Un fiscal pidió ayer que se condene a prisión perpetua a los tres imputados que llegaron a juicio acusados de haber cometido la entradera y el posterior homicidio de Roberto Gerardo Chwat, el gerente de una editorial de libros infantiles asesinado de un balazo en 2016, cuando ya había entrado con su auto al garaje de su casa en la localidad bonaerense de Olivos y se resistió al asalto, informaron fuentes judiciales. El juicio se inició el lunes pasado en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro, integrado por los jueces Débora Ramírez, Federico Tuya y Marcelo García Helguera, y entró hoy en la etapa final de los alegatos.
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Un fiscal pidió ayer que se condene a prisión perpetua a los tres imputados que llegaron a juicio acusados de haber cometido la entradera y el posterior homicidio de Roberto Gerardo Chwat, el gerente de una editorial de libros infantiles asesinado de un balazo en 2016, cuando ya había entrado con su auto al garaje de su casa en la localidad bonaerense de Olivos y se resistió al asalto, informaron fuentes judiciales. El juicio se inició el lunes pasado en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro, integrado por los jueces Débora Ramírez, Federico Tuya y Marcelo García Helguera, y entró hoy en la etapa final de los alegatos.
Los tres acusados que llegaron a juicio detenidos son Leandro Fabián Barzola (25), Sasha Matías Martínez Castro (25) y Héctor Alberto "Bebe" García (32), quien logró permanecer prófugo 129 días hasta que -tras regresar de Chaco- fue detenido en el partido bonaerense de San Martín. El inicio de los alegatos se demoró porque los tres imputados pidieron declarar ante el tribunal y admitieron que salieron a robar esa noche, pero no a matar, aseguraron fuentes judiciales a Télam.
Luego, el fiscal de Vicente López, Martín Gómez, el mismo que actuó durante la instrucción de la causa, solicitó en su alegato que los tres imputados sean condenados a la pena de prisión perpetua. Gómez los consideró coautores de un "homicidio criminis causa", es decir cuando se mata para ocultar otro delito -en este caso la tentativa de robo- y lograr la impunidad. Esa calificación solo prevé la pena máxima.
Las fuentes consultadas indicaron que las defensas intentaron en sus alegatos cuestionar las pruebas de la fiscalía y la calificación para que, en caso de condena, el hecho sea considerado un "homicidio en ocasión de robo", que en vez de prisión perpetua tiene una pena de entre 10 y 25 años de prisión.
El crimen del Chwat (67), entonces gerente de la editorial Sigmar, fue cometido el 27 de octubre del 2016 en su casa de la calle Lisandro de la Torre 1640, de Vicente López -a cinco cuadras de la Quinta Presidencial de Olivos-, cuando la víctima llegó a entrar con su auto al garaje y por el portón se colaron dos ladrones.
Según la acusación del fiscal, el "Bebe" García se quedó de chofer y "campana" en el Toyota Corolla robado en el que se movilizaba la banda, mientras que Barzola y Martínez Castro fueron los que se metieron dentro del garaje de la casa de Chwat. "En tales circunstancias ordenaron a la víctima que descienda del vehículo para consumar el desapoderamiento y, ante su negativa, le efectuaron un disparo contra su integridad con el indiscutible fin de quitarle la vida, lograr la consumación del ilícito y su posterior impunidad", dice el requerimiento de elevación a juicio. El disparo que mató a Chwat fue efectuado con una pistola calibre 45 que le atravesó el tórax, lesionando un pulmón y el corazón.
Las pruebas
Según la fiscalía, en los videos de la casa de Chwat se ve pasar corriendo por la cocina primero a Martínez Castro, con una gorra con visera invertida y barba, y detrás de él a Barzola, rapado y con una campera negra inflable.
A ambos se los ve armados, con una pistola calibre 45 cada uno. Como el portón del garaje se había cerrado, los asaltantes quedaron atrapados dentro de la casa, por lo que cruzaron la cocina y fueron a la entrada principal de la vivienda para huir, donde también la secuencia fue grabada por otra cámara.
Según lo que se observa, la puerta estaba cerrada con llave y, como no podían salir, los delincuentes rompieron con la culata de sus armas un tragaluz que hay sobre la entrada principal y escaparon por esa estrecha abertura trepando con la ayuda de una banqueta.