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La generación Alfa ya está en la primaria

Sabado, 23 de noviembre de 2019 00:00

Los niños y jóvenes son el centro de los procesos educativos y su educación, la preocupación fundamental del sistema. El problema que se presenta es que las características de cada generación van cambiando y evolucionando e interpelan al sistema educativo. En las aulas, transitan los jóvenes de la llamada Generación Z (nacidos entre 1994 y 2010), continuadores de la anterior, los Millennials (los nacidos entre 1981 y 1993), y antecesores inmediatos de la generación Alfa (nacidos a partir del 2010 hasta el 2025)

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Los niños y jóvenes son el centro de los procesos educativos y su educación, la preocupación fundamental del sistema. El problema que se presenta es que las características de cada generación van cambiando y evolucionando e interpelan al sistema educativo. En las aulas, transitan los jóvenes de la llamada Generación Z (nacidos entre 1994 y 2010), continuadores de la anterior, los Millennials (los nacidos entre 1981 y 1993), y antecesores inmediatos de la generación Alfa (nacidos a partir del 2010 hasta el 2025)

La lenta adecuación

Los jóvenes de la generación Z son nativos digitales, porque nacieron en la llamada "era digital", el imperio de internet. Para ellos, el dominio de las nuevas tecnologías es innato, pasan muchas horas al día conectados a sus móviles, aprenden rápido y muchas veces solos, ya que cuentan con los dispositivos necesarios que se los permite, lo cual también los hace más "emprendedores". Su creatividad los distingue con una alta adaptabilidad a los diferentes entornos, ya que saben que tendrán que adaptarse muchas veces a nuevas realidades laborales y tener mucha movilidad geográfica a través de un mundo cada vez más global.

La actitud de esta generación frente al sistema educativo que les toca transitar suele ser de desconfianza e rebeldía, porque como acceden rápido a la información, a veces consideran que saben más que sus docentes. Quizás por estas mismas características es que les resulta difícil concentrarse y prestar atención en la clase, ya que están hiperconectados a sus redes sociales y eso genera en ellos lagunas expresivas tanto en la expresión oral como escrita.

Las selfies que se toman todo el tiempo muestran la faceta individualista y egocéntrica de la mayoría, pero también está presente en ellos el espíritu solidario y emprendedor. Es una generación "internacional", global y muy tecnológica a la que hay que acompañar "educativamente".

En el nivel secundario muestran síntomas de "insatisfacción" con lo que les brinda el servicio educativo y demandan más contenidos tecnológicos. Analizando los resultados en las pruebas Aprender, se pone de manifiesto que trabajan con recursos digitales y que les gustaría que la escuela aborde esta perspectiva, que está ausente.

Estudios revelan que cuando estos jóvenes entran a la universidad no son alumnos pasivos y les gusta formar parte del proceso de enseñanza -aprendizaje: pretenden que sea digital, ya que es a lo que ellos están acostumbrados. El aula es un límite y los ahoga. Esto obliga a las Instituciones a centrar su estrategia en este modo de experimentar al mundo.

Ante estos jóvenes, los docentes se ven obligados a revisar sus prácticas tomando una estrategia de aprendizaje más adaptable. Para generar atención, deberían facilitar sus contenidos haciéndolos digitales para permitir la interactividad, con programas centrados en competencias. A la Generación Z la movilizan las prácticas con herramientas tecnológicas, no solo para conocerlas sino para disponer de las capacidades profesionales que pide el mercado. Y les preocupa que el sistema educativo no se adecue a los requerimientos que plantea el mercado de trabajo.

Llegan los "chicos Alfa"

La generación Alfa ya comenzó a transitar la escuela (los primeros miembros tienen 8 años hoy) y profundiza las características anteriores; es 100% digital y su vinculación a los dispositivos digitales inteligentes es casi "simbiótica" y hace que se dé un paso más en el camino hacia la Inteligencia Artificial; usan la voz como elemento de control lo cual lleve probablemente a que vayan desapareciendo pantallas y teclados y se utilice el cuerpo para las experiencias tecnológicas, como la realidad aumentada, por ejemplo.

Si vemos el estado del sistema educativo actual y sus recursos, hace casi imposible que pueda satisfacer a los niños de esta generación si la política educativa no acompaña esta evolución.

La alfabetización digital es fundamental para estos niños. Elementos como videos, podcast, youtubers, etc. son recursos que consumen y así cobran protagonismo los contenidos de YouTube y el uso de plataformas tecnológicas. Conocen el mundo a través de la tecnología y seguramente, utilizando esta, tendrán más oportunidades de educación. Cuando llegue la tecnología 5G el impacto en la educación seguramente será disruptor. La duda es si el sistema educativo tradicional tal cual lo conocemos hoy podrá adaptarse.

A no dormirse 

Las nuevas generaciones representan una marejada cultural que requiere de nuevas formas de aprender y enseñar. Hoy en día educar a los jóvenes y niños de las generaciones Z y Alfa, también llamada generación T, por el uso de lo “táctil”, es un reto para el sistema educativo tal como está planteado actualmente. En el sistema arcaico, los docentes eran las “fuentes” del conocimiento y los alumnos “recipientes vacíos” por llenar. Hoy Google hace que con solo sacar el celular el alumno no necesite memorizar información o apuntes para siempre y acceda a información al instante; esto hace que el acompañamiento pedagógico del docente deba ser redefinido y que lo ayude a tener una mirada crítica sobre lo que se informa. El desafío de educar implicará que hay que cambiar; que lo digital es el futuro, que hay que evolucionar. La disrupción digital está interpelando al sistema educativo actual y lo llama a actualizarse. Nuestros niños y jóvenes necesitan aprender a aprender para que puedan adaptarse.

Los desafíos pendientes

La globalización y la masiva digitalización están generando transformaciones y cambios trascendentes que impulsan la necesidad de Innovar y llevar a cabo un cambio urgente a nivel educativo.

La tecnología digital es parte sustancial de los sistemas financiero y empresarial, de los servicios administrativos y de gestión de los gobiernos, del ocio y del tiempo libre de los jóvenes y de muchos adultos, de las industrias culturales y de información.

No obstante, las TIC aún están ausentes de la mayoría de las aulas y gran parte de las prácticas educativas aún son impermeables a su utilización. Seguramente esto deberá cambiar en el corto plazo si se hace necesario generar riqueza y desarrollo regional ya que es innegable el vínculo entre el paradigma tecnológico con el económico y el desarrollo. El desafío que imponen estas tendencias será abordable si se implementan políticas que mejoren la alfabetización digital, fortalezcan las metodologías de aprendizaje y se modifiquen el rol de los docentes.

Cada vez es más necesario replantear el modo de enseñanza que permita el pasaje desde enfoques curriculares basados en transferencias de conocimientos a enfoques centrados en la adquisición de competencias.

En tal sentido es interesante el análisis que hace Noam Chomsky, uno de los grandes intelectuales y educadores del siglo XX, quien plantea, de una manera crítica el rol que vienen teniendo las instituciones educativas y los maestros y las necesidades de la sociedad actual, que no serán satisfechas si se sigue con el mismo sistema educativo.

Hace poco más de sesenta años Corea del Sur, por ejemplo, era una de las economías con más pobres y más analfabetos de Asia; hoy, ese país pasó a ser uno de los mejor posicionados en las pruebas PISA, integrante del G20 u uno de los más ricos del mundo, atendiendo a su PBI; el rol de la reforma del sistema educativo y las innovaciones implementadas jugaron un papel protagónico en esta transformación; inclusive superando a Finlandia por los resultados. También es el primer país del mundo en ofrecer la tecnología 5G en todo su territorio.

No basta con laptops

Incorporar tecnología no significa solamente dotar de computadoras a las escuelas o, inclusive, brindar una por cada alumno del sistema. Tampoco es regalar un kit de equipamiento tecnológico y de programación a las aulas. Esto es importante pero no suficiente. Es necesario implementar una política académica integral que reconfigure las relaciones entre los docentes, los alumnos, los contenidos de la enseñanza y la evaluación lo cual implica cambios organizativos importantes y de formación docente, para superar la brecha digital existente y adaptarse a esta nueva realidad.

Atrás quedó la idea que para mejorar la educación había que tener más bibliotecas y dotarlas de muchos libros “físicos”; esto, en parte, era cierto en la educación “enciclopedista” tradicional. Sin denostar lo anterior, hoy aparecen nuevos recursos, formas y métodos para enseñar y aprender. Así escuchamos hablar de la Gamificación, Realidad Virtual y Aumentada en materias como Ciencias y Matemáticas, etc. que le muestran a los estudiantes los contenidos de formas más tangibles que hacen que aprendan más rápido y más. Se utilizan cada vez más los módulos de aprendizaje sobre temas específicos como estrategia. Ante este escenario, la conectividad, la formación docente y las estrategias pedagógicas deben ir actualizándose y la política educativa reconfigurándose.

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