En el paraje de San Lorenzo, familias reclamaron que están sin agua hace un mes. En el pequeño paraje de San Lorenzo, ubicado a doce kilómetros de Antilla, de la Segunda Sección, un grupo de familias pidió ayuda a El Tribuno, porque están desesperados por la falta de agua y sus consecuencias.
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En el paraje de San Lorenzo, familias reclamaron que están sin agua hace un mes. En el pequeño paraje de San Lorenzo, ubicado a doce kilómetros de Antilla, de la Segunda Sección, un grupo de familias pidió ayuda a El Tribuno, porque están desesperados por la falta de agua y sus consecuencias.
Entre ellas, el caso de la familia Díaz, quienes perdieron sus chanchos, y todas sus verduras de la pequeña huerta que tenían para abastecerse día a día, al igual que nueve familias más.
Albino Díaz, albañil y representante de las otras familias que están sin agua, manifestó a El Tribuno: "Estamos desesperados, ya no damos más, y particularmente, se acaba de morir el último chanchito que me quedaba, murió deshidratado, al igual que los otros que tenía".
"Y nosotros de lo único que vivimos es de los animalitos, de las gallinas y los chanchos que criábamos, pero hoy se nos terminó porque no tenemos agua hace un mes", reclamó muy angustiado el día viernes cuando, este medio recién llegó al paraje y corroboró la crítica situación y la gran sequía alrededor.
"El encargado del agua tiene que controlar la base de las cañerías, pero cuando fuimos a reclamarle que no teníamos agua, se enojó y nos corrió. Nos hemos cansado de decirle que por favor largue el agua, que se estaban muriendo los animales, y nos contestaba que dejemos de molestar porque nos decía que los únicos que teníamos problemas, éramos nosotros", aseguró Díaz.
Cabe señalar que la pequeña comuna está ubicada a lo largo de un kilómetro en San Lorenzo. Y de la mitad hacia abajo están ubicadas las casas que carecen del servicio hace treinta días.
"Pero sin embargo, el encargado tiene criadero de chanchos, y tiene el agua en el fondo de su casa continuamente tirada todo el día", manifestó.
A su tiempo, la esposa de Díaz, María, explicó cómo vive sin agua, durante estas últimas semanas. "Esta agua en la que estoy lavando ahora la ropa, luego la uso para lavar el piso y limpiar el baño, que es justamente lo que más limpio debe estar por nuestros hijos. Y esta acción lamentablemente solo lo puedo hacer una vez a la semana, porque si bien nos llenan el tacho de mil litros que deja el municipio, no alcanza para nada, a lo sumo para un solo día. Pero este camión solo pasa una vez a la semana".
La mujer también manifestó otras de las consecuencias; "se secaron todas las verduras que teníamos para comer, los pimientos, lechuga, acelga. Nosotros sembrábamos nuestra propia huerta para poder darle de comer a nuestros hijos, ya que no nos alcanza para poder comprar".
"Además de eso, los chicos van a la escuela, y hay que mandarlos bañados, como tiene que ser, con la ropa limpia. Es desesperante no tener agua para poder hacer esas cosas. Mi marido tiene que sacar agua de una acequia que está cerca, luego dejarla reposar y esperar que baje toda la tierra, y así poder usarla al otro día para lavar e higienizar a mis hijos".
En cuanto a lo que esperan para solucionar la problemática, el padre de familia expresó; "Lo primero que queremos, es que el encargado del agua se haga cargo y nos trate como corresponde, ya que nunca ve por las necesidades de la gente que somos sus vecinos".
"Queremos que el intendente, Carlos Mur Reynaga, ponga por lo menos una llave de agua para las familias que estamos sufriendo por la falta de agua, que al menos nos larguen el agua de la cañería cuatro horas al día, y las otras cuatros horas, a los que están más abajo, y nos podamos ir turnando", pidió.
"Por favor necesitamos una solución porque hemos perdido todo, y las pocas gallinas que quedan, también están deshidratas. Queremos que el doctor Mur venga y vea cómo estamos, porque él es una buena persona, pero por ahí sus empleados le ocultan las cosas graves que pasan", finalizaron los puesteros visiblemente estresados y desesperados por la falta de líquido elemento en sus viviendas.