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A 25 años de la noche mágica de Diego Maradona en Salta

El 20 de abril de 1994, Diego encabezó la Selección que llegó a nuestra ciudad para enfrentar a Marruecos. Hizo delirar a la gente en la reinauguración del estadio de Gimnasia y faltaba poco para el Mundial de Estados Unidos.
Sabado, 20 de abril de 2019 00:04

Fue una noche verdaderamente mágica, de las pocas que ocurrieron en Salta. 
Era miércoles y hacía frío. Fue hace exactamente 25 años. El salteño y los hinchas del noroeste de país tuvieron la dicha de ver en carne propia al mejor jugador de todos los tiempos: Diego Armando Maradona. Tremenda noche imborrable, irrepetible.
La expectativa que había generado la presencia del astro mundial y de la Selección argentina en nuestra ciudad, para enfrentar en un amistoso a Marruecos, fue tanta que las instalaciones del aeropuerto, del hotel Provincial y las del Gigante del Norte quedaron extremadamente pequeñas. 
La fiebre por ver a Diego comenzó la noche del martes 19 de abril, cuando aterrizó en la vieja estación salteña de aviones llamada El Aybal, más tarde rebautizada como Martín Miguel de Güemes. Cinco mil personas deliraban en sus pasillos y alrededores. Cantaban y alentaban a Diego y a la Selección que dirigía por entonces el Coco Basile. Según las crónicas de El Tribuno de aquella época, otras 20 mil se apostaron en las avenidas Kenedy y Paraguay para ver pasar a sus ídolos en un colectivo de la empresa Ale. Además de Maradona, también habían venido Claudio Caniggia, Abel Balbo, Gabriel Batistuta, entre otros.

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Fue una noche verdaderamente mágica, de las pocas que ocurrieron en Salta. 
Era miércoles y hacía frío. Fue hace exactamente 25 años. El salteño y los hinchas del noroeste de país tuvieron la dicha de ver en carne propia al mejor jugador de todos los tiempos: Diego Armando Maradona. Tremenda noche imborrable, irrepetible.
La expectativa que había generado la presencia del astro mundial y de la Selección argentina en nuestra ciudad, para enfrentar en un amistoso a Marruecos, fue tanta que las instalaciones del aeropuerto, del hotel Provincial y las del Gigante del Norte quedaron extremadamente pequeñas. 
La fiebre por ver a Diego comenzó la noche del martes 19 de abril, cuando aterrizó en la vieja estación salteña de aviones llamada El Aybal, más tarde rebautizada como Martín Miguel de Güemes. Cinco mil personas deliraban en sus pasillos y alrededores. Cantaban y alentaban a Diego y a la Selección que dirigía por entonces el Coco Basile. Según las crónicas de El Tribuno de aquella época, otras 20 mil se apostaron en las avenidas Kenedy y Paraguay para ver pasar a sus ídolos en un colectivo de la empresa Ale. Además de Maradona, también habían venido Claudio Caniggia, Abel Balbo, Gabriel Batistuta, entre otros.


Ni hablar de la vigilia y estadía permanente de los hinchas en las inmediaciones del hotel, donde el Diez y sus amigos se habían hecho ver en más de una ocasión esa misma noche y al día siguiente por la mañana. Ya era el gran día.
El estadio de Gimnasia y Tiro dejó de llamarse “Monumental” para adoptar el Gigante del Norte con las remodelaciones que extendieron su capacidad a 25 mil personas, pero esa noche contuvo a más de 30 mil, dicen. Y qué mejor que tener a Maradona para hacer la presentación oficial de las obras.


La casa del albo reventaba de gente. Los salteños coparon el estadio cuatro o cinco horas antes del partido, que arrancó a las 21. Pero eran las 16 cuando las puertas se abrieron y a las 18 ya no cabía ni un alfiler. Familias enteras partieron hacia la cancha ni bien terminaron el almuerzo. 
Cómo olvidar aquellos minutos previos del partido con Diego a los trotecitos, calentando, girando la cadera de un lado a otro. Un taco, un tiro libre, una caricia a la pelota que el arquero marroquí sacó al córner. Su idilio con una naranja, su penal. 
Argentina esa noche enfrentó a Marruecos y le ganó 3 a 1; el Mundial de Estados Unidos ilusionaba a los argentinos y estaba a la vuelva de la esquina, pero todo giraba en torno a él. 


Y hubo más Diego esa noche: una gran habilitación para que Balbo marque el primer gol con una definición rasante y al palo. Cada vez que Maradona tocó la pelota hacía magia, como cuando recibió un pase de Perico Pérez en la mitad de la cancha: Diego estaba apareado por un defensor, pero paró la pelota con el pie derecho y la elevó, vuelve a frenarla con el pecho mientras gira y con la zurda magistral que tenía le pegó con la parte externa del pie para habilitar a Batistuta. Luego vino el momento más recordado por quienes estuvieron presente: Diego haciendo jueguitos con una naranja. 
En realidad fueron dos toques en el aire, suficientes para enloquecer a los hinchas. Y el penal, un gol muy esperado por el propio Diego. Una definición a media altura y pegado al palo derecho del arquero. Maradona lo gritó con el puño cerrado mirando a los hinchas de la tribuna que da a las instalaciones del club. Testigos de aquel momento sublime aseguran no haber visto el gol de Maradona encandilado por los flashes de los fotógrafos. Igual todo era una fiesta, pura emoción hasta verlo salir de la cancha. 
Valió la pena estar esa noche contra viento y marea. No había lugar ni para ir al baño, por eso la gente orinaba en bolsas y luego las revoleaba, recuerdan. Pero no importaba nada. Todo quedó grabado en la historia y en la memoria.

La formación de Argentina: formó con Luis Islas; Hernán Díaz, Sergio Vasquez, Oscar Ruggeri y José Chamot; Diego Cagna, Diego Simeone y Alejandro Mancuso; Diego Maradona; Abel Balbo y Gabriel Batistuta. Luego ingresaron, Juan Borrelli, Perico Pérez, Ariel Ortega (reemplazó a Diego) y Roberto Monserrat.

Récord de gente: La cantidad de espectadores que hubo para ver a Diego y a la Selección siempre fue un tema de debate. El estadio tiene capacidad para 25 mil personas, pero algunas crónicas hablaron de 30 y 35 mil personas. Nadie jamás dijo que con las tribunas sobrepobladas pudo haber una desgracia. 

Otras veces de Maradona en Salta: Antes de venir con la Selección, Maradona había estado presente en el partido entre Argentinos Juniors y Central Norte en el Nacional del 76, también en el Gigante del Norte. Diego fue suplente y no jugó. La última vez vino para jugar Showbol (fútbol reducido) en el Delmi, en diciembre de 2007.
 

 

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