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El adiós al profe Córdoba y un valioso legado para Salta

Este año, la UNSa le otorgó finalmente el doctorado Honoris Causa y recibió la visita y la distinción del Instituto Balseiro.
Jueves, 26 de diciembre de 2019 15:40

Por Antonio Gaspar

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Por Antonio Gaspar

El 27 de diciembre, el querido profesor Daniel Córdoba se despidió y su partida conmocionó a los salteños. Tenía 56 años y fue el descubridor de una generación que se destacó y sobresale en reconocidos institutos del país.

Quizás, el hecho más notable este año, dentro del mundillo académico de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) fue que finalmente le entregaron el Doctorado Honoris Causa. La declaración del Consejo Superior de la UNSa se realizó en 2017, pero se concretó a fines de marzo del presente año.

Se trata del docente creador del taller “Física al alcance de todos”, que se imparte los sábados a la mañana y que tiene la extraña anomalía de hacer ingresar una cantidad enorme de salteños a los institutos educativos más prestigiosos del país. 

“El nombre viene de los soviets, donde circulaban libros del estilo: ‘Cocina al alcance de todos’; ‘Química al alcance de todos’. Había uno que me llamó la atención particularmente ‘Colisiones al alcance de todos’... parecía un chiste. ¿Quién entiende así, de un modo tan sencillo, qué es una colisión atómica?”, le dijo alguna vez al periodista Pablo Esteban, de Página 12. 

Físico, ingenioso, ocurrente, de alta densidad política, veía la vida plausible en una fórmula laberíntica que escribía en un pizarrón gigante de universidad. Por su exitosa trayectoria académica salió publicado en muchos medios nacionales, internacionales y lo conocen hasta en el espacio, pues tenía a salteños trabajando en la NASA.

Gracias al “profe” Córdoba, Salta es una de las provincias con más alumnos por cantidad de habitantes en el Instituto Balseiro. De los talleres sabatinos de Córdoba salieron físicos e investigadores científicos que actualmente trabajan en distintas partes del mundo. 

Al momento del reconocimiento en la UNSa, de la gala y los honores le dijo a la prensa: “Fue muy fuerte, me pasé más de un año esquivando el acto, he pasado por muchos actos, pero este de la casa era muy fuerte”, expresó en el docente jujeño, pero que despegó a Salta como potencia de materia gris. 


“Este título es un reconocimiento a toda la gente que me ayudó, a toda la que aportó y, lo que es más importante, a toda la gente que confió en la enseñanza que podíamos dar en la UNSa a chicos secundarios y de la Facultad. Yo empecé paraleléandole al aula y nunca me imaginé que iba a terminar paraleléandole a un sistema”, dijo en ese momento Córdoba haciendo referencia a la intención que siempre tuvo por revolucionar la metodología de enseñanza de las ciencias duras. 

Los inicios
Y lo que recordó en ese momento es que en 1991 comenzó con los talleres para alumnos del Instituto de Educación Media (IEM), pero después, ya sin autorización, el mismo se fue extendiendo a chicos de otros colegios, y sus clases pasaron prácticamente a dictarse en la clandestinidad durante años. 
Pero eso no es todo, también este año recibió el reconocimiento del Instituto Balseiro y hasta tuvo el honor de ser el anfitrión de una comitiva que esa institución mandó a Salta para saber qué travesuras hacen en ese “Teatro Mágico donde el acceso está restringido sólo para los locos”.

El director Mariano Cantero y el mismísimo Carlos Balseiro, exdirector e hijo del mítico creador del Instituto, llegaron a principios de noviembre a nuestra ciudad a hurtadillas, aunque luego fueron reconocidos y recibidos con un gran abrazo por ese colectivo estudiantil que el profe denominaba “especie traidora”.
Chicos, adolescentes, salteños, de los Valles, de Jujuy, de zapatillas, con pañuelos de colores varios, simples, de cualquier rincón de la comunidad que transitan, lo que haya que trascender, para llegar a esa cápsula estable e inquieta de búsqueda del conocimiento como prioridad del goce, del disfrute y de la ausencia del displacer.
Visitas
De tanto ir Mahoma a la montaña, Balseiro se acercó al taller y ese fue el mejor reconocimiento que tuvo: las montañas se movieron hasta Salta y no fue en septiembre sino a fines de noviembre.
Cuando Carlos Balseiro ingresó a ese anfiteatro colmado de adolescentes inquietos, un sábado a las 9 de la mañana, quedó asombrado ante la contundencia de la convocatoria de Córdoba.

Carlos Balseiro visitó el taller Física al Alcance de todos. Foto: Archivo
Su mirada se detuvo por un momento, en un infinito pragmático, y comenzó a hablar de cuántica, relatividad y epistemología como si estuviera en una reunión de académicos amigos. Jóvenes de entre 15 y 90 años lo escuchaban; porque se debe decir que la noticia se viralizó hasta en los lugares más insólitos.

“Nosotros queríamos venir a ver cómo funciona el taller de Córdoba que es realmente mágico por la cantidad de chicos que vienen y que luego ingresan. Como siempre decimos, acá hay que tener un poco de aptitudes, pero lo demás es el esfuerzo de los profesores y de los chicos que se matan entrenando, practicando, experimentando y ejercitando”, declaró Balseiro en una entrevista brindada a El Tribuno sentado en las escalinatas laterales del anfiteatro. 

Sobre la vida que es tan valiosa

“La mortandad infantil en los proyectos educativos es muy grande porque en cuanto empiezan ya comienzan a morirse y el caso nuestro es medio raro”, señaló el "profe" en cierta entrevista disparando toda su sabia ironía.

  • El taller del profesor Daniel Córdoba nació a principios de los ’90, en el IEM, el colegio que depende de la Universidad Nacional de Salta. 
  • “Como no había surgido por iniciativa de la propia institución lo practicábamos de manera clandestina. Venían chicos a los cuales les costaba la física, entonces, trataba de enseñarla de un modo distinto al que se hacía habitualmente”, recuerda siempre. 
  • A diferencia de lo que sucede con las instituciones de enseñanza formales, en el taller los ritmos no están preestablecidos, se juega y se experimenta sin límites. Las risas brotan continuamente. 

Por innovar, el profesor se enfrentó al conflicto institucional, pero no le importó y siguió adelante porque de alguna manera estuvo siempre convencido de que su taller puede derribar las metodologías de la enseñanza tradicional. 

Los alumnos del "profe" Córdoba copan las aulas de uno de los anfiteatros de la UNSa. Foto: Archivo
“Era un científico, un físico; en consecuencia un ateo que sólo cree en la finitud. Aún con su salud complicada mantiene al 100 por ciento la ocurrencia, el humor y las ganas de trabajar”, dijo el profesor Diego Maita que desde hace años milita en la Asociación de Docentes e Investigadores de la UNSa (Adiunsa).
“Era un individuo curioso y renacentista. Apasionado fuera y dentro de las aulas. Su pensamiento excede a la universidad porque es un desprejuiciado en términos políticos que siempre vio en los adversarios una oportunidad. Siempre nos sentamos a charlar y muchas veces me sentí interpelado por estar en una zona de confort político ideológico en el que él siempre busca desencajar”, dijo con una sonrisa Maita.

Lo que está claro es que ese jujeño ya puso a Salta en los más altos niveles de calidad académica en el mundo. Sus talleristas andan dando vueltas por todo el país, por el mundo, por Alemania, Estados Unidos, por Oriente y Occidente. Ser tallerista de Córdoba es marca registrada. 

Lo que hizo Córdoba es espiar por las cerraduras y luego abrir la puerta para salir a jugar. Porque de eso se trata y quizás sea el aprendizaje más importante que deja es que no hay que perder el tiempo, que es tan finito y costoso, para comenzar a salir al mundo y comenzar a jugar experimentando y viviendo cada momento como si fuera el último.

Un nuevo récord

En 1995 ocurrió el primer milagro. Como buen físico, Córdoba hablaba de resultados. Por primera vez un tallerista suyo había ingresado al Balseiro. Fue también la primera implosión. “No nos gusta esto”, le dijeron un día las autoridades del IEM. El argumento era que preparar a chicos para las olimpíadas era una práctica “elitista”, porque solo se trabajaba con los mejores. Y lo suspendieron.
Y pasó a la clandestinidad.
Córdoba no era buen futbolista, pero jugaba con los veteranos en la UNSa casi todos los sábados. Dos compañeros eran guardias por lo que les propuso la inobjetable tentación de hacer algo prohibido en favor de los estudiantes.

Estudiantes de todas las edades asisten al taller de Física al Alcance de Todos. Foto: Archivo

Volvió así el taller a las aulas de la campus, y los chicos comenzaron a llegar, ocultos en la clandestinidad, casi un romance setentista. ¿El resultado? más chicos y chicas comenzaron a ingresar al Balseiro, al Sábato, al Beninson y la clandestinidad se hizo insoportable. Hasta los periodistas de El Tribuno asistían al taller por lo que las autoridades de la UNSa se enteraron por las noticias del diario sobre los resultados. No tuvieron otra que institucionalizarlo y regularizar su situación. Las marcas suben y no hablan de “vara alta”, pero este año la locura subió a niveles extremos. 

  • “Tenemos un récord histórico de 9 estudiantes salteños que ingresaron como becarios de la Conea (Comisión Nacional de Energía Atómica)”, dijo con alegría astronómica el profesor.
  • Cuatro ingresaron al Instituto Balseiro, el Centro Atómico de Bariloche. Uno fue al Instituto Sábato, de Buenos Aires, y otros 4, al Beninson del Centro Atómico de Ezeiza, en provincia de Buenos Aires.
  • No todo es eso. Del total de los estudiantes salteños que ingresaron, el 40 por ciento son mujeres. La tendencia en las ciencias duras se sigue revirtiendo.
  • Para tener una idea del trabajo de Córdoba se debe mencionar que en el Beninson hay 4 salteños de un total de 8 de todo el país. Otro dato de este año: la provincia de Buenos Aires, con una población de 17 millones de personas metió a 10 becarios. Salta, con un millón doscientos ingresó a 9 estudiantes.

La lista 2019
Los salteños que ingresaron en ingeniería nuclear del Centro Atómico Ezeiza Dan Beninson son Karen Medrano, de 20 años; Mariel Valeriano, de 20 años; Franco Villalba, también de 20, y Camila Soria, la más grande, con solo 21 años.
Al Centro Atómico Constituyentes, del Sábato, en Buenos Aires, ingresó Mauro Vaca de 20 años. Estará en Ingeniería en Materiales.
Para el Balseiro se fue Ignacio Carraro Hadad que con 19 años entró a Física. Para Ingeniería en Telecomunicaciones fue Rubén Rodríguez y Juan Iñíguez Durand, ambos con 20 años. Y, finalmente, Fabricio Gatti, también con 20 años, a Ingeniería Nuclear.
“La CNEA, viendo la situación particular de Salta, habilitó una sede para que el examen sea en la propia sede de la Comisión de Energía Atómica al lado de la UNSa”, decía con orgullo Córdoba.
 

 

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