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Denuncian cuatro casos muy graves de maltrato de animales

Los perros fueron rescatados, recuperados y buscan esperanzados un nuevo hogar. Los voluntarios de las ONG difunden las ventajas de adoptar animales adultos.
Miércoles, 06 de febrero de 2019 01:15

Desde hace un par de años, organizaciones protectoras de animales trabajan incansablemente velando por la seguridad de aquellos animales que se encuentran en estado de vulnerabilidad. En este caso, integrantes de la ONG Somos su Voz alertaron acerca de cuatro casos de una crueldad que supera la ficción de cualquier película de terror. Se trata de los perritos bautizados como Sam, Negrito, Rose y Lola, todos adultos.

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Desde hace un par de años, organizaciones protectoras de animales trabajan incansablemente velando por la seguridad de aquellos animales que se encuentran en estado de vulnerabilidad. En este caso, integrantes de la ONG Somos su Voz alertaron acerca de cuatro casos de una crueldad que supera la ficción de cualquier película de terror. Se trata de los perritos bautizados como Sam, Negrito, Rose y Lola, todos adultos.

Los miembros de la protectora se comunicaron con El Tribuno para pedir ayuda a la comunidad rosarina y relataron con un nudo en la garganta la situación de los animales que hoy esperan encontrar un hogar, luego de haber sido víctimas de la crueldad y la indiferencia humana.

"Sam es un perro adulto de aproximadamente siete años de edad, en el mes de noviembre fue encontrado en el barrio Arturo Menú, en pésimas condiciones, tenía un cable y un alambre incrustado en el cuello, lleno de gusanos, propio de la herida, sumado a esto, estaba desnutrido, y emanaba un olor putrefacto por lo que a donde quiera que se acercaba, lo corrían", relataron, y agregaron: "Nos dieron el aviso y empezamos a darle tratamiento en un lugar de tránsito, pero días después Sam se perdió, y a las dos semanas lo encontraron en el barrio El Niño, allí nos alertaron nuevamente de su paradero e inmediatamente acudimos a buscarlo. Al llegar, nos dimos con la novedad de que Sam tenía dueños, en este caso, una pareja de ancianos. Y ellos aseguraron que su perrito era víctima de un vecino, del mismo barrio y que ya había apuñalado e inclusive abusado sexualmente de otros animales".

Otro caso que también tiene preocupado a la protectora, es el de Negrito, un perrito adulto que es ciego y también busca un hogar. En diciembre, por la pirotecnia, el animal huyó despavorido del lugar en el que se encontraba abandonado. Su dueño quedó ciego por la diabetes, e increíblemente, su mascota también. Al poco tiempo su dueño falleció y Negrito quedó huérfano y ciego.

Rose también busca un hogar definitivo para olvidar todos sus males anteriores.

"Este can posee una discapacidad, es ciego, y por ese motivo, es atacado constantemente, fue brutalmente lastimado por otro perro de raza pitbull y luego atropellado y abandonado, a raíz de esto sus heridas se llenaron de bichos y gusanos. Afortunadamente, hoy ya está bien. El, además, es muy independiente y está totalmente recuperado. Pero por su edad y su discapacidad se hace muy difícil que él pueda encontrar un hogar", expresaron.

Rose es una perra adulta que fue encontrada en el barrio Abdala. Se enfermó de moquillo, y sus dueños la abandonaron. "Cuando la encontramos estaba moribunda, le asignamos un hogar de tránsito e inmediatamente comenzamos con su tratamiento, en ese momento, ella estaba preñada y tenía dermodexia (una enfermedad de la piel), pero afortunadamente se recuperó, y le quedó la secuela de epilepsia, lo bueno que dentro de todo, no hace falta en su caso medicamentos diarios, sino esporádicamente para evitar una convulsión", dijeron. "Rose necesita un hogar y afecto, de este modo, su vida cambiará drásticamente y ya no necesitará los medicamentos, así nos aseguraron desde la veterinaria", agregaron. Lola es otro de los casos críticos: fue encontrada de casualidad por una de las integrantes del grupo en el barrio Abdala. Tenía su patita infectada y también con gusanos, sumado a esto, Lola tenía dos cachorros. "Cuando la encontré, la levanté como pude y la llevé de inmediato a la veterinaria junto a sus crías", dijo.

Empezó el tratamiento para recuperarse, pero a diferencia de los otros perritos, Lola no tiene ni siquiera un hogar de tránsito para una mejor recuperación. "Actualmente una vecina, se acerca de vez en cuando a darle algo de comida y nosotros estamos recuperándola para poder darla en adopción, pero sería mejor que mientras encuentra un hogar definitivo, alguien pudiera prestar un espacio de tránsito", dijeron los integrantes.

Muchas necesidades

Son muchas las necesidades de las protectoras. Necesitan alimento de todo tipo, cura bicheras, agua oxigenada u otro desinfectante, gasas, collares isabelinos, padrinos y madrinas de vacunación y, lo más urgente, colaboración para la veterinaria que los atiende en casos de urgencia. "Tenemos una cuenta bastante grande con la veterinaria Iguazú. Quien pueda colaborar con la suma que esté a su alance, todo será bienvenido", dijeron.

Los beneficios de adoptar un perro adulto

Protecccionistas difunden ventajas para lograr familias para los “pichicos”. 

Un perro se hace adulto entre los 18 y los 24 meses y sus posibilidades de ser adoptados van disminuyendo conforme aumenta su edad. 

A pesar de que existen muchas ventajas en la adopción de un perro adulto son muchos los prejuicios y la indiferencia para con ellos, que no tienen voz, pero si un corazón, digno y ejemplar de imitar. Es mucho lo que tenemos que aprender de ellos.

Un perro adulto ha finalizado su crecimiento y, por tanto, su tamaño es el que ves, no variará en el tiempo, por lo que puede llevar una vida feliz en un pequeño hogar.

Los perros adultos, ya tienen una personalidad formada y definitiva y además es más sencillo que asuman lo que queremos enseñarles. 

Se adaptan con mayor facilidad a su nuevo entorno y forma de vida, normas y reglas.

Negrito es ciego pero logró una independencia importante. 

Y lo más importante, a diferencia de los seres humanos promedios, son muy agradecidos, por lo que se vuelcan fácilmente en la relación con su nueva familia.

Por otro lado, son más tranquilos, pues ya han pasado su etapa de cachorros, en la que necesitaban explorar mordiendo muebles, calzados, etc.

Sus demandas ya no son las de un cachorro, ya no necesitan comer tan a menudo, una vez al día será suficiente, las visitas al veterinario son más espaciadas, normalmente una vez al año.

Lo más importante es tener la satisfacción de adoptar un perro con menos posibilidades de encontrar familia.

Sam espera con mucho temor a sus nuevos dueños.

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