles Los Carolinos y Los Crespones, donde termina Tres Cerritos y empieza el camino de asfalto que sube al cerro. El predio está a mano izquierda. Primero, se encuentra la casa del peregrino y, un poco más arriba, el santuario. “Todos los que quieran participar y compartir esta fiesta son bienvenidos”, aseguraron.
En agradecimiento por los 25 años, antes de la misa se colocará en el santuario la imagen de San Miguel Arcángel, que va a ser descubierta y bendecida por monseñor Cargnello. Durante la ceremonia, se coronará a la Virgen María como “reina de la unidad de los argentinos”. 
En los festejos, estarán el sacerdote Pablo Pérez, quien es el director nacional del movimiento; otros sacerdotes de Schoenstatt, como Guillermo Cassone y Tute Clavijo, quienes son asesores de Salta; la hermana Allegra, que asesora a las jóvenes, y otros sacerdotes que colaboran con el movimiento a nivel local. 

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El 18 de octubre de 1994, en uno de los cerros del barrio Tres Cerritos, el santuario de Schoenstatt fue bendecido por monseñor Moisés Julio Blanchoud, quien entonces era arzobispo de Salta, tras años de esfuerzos compartidos por los fieles para construirlo.
Los coordinadores diocesanos del movimiento de Schoenstatt en Salta, Matías y Marcela Lanusse, invitaron a toda la comunidad a participar de la celebración, que empezará mañana, a las 18, con un rosario iluminado. 
La misa será a las 20, presidida por monseñor Mario Antonio Cargnello, arzobispo de Salta. La invitación es abierta a toda la comunidad.
El santuario queda en la unión de las calles Los Carolinos y Los Crespones, donde termina Tres Cerritos y empieza el camino de asfalto que sube al cerro. El predio está a mano izquierda. Primero, se encuentra la casa del peregrino y, un poco más arriba, el santuario. “Todos los que quieran participar y compartir esta fiesta son bienvenidos”, aseguraron.
En agradecimiento por los 25 años, antes de la misa se colocará en el santuario la imagen de San Miguel Arcángel, que va a ser descubierta y bendecida por monseñor Cargnello. Durante la ceremonia, se coronará a la Virgen María como “reina de la unidad de los argentinos”. 
En los festejos, estarán el sacerdote Pablo Pérez, quien es el director nacional del movimiento; otros sacerdotes de Schoenstatt, como Guillermo Cassone y Tute Clavijo, quienes son asesores de Salta; la hermana Allegra, que asesora a las jóvenes, y otros sacerdotes que colaboran con el movimiento a nivel local. 

Un poco de historia

El movimiento de Schoenstatt en Salta empezó a mediados de los 70, cuando un grupo de jóvenes, tras haber escuchado una charla del sacerdote Esteban Uriburu, fueron a preguntarle a monseñor Carlos Mariano Pérez, quien era el arzobispo en ese momento, si había un lugar -ellos pensaban en algún cuarto de la Curia- donde pudieran juntarse a rezar. 
Monseñor Pérez, quien tenía una lámina de la Virgen de Schoenstatt, se las mostró, se las entregó y les dijo que ella los estaba esperando. Los llevó a Tres Cerritos y les dijo que quería que en ese terreno -que era un bosque nativo que pertenecía a la Iglesia Católica- trabajaran para que, en el futuro, hubiera un santuario.
Los chicos colocaron una medallita de la Virgen del Milagro y otra de la Virgen de Schoenstatt debajo de una tipa. Desde entonces, la familia schoenstattiana empezó a crecer, siempre a disposición de la Iglesia Católica.
En los primeros años se desmontó, se parquizó y se levantó una ermita. En 1994, se terminó de construir el santuario, que es igual al original, que está en un lugar llamado Schoenstatt -que significa pueblo o lugar hermoso, en alemán-, cerca de Koblenza, en Alemania. 


El santuario de Salta fue el primero en el NOA y el decimoquinto, en el país. Según relató Marcela Lanusse, una de las coordinadoras, este se llama Milagro de Fidelidad porque hay mucha coincidencia entre el pacto que tienen los fieles católicos con el Señor y la Virgen del Milagro y el que tienen los schoenstattianos con la Virgen. Mientras uno reza “Nosotros somos tuyos y tú eres nuestro”, el otro dice: “Nada, sin ti; nada, sin nosotros”. 
“La misión de nuestro santuario es ‘Fidelidad por fidelidad: ser familia para la Iglesia’”, agregó la coordinadora.
Desde el santuario, por un camino de piedras en el que hay un vía crucis, se sube a la primera ermita que hubo en este terreno. En muchos lugares de la provincia, como Rosario de Lerma, Campo Quijano, Guachipas, Chicoana, Güemes, Campo Santo, Metán y Orán, entre otros, hay espacios similares donde los fieles de Schoenstatt se juntan a rezar.

“Una comunidad nueva”

El movimiento de Schoenstatt tiene muchos grupos -a los que llaman “ramas”- y distintos grados de consagrados, de acuerdo con el nivel de compromiso. 
En Salta, existe obra familiar, que son los grupos de matrimonios; juventud masculina, juventud femenina, grupos de madres, la campaña del rosario y el movimiento popular y de peregrinos. Este último está formado por quienes, sin pertenecer a ningún grupo en particular, concurren con asiduidad al santuario. 

1994    El 18 de octubre: de ese año, el santuario fue bendecido por el arzobispo de Salta, monseñor Blanchoud.
                         En Tres Cerritos Cuando un grupo de jó­venes acudió a monseñor Pérez, este les entregó un terreno de bosque nativo, al final del barrio de la zona norte.

                        Igual al original La construcción de la capilla es copia del santuario original, que está en un lugar llamado Schoenstatt, cerca de Koblenza, en Alemania.
 

“Muchos han sellado su alianza con la Virgen y todos estamos de alguna manera llevando adelante, aprendiendo, enseñando y tratando de contagiar la pedagogía que nos dejó nuestro fundador, el padre Kentenich, que es la autoeducación en la búsqueda de un hombre nuevo para una comunidad nueva”, explicó el coordinador Matías Lanusse. 
En el marco de la campaña del rosario, los misioneros llevan imágenes de madera de la virgen peregrina, y las hacen circular por hogares, colegios, empresas, cárceles y hospitales. 
“Es una forma de llevar a María a otros lados. Es la forma en que ella nos abre puertas y nos muestra adónde quiere que lleguemos con nuestro apostolado”, manifestó Matías, y aseguró que esta campaña ha sido muy numerosa, sobre todo, en pueblos alejados de Salta capital.

Ladrillos de 10 centavos

Los coordinadores contaron que, para lograr la construcción del santuario, se trabajó mucho con la campaña del rosario para que cada persona aportara el precio de un ladrillo. El apoyo llegó desde los lugares más recónditos de la provincia.
Los fieles de Schoenstatt hicieron alcancías que tenían forma de ladrillos, con la abertura del tamaño de una moneda de diez centavos y se sorprendieron por la cantidad de alcancías que volvieron llenas con estas monedas. 
Los coordinadores destacaron a la hermana Marie Madeleine, quien vivió en Salta durante varios años y trabajó para que el movimiento de Schoenstatt creciera en esta provincia.

"Una alianza de amor con María"

El movimiento de Schoenstatt empezó en 1914 con José Kentenich, un sacerdote que fue nombrado director espiritual de un grupo de seminaristas muy jóvenes que debía ir a la guerra. 
Preocupado por ellos, les propuso buscar un lugar donde pudieran estar en contacto espiritual con la Virgen María, como madre.
Se reunieron en una capilla abandonada que había en el cementerio, originalmente en honor a San Miguel. Antes de ir a la guerra, los chicos hicieron una alianza de amor con María: “Nada, sin ti; nada, sin nosotros”.
 

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