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Una mujer de 98 años se mudó al geriátrico para cuidar a su hijo de 80

El hecho tuvo lugar en un barrio de Liverpool, Inglaterra. Después de vivir décadas juntos, ya que Tom nunca se casó, Ada Keating tomó la conmovedora decisión.
Miércoles, 11 de diciembre de 2019 10:47

Cuando de cuidar de las personas que más quieres se trata, el amor no tiene edad ni límites. El ejemplo más claro de ello lo dio Ada Keating, una mujer de 98 años, que decidió trasladarse a vivir a un geriátrico para cuidar a su hijo Tom, de 80, que tiene problemas de salud.
Ambos son originarios de Wavertree, un barrio de Liverpool, en Inglaterra. Ada y su difunto marido Harry tuvieron cuatro hijos, dos niños y dos niñas. Uno de los chicos murió con sólo 13 años y mientras las chicas hicieron su vida y crecieron con sus respectivas familias, Tom nunca se casó: vivió primero junto a sus padres y después ya sólo con su madre, cuando ésta enviudó.
Durante su vida profesional, Tom fue pintor y trabajó para una empresa de construcción, pero años después de jubilarse comenzó a padecer algunos problemas de salud que le llevaron a necesitar de un cuidado diario que su madre, casi centenaria, no le podía dar en casa. Por eso, a los 79 años, decidieron que lo mejor era que Tom ingresara en una residencia.

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Cuando de cuidar de las personas que más quieres se trata, el amor no tiene edad ni límites. El ejemplo más claro de ello lo dio Ada Keating, una mujer de 98 años, que decidió trasladarse a vivir a un geriátrico para cuidar a su hijo Tom, de 80, que tiene problemas de salud.
Ambos son originarios de Wavertree, un barrio de Liverpool, en Inglaterra. Ada y su difunto marido Harry tuvieron cuatro hijos, dos niños y dos niñas. Uno de los chicos murió con sólo 13 años y mientras las chicas hicieron su vida y crecieron con sus respectivas familias, Tom nunca se casó: vivió primero junto a sus padres y después ya sólo con su madre, cuando ésta enviudó.
Durante su vida profesional, Tom fue pintor y trabajó para una empresa de construcción, pero años después de jubilarse comenzó a padecer algunos problemas de salud que le llevaron a necesitar de un cuidado diario que su madre, casi centenaria, no le podía dar en casa. Por eso, a los 79 años, decidieron que lo mejor era que Tom ingresara en una residencia.

No obstante, la vida no fue fácil para ninguno de los dos, acostumbrados a vivir juntos durante décadas. Y Ada tomó una decisión apenas un año después de que Tom dejara su casa: se iría a vivir con él a la residencia, pese a que su estado de salud es bueno y puede hacer una vida totalmente independiente y sin necesitar ayuda.

Inseparables

Philip Daniels, el director del centro, explicó a Liverpool Echo que “es conmovedor ver la estrecha relación que comparten tanto Tom como Ada y estamos muy contentos de haber podido satisfacer ambas necesidades. Es muy raro ver a las madres y sus hijos juntos en el mismo centro y ciertamente queremos hacer que su tiempo juntos sea lo más especial posible”.

Fuente: Radio Mitre
 

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