26°
23 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

El día en que Eulogia Tapia recordó entre lágrimas a su amiga, la “Negra” Sosa

Seguramente muchos conocerán "La Pomeña", la extraordinaria zamba de Cuchi Leguizamon y Manuel J. Castilla, pero tal vez pocos sepan detalles de su historia confiados por la Eulogia a El Tribuno hace una década durante una cálida visita a su casa, cerquita de las montañas.
Jueves, 21 de marzo de 2019 11:12

Ajena a lo que pasa en el mundo, pero con el corazón abierto a los afectos, la Eulogia Tapia, en La Poma, recordaba hace una década con alegría y con pena a su “amiga” Mercedes Sosa. Eulogia es aquella que en su juventud fue entretejiendo sentimientos a la distancia, trenzando lazos infinitos desde su rancho, al pie de un cerro, sin imaginar siquiera de niña que su nombre, cargado de simpleza, ocuparía con el tiempo un lugar destacado en el cancionero popular argentino. 

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Ajena a lo que pasa en el mundo, pero con el corazón abierto a los afectos, la Eulogia Tapia, en La Poma, recordaba hace una década con alegría y con pena a su “amiga” Mercedes Sosa. Eulogia es aquella que en su juventud fue entretejiendo sentimientos a la distancia, trenzando lazos infinitos desde su rancho, al pie de un cerro, sin imaginar siquiera de niña que su nombre, cargado de simpleza, ocuparía con el tiempo un lugar destacado en el cancionero popular argentino. 

¿Cómo recuerda a la “Negra” Sosa?, le preguntamos en aquel momento. “Con mucho cariño”, respondió. 
“Ella cantó muchas veces la zamba que me nombra y me regaló un disco y me lo dedicó, aunque nunca lo pude escuchar porque no tengo dónde”, agregaba con ingenuidad y ternura desde su morada, donde no llega la energía eléctrica. 

¿Ella es su artista preferida? 
“Ella, el “Cuchi”, Castilla y el pastorcito que tararea una zamba en los cerros, el coplero que canta en los carnavales, el que toca bien, el que toca mal y todo aquel que lleve en su corazón el folclore. Asegura que “no importa si se es un buen o mal músico, lo que importa es llevar el folclore en el corazón”.Todos merecen mi respeto, grandes y chicos, hombres y mujeres, pobres y ricos”, reflexiona sin entender por qué habría de limitarse, si ella misma, cuando era moza, desafió sin hacer distinciones al mismísimo “Cuchi”y a Castilla. 

¿Imaginó cuando era joven que la zamba que le escribieron la iba a hacer famosa, y que su nombre recorrería el mundo entero? 
“No, nunca. Ni cuando han venido esos señores, los gauchos esos, (refiriéndose al “Cuchi” y a Castilla) a verme al potrero. A pesar de que me habían dicho que me iban a hacer una zamba, yo pensaba dentro mío “uy, qué va a ser eso, son palabras nada más’, aquí nadie se hubiese imaginado eso”. 

¿Y cuándo se enteró? 
Y, casi dos años habían pasao, cuando me avisó la mamá. Otros me decían: ‘Ahí cantan tu zamba Eulogia, sos vos’. ‘No, qué vua ser yo’, les decía. 

Cuando la zamba dice “porque te roban Eulogia, carnavaleando”, ¿qué es lo que quieren decir? 
Eso escribieron porque habíamos dejao las cabras para el cerro despachando y habíamos ido al pueblo a pasear. Cuando volvimos al otro día a buscarlas, no había cabras, nos las habían robao a todas”. 

¿Cree que valió la pena esa salida y perder algunas cabras a cambio de formar parte de una zamba tan linda? 
En parte sí, porque después vino todo esto de la zamba, pero en el fondo no, porque a uno le duele perder lo que quiere y ninguna cosa se reemplaza completamente con otra. Así es en la vida. 
Como nadie podrá reemplazar a la Mercedes Sosa, que va a seguir por siempre en mis recuerdos y ocupa un lugar muy grande en mi corazón y en esta tierra que por cosas del destino nunca pudo conocer, salvo por la letra de “La Pomeña”. 

La zamba “La Pomeña” es una zamba musicalizada por el “Cuchi” Leguizamón con letra de Manuel J. Castilla, que describe un carnaval de la década del 60, cuando la ingeniosa coplera Eulogia Tapia venció al poeta Castilla en dos contrapuntos en el bar La Garza (Flor del Pago). 

 

El contrapunto es una especie de diálogo musical a través de la copla, en el que gana quien no pierde la inspiración y deja callado y sin respuestas al rival. Fue así que Castilla decidió plasmar su derrota en un poema que luego, musicalizado por el genial Leguizamón, convirtió a Eulogia en una leyenda que aún deambula por los desfiladeros junto a sus cabras y sigue cortando trigo maduro, mirando flores de alfalfa y carnavaleando. 
 

 

PUBLICIDAD