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Marcelo Nallar: “No sabemos cómo estamos con el consumo de yodo”

El gerente general del hospital Dr. Arturo Oñativia dialogó con El Tribuno.
Lunes, 30 de diciembre de 2019 01:23

Hace diez días, el médico cirujano Marcelo Nallar ha sido reelecto, con el 70 por ciento de los votos, como gerente general del hospital Dr. Arturo Oñativia. El próximo paso es que el gobernador Gustavo Sáenz lo ratifique en su cargo entre una terna de candidatos. 
El profesional, quien desde hace 20 años trabaja en este centro sanitario referente en asuntos endocrinológicos y metabólicos, se ha desempeñado los últimos ocho años como gerente general y los cuatro anteriores, como subgerente.
En diálogo con El Tribuno, Nallar habló sobre el problema de la obesidad, el sobrepeso y la diabetes, que aumentan en la provincia, y sobre cómo la pobreza incide en esto. Aseguró que piensan encarar con las nuevas autoridades el estudio sobre el consumo de yodo en Salta, que quedó trunco en años anteriores. 
El funcionario se refirió al crecimiento que tuvo el hospital los últimos años y a los desafíos que existen, sobre todo en relación con los trabajadores de los rangos más bajos.
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Hace diez días, el médico cirujano Marcelo Nallar ha sido reelecto, con el 70 por ciento de los votos, como gerente general del hospital Dr. Arturo Oñativia. El próximo paso es que el gobernador Gustavo Sáenz lo ratifique en su cargo entre una terna de candidatos. 
El profesional, quien desde hace 20 años trabaja en este centro sanitario referente en asuntos endocrinológicos y metabólicos, se ha desempeñado los últimos ocho años como gerente general y los cuatro anteriores, como subgerente.
En diálogo con El Tribuno, Nallar habló sobre el problema de la obesidad, el sobrepeso y la diabetes, que aumentan en la provincia, y sobre cómo la pobreza incide en esto. Aseguró que piensan encarar con las nuevas autoridades el estudio sobre el consumo de yodo en Salta, que quedó trunco en años anteriores. 
El funcionario se refirió al crecimiento que tuvo el hospital los últimos años y a los desafíos que existen, sobre todo en relación con los trabajadores de los rangos más bajos.
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Salta tiene índices altos de sobrepeso y diabetes. ¿Cómo impacta esto en el hospital?
El impacto es alto, porque es el perfil del hospital, en honor al doctor Arturo Oñativia, quien fue un pionero en advertirnos lo que pasa ahora: la cantidad de personas que tendrían problemas metabólicos, de sobrepeso y obesidad, que se considera la pandemia del siglo XXI. Hemos pasado de tener un 3 por ciento de pacientes diabéticos en el mundo a tener entre un 10 y un 11 por ciento en la actualidad.
Todo esto se debe a un conjunto de cosas que han pasado -no es solo un motivo-, que nos llevan a actuar en tratamiento de lo que ya tenemos y en prevención para que no ocurra.

¿Qué factores inciden en el aumento de la diabetes y de las enfermedades crónicas no transmisibles en general?
Los alimentos disponibles, que son de alto contenido en azúcares e hidratos de carbono. La tecnología, que lleva al sedentarismo -muchas horas sentados frente a una computadora o a un teléfono-. Las comidas rápidas, la comida chatarra... El consumo desmedido de alcohol y, por supuesto, los índices de pobreza nos preocupan más. 
Como bien lo dijo el ministro de Desarrollo Social de la Nación (Daniel Arroyo), estamos con una dieta muy rica en hidratos de carbono, sobre todo, los chicos, y fabricamos pacientes con síndrome metabólico de manera permanente.

¿Por qué le preocupa la pobreza?
Se habla del 34 al 39 por ciento de pobreza, pero la mitad de los chicos en la Argentina son pobres; o sea que es un problema mayor en los chicos (N de la R: según el Indec, en el primer semestre de 2019 el número de personas por debajo de la línea de pobreza creció al 35,4% y, en menores de 14 años, al 52,6%). Esos chicos que están malnutridos en su infancia, con exceso de hidratos de carbono, van a tener una lentitud de su desarrollo cognitivo en un futuro, que es irreversible. Les va a costar mucho insertarse en la sociedad, tanto en el ámbito laboral como en su desarrollo personal. 

¿Qué políticas públicas hacen falta a nivel provincial para luchar contra estos problemas?
Nosotros tenemos una política de hospital con puertas abiertas. Desde hace 10 años enviamos al norte -a Tartagal específicamente- endocrinólogos y diabetólogos que atienden una vez por mes a una gran cantidad de pacientes con problemas metabólicos. Hay cursos de cocina saludable, que se dan los miércoles en el hospital, y charlas informativas.
Tratamos de inculcar hábitos saludables a las personas que nos consultan en el hospital y de usar todos los medios de comunicación disponibles para transmitir hábitos saludables. Estas son las medidas preventivas, pero el problema ya lo tenemos. Hay gente que está enferma y nosotros tenemos que darle el tratamiento correspondiente. Para eso, está el hospital con toda su tecnología. Por ejemplo, para la obesidad mórbida, hacemos cirugías bariátricas... Tratamos de seguir detectando a los pacientes que ya tienen el problema y de darles una salida.

¿Se dan muchos casos de diabetes en Tartagal?
Sí, muchísimos. La caja de resonancia es la cantidad de pies diabéticos que llegan de diferentes zonas de la provincia. La mayoría es de Tartagal, del norte, que llegan con problemas grandes. Se debe seguramente a una falta de política de prevención en la zona.

Desde el hospital harían un estudio sobre el consumo de yodo en la población. ¿En qué estado está?
El estudio consiste en medir yodo en la orina de los pacientes de diferentes zonas de Salta, para saber si seguimos siendo una zona yododeficiente. Esto significa que tenemos problemas tiroideos en mayor proporción que otras regiones de nuestro país y del mundo.
Es conocido que Salta, Jujuy y el sur de Bolivia es un área donde la tierra tiene poco yodo. Entonces, todo lo que se produce en la tierra en esta región no tiene yodo. El yodo es el combustible de la glándula tiroides. Sin yodo, no hay hormonas tiroideas y la consecuencia de eso es el bocio endémico. 
Queremos saber dónde estamos parados ahora, después de las políticas nacionales que se implementaron gracias a una ley (en el año 1967) del doctor Oñativia, por la que se le agregó yodo a la sal. En un momento esto se logró reducir, pero queremos saber el estado actual.
Ese trabajo de investigación se hace en conjunto con el Centro Nacional de Investigaciones Nutricionales y el Ministerio de Salud Pública, pero quedó trunco por problemas que había en estas instituciones. Es nuestra intención reactivarlo con las nuevas autoridades.

Otro tema que preocupa es la deuda que tiene la provincia con los centros privados de diálisis, por lo cual muchos pacientes son derivados al Oñativia.
Es necesaria la prevención para que no tengamos más pacientes en diálisis... Ese objetivo en 5 o 10 años va a empezar a dar los primeros resultados.
Además, hay que tratar el problema actual. Son prácticas de altísimo costo que requieren de tecnología de avanzada. Tiene que haber un estudio de costos y salir a buscar el financiador para dar sustentabilidad a los centros de diálisis. Creo que la ministra (de Salud Pública, Josefina Medrano) actuó correctamente. Comprendió que era una situación que debía corregirse y tomó las medidas necesarias. Tengo entendido que ya hay un acercamiento importante y que están al borde de llegar a un acuerdo.

Se reclama el pase a planta permanente de algunos trabajadores del hospital...
De todos los hospitales, somos los que menos contratados tenemos en proporción. Son muy poquitos y es a raíz de la inauguración de la terapia intensiva de 12 camas hace un año, que nos dio grandes satisfacciones en el corto tiempo que tiene y en la que se han atendido una gran cantidad de pacientes.
En su momento, necesitábamos gente para que la atendiera y lo hemos pedido al Ministerio de Salud Pública -tenemos para cubrir todos los cargos vacantes de médicos, enfermeros y personal administrativo que se fue jubilando-. Sin embargo, como estaba el pacto fiscal, no se podía nombrar gente (N de la R: las provincias firmaron un acuerdo con Nación a fines de 2017, durante el Gobierno de Mauricio Macri). Entonces, nos autorizaron, vía consejo de administración, la contratación de un número de personas, que son las que esperan el pase a planta.

El mes pasado, el hospital recibió un premio provincial a la calidad en la gestión pública. ¿Cuál es el modelo que proponen?
Desde hace ocho años, implementamos un modelo europeo, que ha recibido el premio provincial este año y una medalla de oro a nivel nacional el año pasado. 
Es un sistema en el que la gerencia hace convenios con los diferentes programas. Se trazan objetivos en común y específicos, los valores que se van a utilizar, el plan estratégico y los indicadores para medir si los objetivos se cumplieron. Se revisa de manera permanente y, en el caso de que los objetivos no se cumplan, se redefine el plan estratégico. 
En las últimas elecciones se ha votado seguir con este modelo o cambiarlo por otro. El resultado ha sido contundente. Cerca del 70 por ciento de los trabajadores del hospital eligió seguir con este modelo. Hubo un alto índice de votantes. De los 416 empleados del hospital, votaron 357. Eso es un logro porque ha participado en la elección de sus autoridades casi el 90 por ciento del padrón.

¿Qué asuntos quedan pendientes de gestiones anteriores?
Asentar definitivamente el modelo de gestión hospitalaria, que dio muy buenos resultados; mejorar el trabajo en equipo y llevar las mejoras edilicias, que fueron muchas, a los recursos humanos. Hemos fallado en comunicarnos internamente con nuestra gente, con personal que quizás está más abajo en el organigrama hospitalario, y en achicar la distancia entre la gerencia y los sectores de los diferentes trabajadores. 
En cuanto a lo edilicio, se va a llamar a licitación para inaugurar un edificio sobre el hospital, para mantenimiento, donde van a tener baños dignos, un comedor digno y un taller digno, climatizado, para que puedan trabajar, con todas las condiciones de bioseguridad necesarias y aprobadas por los ministerios correspondientes. Es una inversión de casi 19 millones de pesos.
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