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19 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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“Aquí no actuamos como militares, sino que brindamos apoyo logístico a la actividad científica”

Entrevista con Roberto Francisco Saravia, vicecomodoro y jefe de la Base Marambio.
Domingo, 17 de noviembre de 2019 00:25

El contacto fue por WhatsApp, algo impensado hace solo unos cuantos años. La tecnología definitivamente acercó al mundo. Sí, del “otro lado” nos separa solo la distancia que hay entre los ojos y la pantalla del celular. Pero es un parecer, porque llegar a ciertos lugares sigue siendo una odisea. La Antártida es el ejemplo por antonomasia. Allí llegó el 5 de noviembre el vicecomodoro Roberto Saravia, el primer salteño que es jefe de la Base Marambio. Asumió el cargo en el mismo acto en el que se conmemoraron los 50 años de la base y se dio inicio a la campaña 2019-2020. De la tierra más bien templada del Valle de Lerma a la nieve y el frío del continente blanco hubo un camino de casi 30 años y una carrera militar que le vale desde ya un lugar en la historia.

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El contacto fue por WhatsApp, algo impensado hace solo unos cuantos años. La tecnología definitivamente acercó al mundo. Sí, del “otro lado” nos separa solo la distancia que hay entre los ojos y la pantalla del celular. Pero es un parecer, porque llegar a ciertos lugares sigue siendo una odisea. La Antártida es el ejemplo por antonomasia. Allí llegó el 5 de noviembre el vicecomodoro Roberto Saravia, el primer salteño que es jefe de la Base Marambio. Asumió el cargo en el mismo acto en el que se conmemoraron los 50 años de la base y se dio inicio a la campaña 2019-2020. De la tierra más bien templada del Valle de Lerma a la nieve y el frío del continente blanco hubo un camino de casi 30 años y una carrera militar que le vale desde ya un lugar en la historia.

¿Cómo fue su carrera hasta llegar a la Antártida?

Nací en Salta capital y cursé el secundario en el Instituto Parroquia San Alfonso. Después me fui a Córdoba, donde ingresé a la Escuela de Aviación Militar, en el año 1990. Egresé en el ‘93 como alférez y fui destinado al grupo aéreo para hacer el curso de aviador militar. En mi carrera como militar pasé por varios destinos: la base aérea militar Mar del Plata; el Comando Regiones Aéreas donde fui jefe de operaciones del aeropuerto internacional Mar del Plata; en el Edificio Cóndor en Buenos Aires; la Escuela Superior de Guerra Aérea; el Estado Mayor Conjunto, en la Escuela de Guerra Conjunta; y la Segunda Brigada Aérea, en Paraná. En 2012, el jefe del Escuadrón en el que estaba fue designado como jefe de la Base Marambio y él me propuso que fuera su segundo jefe. Así vine por primera vez a la Base Marambio, en la campaña 2012-2013. Ahora me llamaron del Comando Conjunto Antártico para que viniera como jefe de la Base. Esta es mi segunda campaña antártica

¿Cuánto tiempo estará en ese cargo?

Un año. Las campañas duran un año. Normalmente el cambio de jefatura se hace para el aniversario de la base, que es el 29 de octubre, pero por cuestiones meteorológicas, que no puede operar el avión, se puede retrasar o adelantar unos días. El 5 de noviembre vino el jefe de Gabinete de Presidencia y el Ministro de Defensa, y se hizo la ceremonia por los 50 años y el traspaso de la jefatura.

¿Qué se hace en la Base Marambio?

El grueso de la gente es personal militar, pero aquí no actuamos como militares sino que le brindamos apoyo logístico a la actividad científica que tiene nuestro país en la Antártida. Y lo hacen las Fuerzas Armadas porque cuentan con la disponibilidad de medios para realizar todo lo que es el movimiento logístico. Para eso todo el personal que viene acá recibe una preparación previa en la parte física, en la parte psicológica, se ven técnicas polares y supervivencia; además, la gente viene de acuerdo a su especialidad. 

¿Qué importancia tiene la Base Marambio?

Lo que caracteriza o le da importancia es la pista y, a su vez, la base tiene un avión destacado en forma permanente que se encarga de hacer el enlace de la logística que viene del continente con las otras bases antárticas. Hay una tripulación que está en forma permanente, pero sus integrantes rotan cada tres meses o tres meses y medio.

Entonces, ¿qué tareas se cumplen?

Principalmente se hace el mantenimiento de la pista y de todas las instalaciones. Tenga en cuenta que acá vienen carpinteros, plomeros, conductores y mecánicos de máquinas viales... La base es un punto de entrada, acá se le da alojamiento a todo el personal científico que viene hasta que lo despliegan a los distintos campamentos que tiene programados la Dirección Nacional del Antártico de acuerdo a los estudios que tienen que hacer los científicos. Para eso existe un Programa Argentino Antártico que lo manejan la Dirección Nacional y el Instituto Antártico Argentino, que a su vez, dependen del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.

¿Cuántas bases tiene la Argentina?

Son 6 bases permanentes y 7 que operan solo en la campaña antártica de verano. Antes, cada una de las fuerzas, es decir el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, tenían sus bases. Desde 1918, por un decreto presidencial se creó el Comando Antártico Conjunto y ello permitió unificar la logística.

¿El personal se renueva totalmente de un año al otro?

Sí, el 100 por ciento de las dotaciones de las bases. Puede suceder que una persona se quede un mes más por el traspaso o la transmisión de ciertas actividades específicas que tienen una continuidad o proyección más allá de un año.

¿Y los vuelos desde el continente cada cuánto tiempo llegan?

Eso se programa de acuerdo a las necesidades que tenga la base, pero normalmente hay uno o dos vuelos al mes. El fuerte del movimiento en la Antártida es en enero y febrero que es cuando comienza la campaña antártica de verano.

¿En qué consiste esa campaña?

Es el desarrollo de todas las actividades científicas que tiene programadas la Dirección Nacional del Antártico. Normalmente los estudios que se hacen son sobre glaciología, ozonosondeo, medición de radiación ultravioleta, y mucha actividad vinculada al ecosistema: el monitoreo de las colonias de pingüinos, de las aves que están en esta zona como la gaviota antártica, la paloma antártica, escúa, las focas de Weddell y focas leopardo. Tenga en cuenta que en el año 1998 se firmó el Protocolo de Madrid, por el cual los países que forman parte del Tratando Antártico se comprometieron al cuidado del medio ambiente con la finalidad de que la actividad humana produzca el menor impacto en el ecosistema de este continente, para mantenerlo lo más prístino posible.

¿Tienen contacto con bases de otros países?

Sí, hay bases rusas, norteamericanas, noruegas, belgas, chinas, uruguayas, brasileñas, chilenas, británicas. Diría que el grueso, el 85 por ciento de los países del mundo que están teniendo una actividad antártica tienen sus bases ubicadas en la Península Antártica. Esto se debe principalmente por una proximidad a la parte sur del continente americano, lo cual facilita la logística y los costos.

Se abastecen desde el sur de la Argentina y de Chile.

Sí. En Argentina desde la ciudad de Ushuaia, y en Chile, desde Punta Arenas. Argentina es un actor muy importante en la comunidad antártica, por la trayectoria y por el tiempo que tiene aquí. Argentina desde 1904 mantiene una presencia permanente e ininterrumpida y eso es muy importante. Para que usted se dé una idea, la Secretaría Permanente del Tratado Antártico está en la ciudad de Buenos Aires.

¿Hay cooperación con esas bases de otros países?

Sí, internacionalmente hay mucha cooperación a nivel científico. Es más, dentro de la Dirección Nacional del Antártico hay programas de trabajo, por medio de convenios, con otros países. Por ejemplo, en la campaña 2012-2013 teníamos un laboratorio en una especie de container con equipamiento sofisticado, que era de Finlandia. También hay convenios con Francia. Aquí, a la Base Marambio, han venido científicos de otros países y se les brinda exactamente el mismo apoyo que a los científicos argentinos. Los países que trabajan en la Antártida trabajan en forma mancomunada y siempre hay contribución de uno hacia otro. Es como una comunidad que se ayuda mutuamente para lograr el objetivo final que es mantener el medio ambiente del continente de la mejor manera posible y que la actividad no cause ningún efecto negativo.

¿Cómo es un día en la Base Marambio? ¿A qué hora se duerme? ¿cuál es el horario de trabajo?

La jornada laboral arranca a las 7 o 7.30; hacemos un corte a la hora del comedor, que es a la 1 de la tarde y después se continúa trabajando hasta las 6 de la tarde, de lunes a sábado. Pero si bien hay un horario que lo establezco yo como jefe de la base, las inclemencias del tiempo, las cosas que pueden surgir de imprevisto, hacen que uno deba trabajar un domingo o en horario distintos. La verdad que uno no tiene horario; la gente que viene acá sabe que uno vive en el trabajo, por decirlo de un modo, está disponible las 24 horas. Por ejemplo, una de las cosas más críticas acá es la obtención de agua. Si bien parecería raro decir que en un lugar con tanta nieve haya problemas con la adquisición de agua, bueno, aquí es toda una tarea importante. Por ejemplo, en el invierno toda el agua para consumo humano se obtiene derritiendo nieve. Pero eso tiene un costo, y es un trabajo y un esfuerzo importante. Acá se valora lo que es el agua; uno aprende que si se va a bañar no deja la canilla abierta y se da un baño de media hora. Se minimiza un montón el consumo de agua para ahorrar combustible y porque cuesta generar ese elemento.

¿Y los momentos de distracción, de descanso?

Normalmente en la Base Marambio es tradicional desde hace más de 20 años, que los sábados se hace pizza y lomitos. Se reúne la dotación militar y quienes están en forma transitoria en la base. Después de comer tenemos sala de juegos, ping pong, metegol, pool, se pone música, el famoso karaoke y así se distiende la gente.

¿En la dotación militar a su cargo hay mujeres?

Sí, hay cuatro mujeres.

¿Qué tareas realizan?

El equipo de salud que tenemos está integrado por un médico cardiólogo y una enfermera que es una chica de Jujuy, cerca de Salta. Después en meteorología hay una agente que depende del Servicio Meteorológico Nacional. De los dos cocineros de la base, una es mujer; ella es mendocina. Y una teniente que es de Buenos Aires es la oficial de medio ambiente, en el área de capacitación y control.

¿Cuántas personas están en la base?

Actualmente hay 110 personas. La dotación militar son 42 personas. Hay personal militar que viene a hacer una tarea específica, que se denomina grupo de trabajo, que van rotando cada tres meses. Por ejemplo, ahora se están cambiando todas las ventanas de la base, se están colocando unas ventanas especiales para aislación térmica y sonora. Ese grupo vino a hacer esa tarea específica y otras de mantenimiento en el sector de alojamiento del personal. Cumplimentada esas tareas vuelven al continente.

¿Cómo llega un salteño a la Antártida? ¿Era un objetivo en su carrera militar?

Nunca estuvo dentro de mi proyecto la actividad en la Antártida. Y fue como me ofreció quien venía a desempeñarse como jefe de base en 2012. Vine y fue algo que me apasionó, me encantó. El otro día la llamé a mi señora y le dije que me sentía como pez en el agua acá, porque es algo muy apasionante la forma de trabajar, la unión en el grupo humano para lograr un mismo objetivo. En las reuniones que tuve con la dotación, antes de venir, les dije que el objetivo principal es que todos los que venimos acá regresamos al continente. Es decir, la seguridad personal y el cuidado de la salud, porque acá hay mucha actividad que conlleva riesgos, no solamente por el trabajo sino por las exposiciones a las muy bajas temperaturas. Entonces el primer objetivo es: venimos 42 y regresamos, con nuestras familias, 42. Y después siguen mejorar la base día a día, y el cuidado del medio ambiente.

Ya que tocó el tema ¿cómo está constituida su familia y dónde lo esperan?

Tengo dos hijos, el más grande, Francisco, está viviendo en Salta, se fue a estudiar ahí. Yo por mi carrera militar me fui a los 18 años de Salta. Vuelvo en el verano, para pasar las fiestas, verla a mi madre, a mi hermana, a mis sobrinos. A mi hijo siempre le gustó Salta, desde chico, y bueno terminó la secundaria y se fue a vivir a Salta, con mi madre. Mi otra hija vive en Río Cuarto, con mi señora, y ahora está haciendo el ingreso para medicina en Villa María. 

Mientras tanto está “un poquito” lejos, no?

Entre Salta y la Base Marambio hay 4.500 kilómetros de distancia en línea recta. Mire, yo me acuerdo cuando era chico que en la escuela nos pedían el mapa de la Argentina. En la hoja, el Sector Antártico salía en un cuadradito chiquito, a un costado. Desde hace seis años fue aprobado el proyecto del ‘mapa bicontinental’ donde se reflejan las verdaderas dimensiones, tanto de la República Argentina como lo que sería el Sector antártico Argentino. Ahí se puede apreciar la inmensidad en superficie, en kilómetros cuadrados, que tiene la Antártida respecto de la República Argentina. Con ese mapa uno toma magnitud de la importancia que tiene para nuestro país continuar con la actividad antártica y aprovechar la permanencia y la continuidad en el tiempo de estar aquí. A futuro, a unos 100 años o tal vez ya dentro de 50 años, el país va a tener una visión de la importancia estratégica que tiene este continente a nivel internacional.

¿Dentro de un año va a regresar a Río Cuarto? 

Seguramente a fin de año ascenderé a comodoro, entonces por la jerarquía que tendré ya salgo con las designaciones, salgo a ocupar cargos, no sé si será dentro de la Fuerza Aérea o en el Estado Mayor Conjunto.

¿Qué siente con su nombramiento? 

Estoy muy satisfecho. Mire, para el personal de la Fuerza Aérea, de la Marina o del Ejército, ocupar un cargo en las bases antárticas no es solo un logro para el curriculum. Es haber logrado el reconocimiento de la superioridad y de sus pares en lo profesional y en lo humano.

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