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Seguridad vial: el 50% cree que "el otro conduce mal"

La autopercepción de los actores del tránsito en su rol individual y colectivo incide en el índice de siniestralidad y mortalidad vial de acuerdo a los resultados de un estudio realizado por antropólogos.
Sabado, 21 de diciembre de 2019 00:46

La seguridad vial es netamente cultural, y como tantas veces lo hemos manifestado desde el Observatorio Vial Salvemos Vidas, para cambiar la actual incultura hay que conocer qué piensan los ciudadanos al respecto.

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La seguridad vial es netamente cultural, y como tantas veces lo hemos manifestado desde el Observatorio Vial Salvemos Vidas, para cambiar la actual incultura hay que conocer qué piensan los ciudadanos al respecto.

Recientemente se publicaron los resultados de un estudio realizado por Culturalia, una consultora integrada por antropólogos viales, que determinaron la autopercepción de los actores del tránsito en su rol individual y colectivo.

Los datos reflejan características culturales que persistieron, al menos, los últimos 20 años en Argentina, y se replican en el resto de Latinoamérica.

Los encuestados, de forma presencial y online, mujeres y hombres de entre 18 y 50 años, coincidieron en que hay una libre interpretación de las normas viales. Es una de las principales causas de las altas tasas de siniestralidad y mortalidad vial.

Pese a que el significado de las normas y las señales viales es uno solo, los argentinos otorgamos diversas significaciones de acuerdo a nuestras percepciones temporales, conveniencia y humor. Por ello, cuando ocurren siniestros viales y se busca atribuir responsabilidades, siempre "fue el otro".

Por ejemplo, esto se refleja en que el 15% de los entrevistados considera que no es necesario usar el cinturón de seguridad vehicular todo el tiempo. En autopistas y rutas el uso del cinturón aumenta al 90%, mientras que en el asiento trasero solo un 50% exige usarlo. Esto, porque le dan un significado ambiguo y forzado a la norma.

Observamos que aparecen espacios viales donde los actores seleccionados parecían no sentirse parte de un sistema de interacciones viales pautadas por las normas, o sea, parte de un juego colectivo, sino, por el contrario, como hechos individuales desgajados de todo contexto mayor. Y en este contexto, la culpa la tienen siempre los "otros", como una entidad asocial y anónima que amenaza nuestros desplazamientos viales.

Concluimos entonces que los umbrales de riesgo viales son flexibles y determinados por la situación concreta que enfrenta el actor vial.

Otro de los indicadores que midió el estudio fue la percepción del colectivo de conductores en el país. El 90% aseguró que "los argentinos conducimos mal", haciendo clara referencia al estado actual del sistema vial y los comportamientos comunes, asociados a la violencia vial, el consumo de alcohol con la conducción, etcétera.

Y es un dato en sí positivo al comprenderse que los argentinos somos conscientes de lo mal que guiamos nuestros vehículos, pero el 50% de ellos considera que es un problema ajeno. Se vuelve a mencionar la atribución de responsabilidad o culpabilidad en el otro. Solo el 40% consideró que uno mismo puede estar haciendo las cosas muy mal, mal o no como debería.

Sin perder de vista que son aspectos culturales, el cerebro percibe de una forma muy interesante el análisis en retrospectiva. Se podría resumir entonces: "Casi todos conducen mal, pero yo conduzco bien. Es más, yo no tuve la culpa cuando pasó algo, siempre fue otro conductor o peatón imprudente".

Conducta, historia social y cultura

Los demás conductores perciben a los motociclistas como los que generan más riesgo.

Los antropólogos estudiaron la autopercepción de los automovilistas, peatones, ciclistas y motociclistas sobre su propio accionar. 

“Desde la perspectiva de las ciencias sociales, la conducta humana, sobre la base de potencialidades genéticas propias de la especie, es modelada por la sociedad y la cultura, dentro de condiciones históricas particulares. La conducta vial no es caprichosa, es aprendida, y es aprendida con valores que tienen que ver con la historia del país o de la región y la historia de la ciudadanía. Podemos afirmar que la forma en que nos conducimos como usuarios de la vía pública, tanto en calidad de peatones como de conductores de cualquier vehículo, es algo aprendido en un marco socio-histórico y estatal dado, en nuestro caso, el argentino”, explicó Pablo Wright, antropólogo vial y miembro de Culturalia.

La autopercepción dio resultados muy sorprendentes. El motociclista conforma el segmento más temido por todos los demás actores viales, que más caos y riesgos provocaría en el tránsito. Al mismo tiempo, es el que mejor percepción tiene de sí mismo. 

Riesgo

El ciclista es el actor menos temido en general, a excepción de los automovilistas, pero que tiene mayor riesgo debido a su escaso uso de elementos de seguridad y una marcada predisposición a circular por espacios no autorizados, como veredas.

El automovilista es el único que alcanza altos niveles de temor hacia sí mismo, mostrando un alto nivel de comprensión de la peligrosidad del vehículo que guía. También hay un fuerte cuestionamiento entre ellos.

Y finalmente está el peatón, quien se considera el mayor infractor en el sistema vial, pero que se siente amenazado por todo lo que lleve ruedas. 

Sus actitudes, muchas veces imprudentes, representan una amenaza en especial para quienes circulan en dos ruedas. 

Cuando los demás actores perciben que el peatón no se maneja correctamente, lejos de aumentar su prudencia, los avasallan.

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