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El Cristo de La Caldera cumplió 50 años

La monumental escultura estuvo 14 años tirada en un galpón militar de San Miguel de Tucumán.
Domingo, 27 de octubre de 2019 00:15

Ayer, la monumental obra del escultor tucumano Juan Carlos Iramain cumplió cincuenta años de su inauguración en La Caldera. Aquel 26 de octubre de 1969, el pueblo amaneció "enjoyado a pleno -escribía para El Tribuno don Cesar Perdiguero- con galas primaverales y luciendo un ropaje florido. Ayer domingo, el pueblo celebró su fiesta patronal en honor a Nuestra Señora del Rosario y desde las primeras horas de la mañana comenzaron a llegar los peregrinos.

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Ayer, la monumental obra del escultor tucumano Juan Carlos Iramain cumplió cincuenta años de su inauguración en La Caldera. Aquel 26 de octubre de 1969, el pueblo amaneció "enjoyado a pleno -escribía para El Tribuno don Cesar Perdiguero- con galas primaverales y luciendo un ropaje florido. Ayer domingo, el pueblo celebró su fiesta patronal en honor a Nuestra Señora del Rosario y desde las primeras horas de la mañana comenzaron a llegar los peregrinos.

A las 10 fue la misa solemne a cargo del obispo auxiliar de Salta, monseñor Pedro Lira, a la que asistieron autoridades, vecinos e invitados especiales. Concluido el oficio comenzó a organizarse la primera peregrinación hasta el lugar de emplazamiento del Cristo.

A las 11 se puso en marcha la peregrinación con las imágenes de la Virgen del Rosario y de San José a la cabeza. Por el camino, y bajo el sol -continua Perdiguero- iba una multitud fervorosa pronunciando cánticos y oraciones. Alentándola, iba el obispo Lira, que como en sus tiempos de sacerdote, señalaba con dinamismo el sendero de la devoción. Participaban las escuelas de la zona, autoridades, fieles lugareños, invitados y una larga formación de gauchos de la Agrupación de La Caldera. Más arriba, organizando los detalles de la inminente inauguración del Cristo, estaba el párroco del pueblo, el padre Requena y la Banda de Música de la Policía".

Autoridades

"Al medio día arribó la peregrinación al igual que el arzobispo monseñor Mariano Pérez y el gobernador Carlos Ponce Martínez. De inmediato el prelado, en medio de la expectativa de la concurrencia, subió a la explanada del pedestal y procedió a bendecir la estatua. Cerca estaban su creador, el escultor Juan Carlos Iramain, su colaborador, el tacelista José León Ávila; el intendente de La Caldera, don Pastor Lizondo, el intendente de Salta, Héctor Cornejo D'Andrea, David Serrey, el administrador general del Ferrocarril Belgrano, coronel Emilio Martínez y el gerente administrador de la misma empresa, coronel Julio Toledo.

Luego, habló el único orador de la ceremonia, el intendente Lizondo quien se refirió a la historia de la escultura y a la trascendencia de la ceremonia", concluye Perdiguero.

Al finalizar los actos, y como era tradicional para las fiestas patronales de entonces, la municipalidad de La Caldera ofreció un almuerzo criollo a autoridades, invitados, gauchos y pueblo en general. Y por la tarde fiesta hípica y baile popular.

Así, concluía para el Cristo Salvador de Iramain, el calvario que había comenzado catorce años antes, cuando el derrocamiento del gobierno peronista, en septiembre de 1955.

El calvario del Cristo

Así como el Cristo Redentor que era para la iglesia de La Viña (Alberdi y San Juan) fue a parar a la cima del San Bernardo en 1902, sesenta y siete años después, otro Cristo, modelado expresamente para nuestro cerro, terminó en La Caldera, a 26 kilómetros de Salta. Se lo ubicó en un morro donado por don Pedro Martell, dueño de la finca Getsemaní.

El proyecto

Según mentas, el "Cristo de Salta" -nombre original de la obra- había sido una iniciativa de don Cesar Perdiguero. Para otros, fue el escultor tucumano, quien vino expresamente a Salta en 1952 para ofrecer esta idea al entonces flamante gobernado de Salta, doctor Ricardo Durand. El hecho es que la sugerencia fue aceptada por el mandatario, que por entonces, estudiaba la posibilidad de instalar un funicular en el cerro. Los contactos entre el gobierno e Iramain se hicieron más frecuentes, y a poco, el escultor presentó el proyecto que incluía los doce apóstoles y un altar monumental.

En 1954 se discutió el sitio de emplazamiento del conjunto escultórico. Se consideraron las cimas del San Bernardo y del 20 de Febrero y finalmente se optó por el morro sur del Portezuelo (chico), en el ingreso este de la ciudad. En abril, Iramain presentó la maqueta con las imágenes, y una reproducción del "Cristo Salvador", de 26 metros de altura.

Golpe de Estado

Entre fines de 1954 y principios de 1955, Iramain inició la obra en la Intendencia de Guerra del Ejército en Tucumán. Allí, escultor y Cristo, fueron sorprendidos por el golpe militar setembrino, comenzando ambos un verdadero calvario, pues el gobierno de facto de Salta, lo primero que hizo fue paralizar las obras "peronistas". Y así como se paralizó el policlínico San Bernardo, la Terminal de Omnibus, el Instituto del Norte, el Observatorio Astronómico y la Facultad de Medicina, el "Cristo" también cayó en la volteada y quedó abandonado en Tucumán. Ningún gobernante "Libertador" hizo nada por la obra, a punto tal que Iramain debió iniciar juicio a la Provincia de Salta para poder cobrar sus honorarios.

Amenazas de desalojo

En 1960, los militares de Tucumán intimaron al gobernador de Salta, don Bernardino Biella para que de inmediato retirara el "Cristo" del regimiento, caso contrario -dijeron- "será destruido". Biella por intermedio de Celestino Gelsi -correligionario y gobernador de Tucumán- logró aplacar las iras demoledoras de los militares, mientras estudiaba cómo traer a Salta la enorme escultura ya que por tren -le había dicho- era imposible por el túnel del Mojotoro. Pero en 1961 las negociaciones por el traslado quedaron en aguas de borraja, pues una intervención federal desplazó a Biella de la gobernación. En 1962, el conato militar entre Azules y Colorados mantuvo entretenidos a los milicos tucumanos, razón por la cual otra vez el "Cristo de Salta", pasó al olvido.

El Portezuelo por el pueblo de La Caldera

En 1963, cuando de nuevo el Dr. Ricardo Durand asumió la gobernación en Salta, se reflotaron los proyectos del Cristo y del funicular. En marzo del 64, Iramain volvió a Salta y retomó sus contactos con el gobernador Durand. Lo hizo en compañía de Sergio Usandivaras Uriburu, el tallista Dardo Coronel Jijena, el arquitecto Alf Skyrud y Cesar Perdiguero.

El Portezuelo chico

El 13 de marzo, en una charla con la prensa Iramain dio algunos datos: "El Cristo de Salta -dijo- se instalará en el morro del Portezuelo, tiene 28 metros de alto; está desarmado en la Intendencia de Guerra en Tucumán; pesa 200 toneladas y para traerlo se necesitan 18 camiones y se lo emplazará en ocho meses". Días después se aplanó el morro sur del Portezuelo (hoy un mirador) para instalar allí el Cristo, pero sorpresivamente el 26 de marzo todo cambió. "El gobierno -informó- estudia cambiar el emplazamiento del Cristo. Sería a la vera de la ruta 9, en La Caldera".

El 31 de marzo se confirmó el lugar y el 8 de mayo el gobierno, sin dar razones del sorpresivo cambio, designó una comisión para supervisar los trabajos, integrada por el coronel (r) Julián Ernesto Trucco, Víctor Cornejo Isasmendi, David Serrey, Cecilio Muñoz, Pedro Martell y monseñor Carlos Cortéz.

Obvio, el repentino cambio causó hartas críticas que se intentaron calmar diciendo que la mudanza tenía la venia del nuevo arzobispo Mariano Pérez Eslava. De todos modos, las críticas no cesaron hasta que llegó una nueva dilación, tan prolongada esta, que impidió al gobernador Ricardo Durand inaugurar la escultura, no ya sobre la ruta 9, sino en el mismo pueblo de La Caldera.

Otro golpe militar

En 1966 un nuevo golpe de estado dio por tierra con la frágil democracia argentina. El nuevo gobierno provincial de facto nominó nuevas comisiones a favor de la instalación del Cristo en La Caldera.

Y así, cambiaron los gobernadores hasta que finalmente le tocó al Dr. Carlos Ponce Martínez, inaugurar el Cristo de Iramain, el 26 de octubre de 1969. Era intendente del pueblo, don Pastor Lizondo.

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