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Un argentino, herido de bala durante las manifestaciones en Bolivia: sería miembro de las FARC

Facundo Molares, alias “Camilo”, fue herido durante los enfrentamientos en Santa Cruz. En tanto el vecino país vivió otra jornada de choques entre la policía y partidarios del MAS.
Miércoles, 13 de noviembre de 2019 22:43

La policía de Santa Cruz informó ayer que una persona que resultó herida en un enfrentamiento entre afines a Evo Morales y los grupos cívicos fue identificado como un ciudadano argentino miembro de las FARC, que permanece en coma en un hospital de la ciudad.
Un informe publicado anoche por el portal de noticias Infobae dio cuenta de la novedad. 
“Se establece que se trataría de un argentino perteneciente a las FARC, quien estaría en calidad de instructor en el área”, declaró Miguel Ángel Mercado, comandante departamental de la policía de Santa Cruz.
Se trata de Facundo Molares, alias “Camilo”, cuyo paradero era desconocido desde hace algunos años.
“Esto ya cobra otra relevancia. Llamamos a la comunidad a tener mucho cuidado. Uno de los métodos de la narcoguerrilla es autoatentarse para inculpar a la fuerza pública”, añadió, sin descartar que las heridas hayan sido causadas por agentes policiales.
Según la versión policial, Molares resultó herido en un enfrentamiento en la localidad de Montero, en el que murieron dos miembros de los grupos cívicos. Llegó a un hospital el lunes 11 y, por la naturaleza de su estado, se activó el protocolo de seguridad.
“En el teléfono se observan conversaciones sobre los operativos a favor del gobierno de Evo Morales”, aseguró el coronel Gutiérrez, director interino de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de Santa Cruz.
“La presencia de una persona con entrenamiento militar no es casual. Ha venido contratado”, afirmó, prometiendo un estudio minucioso del caso.
Molares, nacido en San Miguel (provincia de Buenos Aires) hace 44 años, llegó a ser uno de los encargados de reactivar el llamado Partido Clandestino PC- 3 en el sur de Colombia, y era señalado como el ideólogo de la infiltración de la guerrilla en universidades y protestas en las principales ciudades. Tuvo su primer acercamiento a las FARC durante el frustrado proceso de paz entre la guerrilla y el gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana (1998-2002), aunque durante los primeros años fue rechazado por sospechas de un intento de infiltración. Alias “Camilo” estuvo vinculado a las juventudes comunistas de Argentina, de acuerdo con lo publicado por medios colombianos.
Según el diario El Tiempo, en 2017 tuvo serias discrepancias con sus camaradas por las negociaciones del acuerdo de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos, tan fuertes que lo llevaron a perder el estatus alcanzado en la guerrilla.

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La policía de Santa Cruz informó ayer que una persona que resultó herida en un enfrentamiento entre afines a Evo Morales y los grupos cívicos fue identificado como un ciudadano argentino miembro de las FARC, que permanece en coma en un hospital de la ciudad.
Un informe publicado anoche por el portal de noticias Infobae dio cuenta de la novedad. 
“Se establece que se trataría de un argentino perteneciente a las FARC, quien estaría en calidad de instructor en el área”, declaró Miguel Ángel Mercado, comandante departamental de la policía de Santa Cruz.
Se trata de Facundo Molares, alias “Camilo”, cuyo paradero era desconocido desde hace algunos años.
“Esto ya cobra otra relevancia. Llamamos a la comunidad a tener mucho cuidado. Uno de los métodos de la narcoguerrilla es autoatentarse para inculpar a la fuerza pública”, añadió, sin descartar que las heridas hayan sido causadas por agentes policiales.
Según la versión policial, Molares resultó herido en un enfrentamiento en la localidad de Montero, en el que murieron dos miembros de los grupos cívicos. Llegó a un hospital el lunes 11 y, por la naturaleza de su estado, se activó el protocolo de seguridad.
“En el teléfono se observan conversaciones sobre los operativos a favor del gobierno de Evo Morales”, aseguró el coronel Gutiérrez, director interino de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de Santa Cruz.
“La presencia de una persona con entrenamiento militar no es casual. Ha venido contratado”, afirmó, prometiendo un estudio minucioso del caso.
Molares, nacido en San Miguel (provincia de Buenos Aires) hace 44 años, llegó a ser uno de los encargados de reactivar el llamado Partido Clandestino PC- 3 en el sur de Colombia, y era señalado como el ideólogo de la infiltración de la guerrilla en universidades y protestas en las principales ciudades. Tuvo su primer acercamiento a las FARC durante el frustrado proceso de paz entre la guerrilla y el gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana (1998-2002), aunque durante los primeros años fue rechazado por sospechas de un intento de infiltración. Alias “Camilo” estuvo vinculado a las juventudes comunistas de Argentina, de acuerdo con lo publicado por medios colombianos.
Según el diario El Tiempo, en 2017 tuvo serias discrepancias con sus camaradas por las negociaciones del acuerdo de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos, tan fuertes que lo llevaron a perder el estatus alcanzado en la guerrilla.

Jornada complicada 

Tras su autoproclamación en una sesión del Senado sin quórum, Jeanine Áñez intentó ayer inaugurar su poder en Bolivia con sus primeros actos de gobierno, pero solo pudo sellar una alianza con las Fuerzas Armadas en un Palacio Quemado militarizado y vallado, en el que, no obstante, se colaron los gases lacrimógenos y los gritos de las protestas. Mientras decenas de miles de personas volvían a bajar desde la vecina ciudad de El Alto hasta el centro de La Paz para pedir respeto a la Constitución y exigir a las nuevas personas en el poder que no permitan más actos racistas contra las comunidades indígenas, Áñez armó una agenda típica de los primeros días de un gobierno: su primer mensaje oficial ante la prensa y las primeras juras de funcionarios. Pero en Bolivia no se vive una transición de gobierno o de poder normal.
Ya la serie de barricadas y vallas -algunas más improvisadas que otras- que es necesario atravesar para llegar al Palacio Quemado, así como las constantes persianas bajas de negocios, hoteles y hasta oficinas públicas, eran símbolo suficiente de la tensión que se vive desde que Evo Morales y toda la línea sucesoria anunciaron sus renuncias y denunciaron un golpe de Estado.
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