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El arte de dar forma a la arcilla solo con las propias manos

Gabriela y su hija Melina dan vida y color a numerosos objetos en su pequeño taller artesanal de Orán.
Lunes, 15 de abril de 2019 01:56

Gabriela tiene 44 años, es autodidacta y junto a su hija tienen un taller donde crean cosas con arcilla. "Sueño con que algún día puedan entregar un premio San Ramón hecho por mí", dijo. Cuando tenía 9 años Gabriela iba cuarto grado y allí nacieron esas ganas de trabajar con la arcilla. "La toqué y dije, esto me gusta a mí".

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Gabriela tiene 44 años, es autodidacta y junto a su hija tienen un taller donde crean cosas con arcilla. "Sueño con que algún día puedan entregar un premio San Ramón hecho por mí", dijo. Cuando tenía 9 años Gabriela iba cuarto grado y allí nacieron esas ganas de trabajar con la arcilla. "La toqué y dije, esto me gusta a mí".

En ese entonces trabajar con yeso era más barato, pero al ser chica no le prestaron tanta atención y así pasó el tiempo.

Ya a los 15 años, en el colegio le pidieron que hiciera maquetas, todas con arcilla. Por otro lado, una tía suya trabaja con cerámica rusa y Gabriela le pidió una vez un poco de material para hacer algunas cosas con la poca arcilla que tenía.

Paso el tiempo, terminó el colegio y conoció a su esposo, Alberto Hilario quien, casualmente, vendía cosas de cerámica. Empezaron a viajar hasta que llegaron a Lima, Perú, donde quedó cautivada: cerámica apilada en grandes bolsas, algo que nunca había visto.

El joven matrimonio conoció luego a un artesano, Gabriela estaba tan entusiasmada que pensó en construir su propio taller "pero al principio mi esposo no creía en mí", dijo con un sonrisa.

Años más tarde, en Cafayate, la artesana autodidacta oranense conoció a Marcos Cruz, un reconocido artesano, que la motivó a poner un taller en su casa. "El se ofreció a venir a Orán para que comience con mi taller. Mi esposo, Alberto, que al principio no quería saber nada, me dijo que me iba a ayudar y cuando llegamos a Orán compró tachos de barro y moldes para empezar a trabajar", contó.

Estuve mucho tiempo intentando, y a pesar de que las cosas no salían como esperaba no se dio por vencida y junto a su hija, Melina, un 31 de agosto de hace 5 años empezaron a fabricar cosas. Así comenzó todo.

Trabajar con arcilla

Hay diferentes tipos de barro, como por ejemplo el barro blanco que muy poco se conoce, o la tierra colorada, que trabajamos nosotros. El barro llega en su estado natural, tipo tierra, se lo remoja y se lo cuela, se bate con agua y con taladro y se lo coloca en los moldes. Luego de esperar 3 horas se puede tener una pieza.

Trabajar con barro no es fácil, y muchas veces la gente te dice por qué tan caro si es de barro. La verdad es que no se sabe lo difícil que es trabajar con esto. Un trabajo bien hecho dura muchos años, toda la vida.

Gabriela es una convencida de que se nace con esa magia de dar forma."Yo tuve mucha suerte y las casualidades me fueron llevando, como por ejemplo conocer a mi esposo, a un hombre que se ofreció para hacernos un horno. Yo estoy segura que nací para esto; lo tenía en mi mente; me faltaban pulir algunas cosas y dedicarme por completo", dijo.

Pero Gabriela, no está sola sino que el arte de trabajar con cerámica se transmitió a la siguiente generación. Melina, tiene 20 años y también es parte del taller. A los 6 años hizo una pequeña pieza muy linda y su mamá le preguntó si lo había hecho sola. Allí se dieron cuenta de que le gustaba lo que hacía su mamá.

"Melina pinta mejor que yo, trato de enseñarle lo que puedo y tiene mucho talento", dijo orgullosa su madre.

Madre e hija comienzan a trabajar a las 9 de la mañana hasta el mediodía y luego de un descanso vuelven al ruedo hasta las 10 de la noche. Muchas veces terminan a medianoche. La gente les encarga regalos, recuerdos, centros de mesa y hasta jarrones. También muestran sus trabajos en las ferias, donde le dan forma a distintos animales de la zona.

El sueño de una artesana 

Como oranense el sueño de Gabriela es ser elegida para darle forma a los premios San Ramón, que distinguen a las personas destacadas de la ciudad año tras año. “Siempre he querido hacer los premios San Ramón, me gustaría hacerlos yo, que puedan premiar a alguien con mi trabajo”, expresó.
También trabaja en un proyecto para enseñar y la idea es poder trabajar con chicos de Tinku, (el centro de tratamiento para adicciones) algo que está en proceso. “Ojalá que podamos comenzar pronto”, se ilusionó.
Tener un negocio propio para exponer en vidrieras sus trabajos, y la gente pueda comprarlos, es otro de los objetivos. “El arte es poder crear algo de la nada, transformar, eso es el arte para mí. Nuestros trabajos tienen la impronta de los colores. Expresar siempre con colores vivos, alegres, que llaman la atención, que contrasten. Creo que es lo que nos caracteriza”, concluyó.
 

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