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Con 83 años, Angélica necesita una casa y un zapato ortopédico 

Desde hace una semana vive en una habitación que le presta una vecina. La desalojaron de una vivienda en Solís Pizarro. 
Domingo, 03 de febrero de 2019 00:32

Empieza a caer la tarde gris, sin tregua de la llovizna. Angélica mira hacia el piso, le falta su zapato ortopédico. No solo eso, hace una semana la desalojaron de una vivienda que alquiló durante siete años en barrio Solís Pizarro. Está muy angustiada, pero a la vez le brotan miradas de esperanzas por los gestos de solidaridad que recibió en las últimas horas. 

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Empieza a caer la tarde gris, sin tregua de la llovizna. Angélica mira hacia el piso, le falta su zapato ortopédico. No solo eso, hace una semana la desalojaron de una vivienda que alquiló durante siete años en barrio Solís Pizarro. Está muy angustiada, pero a la vez le brotan miradas de esperanzas por los gestos de solidaridad que recibió en las últimas horas. 

Angélica tiene 83 años y una templanza inquebrantable. Ahora solo pide un lugar donde vivir. Su vecina, Carolina Cruz, la cobijó para que no pasara altas temperaturas y la lluvia a la intemperie. En un cuarto que usaba como almacén, acomodó unas cosas para que Angélica pueda estar un poco más cómoda. 

La vida de Angélica arrastra dolor. Incluso, “pestes”, como ella se refiere de una manera más descontracturada a sus enfermedades que le afectan los huesos, el corazón y el aparato digestivo. 

Vuelve a mirar sus pies y cuenta que unos malvivientes le robaron su bota ortopédica, que tenía una plataforma de 16 centímetros. Las usa desde hace años, tras caerse de un cuarto piso. 

En estas horas, Angélica cuenta que vio las dos caras de una sociedad. Una que la dejó en la calle y le arrebato su calzado especial y otra que la empezó a ayudar con alimentos, ropa y colchones. 

Su historia se viralizó en las redes sociales. De la pensión que percibe, destinaba unos 6 mil pesos para el alquiler de una vivienda precaria. Apenas le quedaba para comer. 

La dueña de la casa que alquilaba falleció en diciembre pasado y los familiares la corrieron argumentando “que el contrato ya no tenía valor”. Y así, la dejaron en la calle junto a sus 19 perros. 

“Necesito una vivienda. No le puedo seguir quitando el negocio a ellos (por sus vecinos). Son generosos, hasta nos dieron de comer. Los perros molestan y quiero cuidarlos o ponerlos en un refugio. Comprendo que es difícil seguir aquí por más tiempo”, expresó Angélica. 

Ayer, por cierto, la mujer estaba más que sorprendida por la visita de un grupo de motoqueros. “Yo siempre pensé que eran vagos, y son trabajadores, muy buena gente. Es incoercible que estas personas se hayan tomado su tiempo para venir a ayudarme”, manifestó Angélica. 

Incluso ayer el intendente Gustavo Sáenz se acercó hasta el barrio Solís Pizarro para prometerle ayuda. “Como siempre digo, los niños y los adultos mayores son los más vulnerables y tenemos que ocuparnos de ellos de manera prioritaria. Los abuelos son el tesoro de la sociedad y no debemos abandonarlos”, expresó el jefe comunal. 

“Me conmueve profundamente ver a los adultos mayores abandonados y en malas condiciones, por eso cuando vi la historia de Angélica en las noticias no dudé en visitarla y ofrecerle ayuda. Nos comprometimos a ayudarla en todo lo que necesite. Cuidemos y acompañemos a nuestros abuelos”, remarcó Sáenz.

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