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Enfermedad e identidad

Viernes, 22 de febrero de 2019 00:00

Oliver Wolf Sacks (1933 2015) fue un eminente neurólogo británico. Sus textos han sido y serán una puerta al conocimiento de la medicina clínica y de la mente humana y, al mismo tiempo, una invitación a su transmisión. Este explorador de la mente supo también convertirse en un personaje popular, gracias a su extraordinaria empatía para narrar las historias de personas a las que nadie prestaba atención aquejados por la enfermedad de Parkinson, la ceguera al color, la musicofilia, los tics nerviosos, el síndrome de Asperger o autismo, migrañas, epilepsias, alucinaciones, es decir los meandros de la mente enferma.

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Oliver Wolf Sacks (1933 2015) fue un eminente neurólogo británico. Sus textos han sido y serán una puerta al conocimiento de la medicina clínica y de la mente humana y, al mismo tiempo, una invitación a su transmisión. Este explorador de la mente supo también convertirse en un personaje popular, gracias a su extraordinaria empatía para narrar las historias de personas a las que nadie prestaba atención aquejados por la enfermedad de Parkinson, la ceguera al color, la musicofilia, los tics nerviosos, el síndrome de Asperger o autismo, migrañas, epilepsias, alucinaciones, es decir los meandros de la mente enferma.

Fue Hipócrates quien introdujo el concepto histórico de enfermedad; tuvo la idea de que las enfermedades siguen un curso, desde sus primeros indicios a su clímax o crisis, y después a su desenlace fatal o feliz. Hipócrates introdujo el historial clínico, que es una descripción o bosquejo de la historia natural de la enfermedad, que se expresa con precisión con el viejo término patología.

Tales historiales clínicos son una forma de historia natural de una enfermedad, pero nada nos cuentan del individuo y de su historia; nada transmiten de la persona y de su experiencia mientras afronta su enfermedad y lucha por sobrevivirla. En un historial clínico de la actualidad no hay sujeto; solo aluden al sujeto con una frase rápida para asegurar su identidad y no a un ser humano que se aflige, que lucha y padece.

Puede haber una brecha entre lo físico y lo psíquico; pero los estudios y los relatos, al pertenecer inseparablemente a ambos, sirven para salvar ese abismo, para llevarnos hasta la intersección misma de mecanismo y vida, a la relación entre los procesos fisiológicos y la biografía.

La tradición de relatos clínicos ricos en contenido humano conoció un gran auge en el siglo XIX y luego decayó, con la aparición de una ciencia impersonal, algorítmica. La capacidad de describir, que tanto abundaba entre los grandes médicos del siglo diecinueve ha desaparecido casi totalmente.

Parece que la tradición del primer historiador médico, Hipócrates, y esa tradición universal y prehistórica por la que los pacientes han explicado siempre su historia a los médicos ha caducado y no sirve para entender, acompañar y solidarizarse con el que sufre.

En el ejercicio de la medicina se suman dificultades internas y externas. Es posible que pacientes con ciertas enfermedades no perciban sus propios problemas y es sumamente difícil imaginarse el estado interior, la "situación", de tales pacientes, pues esta se halla casi inconcebiblemente alejada de todo lo que uno haya podido conocer.

Los trastornos provocados por la enfermedad pueden ser de varios tipos y no solo pueden deberse a menoscabos de la función sino también a excesos.

Una enfermedad no es nunca una mera pérdida o un mero exceso; hay siempre una reacción por parte del organismo o individuo afectado para restaurar, reponer, compensar y para preservar su identidad, por muy extraños que puedan ser los medios, y una parte esencial de nuestro papel como médicos, tan esencial como estudiar el ataque primario es estudiar esos medios e influir en ellos.

Ivy McKenzie dijo: ¿qué es lo que constituye una "entidad de enfermedad" o una "nueva enfermedad?". El médico no se ocupa, como el naturalista, de una amplia gama de organismos diversos teóricamente adaptados de un modo común a un entorno común, sino de un solo organismo, el sujeto humano, que lucha por preservar su identidad en circunstancias adversas.

 

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