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Cómo es el Regional y cómo deben afrontarlo Juventud y Gimnasia

La cuarta categoría del fútbol nacional es como un campo minado pero santos y albos tendrán que estar bien preparados para volver al Federal A. 
Lunes, 15 de abril de 2019 01:56

Pasan las horas, los días y la tristeza sigue. La resignación avanza lentamente. Hace apenas muy pocos días que Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro descendieron al Regional Federal Amateur y queda un largo tiempo por delante para que ambos entren nuevamente en competencia en el circuito de los certámenes de AFA. 
Sin embargo, hay dudas, desconocimiento e incertidumbre por parte de muchos hinchas antonianos y millonarios, sobre de qué se trata esta nueva categoría para sus equipos, la cuarta del fútbol nacional (detrás de la Primera, la B Nacional y el ahora lejano Federal A).
Lo que les espera al santo y al albo es casi el fútbol de ultratumba, muy del barro y su nombre lo dice todo, es un certamen que se juega en regiones, en todo el país y de manera amateur. Pero lo de “amateur” es hasta ahí nomás. 
En este circuito, los clubes, sin ser distinguidos entre grandes y chicos, están prácticamente en el abandono. El Consejo Federal se muestra más interesado en los dividendos que en quienes lo juegan. 
El Regional está viciado con árbitros sospechados, por lo menos localistas, estadios con instalaciones precarias, sin agua caliente, sin inodoros, rodeados de una cotidiana inseguridad. De hecho Juventud, con el Martearena, y Gimnasia, con el Gigante, aportarán la mejor infraestructura del torneo. Y el mal estado de los campos de juego es una constante que sirve como excusa permanente. 
La única manera que tienen de zafar de todo esto es una reestructuración del torneo que permita el regreso instantáneo al Federal A. En el Consejo son expertos en cambiar formatos cada año.
Si hoy tuvieran que salir a jugar este campeonato, sus seguidores deben conocer la difícil misión que sería conseguir el único ascenso que se pone en juego entre más de 60 clubes (30 son de la región que este año agrupó a equipos salteños, tucumanos y jujeños). De 242 participantes, ascienden cuatro.     
Mientras no se anuncie lo contrario, Juventud y Gimnasia deben concentrar sus fuerzas en cómo hacer para volver a la superficie y lo primero que deben asumir es que, aunque el torneo que los espera es amateur, deben afrontarlo como dos clubes profesionales, apuntando alto, sin especulaciones. A los dirigentes de Central Norte les ha costado entender esto y así les va: ya atravesaron cinco temporadas sin ascensos.         
Los directivos del santo, seguramente con Gustavo Klix a la cabeza, y los del albo (hay elecciones a fin de año y habrá que ver si siguen Marcelo Mentesana y Juan Ibire), verán la obligación de invertir otra vez para poder salir de las profundidades, una inversión, gasto o erogación que valga la pena, pagar refuerzos (léase buscar un recambio con jugadores buenos y frescos, mezclados con los mejores de los nuestros), pagar viviendas, sueldos o viáticos, concentraciones y viajes, como lo hacían en el Federal A. De esto no van a zafar, pero la inversión debe ser exacta para poder formar equipos que sean competitivos, capaces de convocar nuevamente a la gente, retroalimentar el proyecto y que permita superar las adversidades que plantea una categoría llena de espinas.

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Pasan las horas, los días y la tristeza sigue. La resignación avanza lentamente. Hace apenas muy pocos días que Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro descendieron al Regional Federal Amateur y queda un largo tiempo por delante para que ambos entren nuevamente en competencia en el circuito de los certámenes de AFA. 
Sin embargo, hay dudas, desconocimiento e incertidumbre por parte de muchos hinchas antonianos y millonarios, sobre de qué se trata esta nueva categoría para sus equipos, la cuarta del fútbol nacional (detrás de la Primera, la B Nacional y el ahora lejano Federal A).
Lo que les espera al santo y al albo es casi el fútbol de ultratumba, muy del barro y su nombre lo dice todo, es un certamen que se juega en regiones, en todo el país y de manera amateur. Pero lo de “amateur” es hasta ahí nomás. 
En este circuito, los clubes, sin ser distinguidos entre grandes y chicos, están prácticamente en el abandono. El Consejo Federal se muestra más interesado en los dividendos que en quienes lo juegan. 
El Regional está viciado con árbitros sospechados, por lo menos localistas, estadios con instalaciones precarias, sin agua caliente, sin inodoros, rodeados de una cotidiana inseguridad. De hecho Juventud, con el Martearena, y Gimnasia, con el Gigante, aportarán la mejor infraestructura del torneo. Y el mal estado de los campos de juego es una constante que sirve como excusa permanente. 
La única manera que tienen de zafar de todo esto es una reestructuración del torneo que permita el regreso instantáneo al Federal A. En el Consejo son expertos en cambiar formatos cada año.
Si hoy tuvieran que salir a jugar este campeonato, sus seguidores deben conocer la difícil misión que sería conseguir el único ascenso que se pone en juego entre más de 60 clubes (30 son de la región que este año agrupó a equipos salteños, tucumanos y jujeños). De 242 participantes, ascienden cuatro.     
Mientras no se anuncie lo contrario, Juventud y Gimnasia deben concentrar sus fuerzas en cómo hacer para volver a la superficie y lo primero que deben asumir es que, aunque el torneo que los espera es amateur, deben afrontarlo como dos clubes profesionales, apuntando alto, sin especulaciones. A los dirigentes de Central Norte les ha costado entender esto y así les va: ya atravesaron cinco temporadas sin ascensos.         
Los directivos del santo, seguramente con Gustavo Klix a la cabeza, y los del albo (hay elecciones a fin de año y habrá que ver si siguen Marcelo Mentesana y Juan Ibire), verán la obligación de invertir otra vez para poder salir de las profundidades, una inversión, gasto o erogación que valga la pena, pagar refuerzos (léase buscar un recambio con jugadores buenos y frescos, mezclados con los mejores de los nuestros), pagar viviendas, sueldos o viáticos, concentraciones y viajes, como lo hacían en el Federal A. De esto no van a zafar, pero la inversión debe ser exacta para poder formar equipos que sean competitivos, capaces de convocar nuevamente a la gente, retroalimentar el proyecto y que permita superar las adversidades que plantea una categoría llena de espinas.

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