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Una salteña viaja a las Islas Malvinas para conocer el lugar donde está enterrado su hijo

Luis Sevilla murió en Goose Green, defendiendo la base aérea donde operaban los aviones Pucará. Su cuerpo fue identificado en agosto del año pasado. Su mamá ya estuvo en dos oportunidades en el cementerio de Darwin pero recién hoy conocerá dónde está sepultado.
Miércoles, 13 de marzo de 2019 02:24

Con 18 años, Luis Guillermo Sevilla fue destinado a la Base Aérea Militar Cóndor, donde cumplió funciones de seguridad y defensa en la guerra de Malvinas. El 8 de enero de 1982 había ingresado al servicio militar en la Escuela de Aviación Civil de Córdoba y tres meses después ocupaba un puesto en Goose Green, donde murió defendiendo el punto donde operaban los aviones Pucará. Fue el 28 de mayo de 1982.

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Con 18 años, Luis Guillermo Sevilla fue destinado a la Base Aérea Militar Cóndor, donde cumplió funciones de seguridad y defensa en la guerra de Malvinas. El 8 de enero de 1982 había ingresado al servicio militar en la Escuela de Aviación Civil de Córdoba y tres meses después ocupaba un puesto en Goose Green, donde murió defendiendo el punto donde operaban los aviones Pucará. Fue el 28 de mayo de 1982.

Tres días antes le había escrito una carta a su mamá, Cristina Lera, que llegó tiempo después de su fallecimiento. En la misiva le pedía que le envíe una encomienda con tortillas fritas, alfajores, mantecol, salamines y galletitas dulces y saladas, lo que dejaba al descubierto el abandono que sufrieron los conscriptos argentinos.

Hasta el año pasado Cristina Lera desconocía dónde estaba enterrado el cuerpo de Luis, solo sabía que descasaba en alguna tumba del cementerio Darwin, bajo alguna cruz con la inscripción "Soldado argentino solo conocido por Dios". Sin embargo, el 10 de agosto de 2018, desde la Secretaría de Derechos Humanos le confirmaron la identificación de tres soldados argentinos caídos en Malvinas, entre los que se encontraba su hijo.

Cristina ya estuvo dos veces en Darwin, pero sintió que sus viajes anteriores fueron incompletos y era una situación que la tenía intranquila. "Para mí ha sido duro ir a las islas y no saber dónde estaba, yo tenía que correr, buscarlo, llamarlo para encontrarlo. Para mí era muy duro, hasta me desmayé una vez. Cuando fuimos, tuvimos que poner una cruz en donde sea", comentó la mamá de Luis a El Tribuno.

Por primera vez en 37 años, hoy pisará las islas con la seguridad de saber dónde se encuentra su hijo, aquel al que todavía sigue recordando y se emociona cada vez que habla de él. "Nos estamos yendo a las islas, ahora a verlo a él, ya sabemos dónde está, antes viajábamos sin saber dónde estaba", relató la madre.

Con este viaje, va a ser la tercera vez que Cristina pisa suelo isleño. Asegura que su estado de salud no es el mejor, pero que es algo que tiene que hacer por la memoria de su hijo y por Dios. "Es como una visita que le hacemos a él, es la única manera. Es muy doloroso, ya pasó tanto tiempo... pero igual uno lo siente. Yo pensaba no ir porque no ando muy bien y en Buenos Aires me dijeron que sí puedo ir, que van médicos", contó la mujer de 83 años.

Asegura que tiene un problema en el corazón y fuertes molestias en la cintura, que hace muchos años que está así, aunque cuenta que esas dolencias aparecen por temporada. "La cintura me duele cuando cambia el tiempo", dice, resignada.

"He decidido ir porque me dijeron que van médicos, pero lo hago siempre en nombre de él y en nombre de Dios. Yo siento como si estuviese vivo, lo que siente una madre, un hijo no se va a olvidar nunca", explicó.

El viaje

Cristina y su hija Mirian (hermana de Luis) viajaron juntas a Buenos Aires ayer a las 15.59 en un vuelo de Aerolíneas Argentinas. De ahí se unirán a un contingente que partirá hoy desde Ezeiza a las 4.30 de la madrugada, en un avión MD83 de la empresa Andes, el mismo con el que 200 familiares de soldados realizaron un viaje del año pasado. Volverán a pisar el continente esa misma tarde.

"En el otro viaje han ido personas de más edad, eso me contaron. Cuando lleguemos vamos a descansar un poco y a las cuatro la mañana vamos a salir a Malvinas, de noche porque dicen que de día corre mucho viento y es difícil aterrizar. No sé qué tiempo nos quedaremos allá. La primera vez que fui, fue un momento contado, una hora y media nos daban para estar en el cementerio. Ahora hace mucho que no voy", comentó Cristina.

La mamá de Luis Sevilla sabe que tendrá que ser fuerte para poder soportar la emoción y que eso será difícil para ella. "Tendremos que soportar y, como dicen todos los creyentes, no hay que llorar al alma de ellos porque no les gusta que uno vaya a llorarles", explica Cristina.

La mujer asegura que "tiene que ser como ir a verlo" para que, desde donde esté, Luis pueda sentirse contento de que va a visitarlo, pero ya sabe que el dolor estará presente. "Usted sabe que el pensamiento de una madre es medio duro en esos momentos", finalizó.

 

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