Al ritmo de la devaluación del peso frente al dólar y la inflación de la canasta básica, que a esta altura parecen sinónimos, las refinadoras de combustibles aumentan sus precios y es en el norte del país donde más repercute esa suba. El domingo pasado YPF se sumó al incremento que aplicó Shell en los surtidores y remarcó sus productos en un 4,5% en promedio, lo que implica que en los primeros tres meses del años la petrolera con participación estatal ya lleva un aumento de alrededor del 9%.
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Al ritmo de la devaluación del peso frente al dólar y la inflación de la canasta básica, que a esta altura parecen sinónimos, las refinadoras de combustibles aumentan sus precios y es en el norte del país donde más repercute esa suba. El domingo pasado YPF se sumó al incremento que aplicó Shell en los surtidores y remarcó sus productos en un 4,5% en promedio, lo que implica que en los primeros tres meses del años la petrolera con participación estatal ya lleva un aumento de alrededor del 9%.
En plata significa que en las estaciones de servicio de YPF de la capital salteña el litro de nafta súper cuesta unos $4 más caro que en enero y llegó a $45,13. O se podría traducir que para llenar un tanque de 55 litros se requieren $2.482, $220 más que hace tres meses. Si la carga completa se realiza en el centro porteño se requieren $2.223.
Si el conductor local decide cargar con la nafta premium de YPF (Infinia), que es la calidad que recomiendan para todos los modelos nuevos de vehículos, el precio del litro sale $50,68 y para llenar un tanque estándar (el de 55 litros) se deben invertir $2.787.
El litro de gasoil de la compañía con capitales mayoritarios del Estado argentino cuesta $42,10 en la ciudad de Salta y el gasoil Infinia, $48,24. En este tipo de combustible el incremento también ronda los $4, comparado con principios de año.
El sábado pasado las estaciones de servicio Shell, que dependen de la firma Raizen Argentina, aplicaron un aumento en el precio de sus combustibles de un 9,5% promedio en todo el país. El desfase de valores frente a YPF, que por cierto siempre existió, fue tan amplio que la compañía anunció que a partir de hoy iba a dar marcha atrás con el aumento para llegar a un incremento final del 5%.
Aunque en ese caso funcionó la teoría de la competencia de libre mercado que promueve el Gobierno nacional para regular los precios, la política igual no parece ser muy conveniente para el bolsillo de quienes tienen algún vehículo. Basta observar la drástica caída en el consumo de hidrocarburos que se registra en el país por la descomunal remarcación en los surtidores para alertar que son pocos los beneficiados con el actual modelo económico.
El año pasado se registraron 14 aumentos de precios en las estaciones de servicio y entre todos los tipos de combustibles el incremento de los valores llegó a un promedio del 70%, más de un 20% por encima de la inflación que midió el Indec para el mismo período.
En ese escenario, el consumo de combustibles sintió el impacto de la suba de precios. Si bien la caída de ventas de las naftas y el diesel fue del 0,63% en 2018, comparado con 2017, desde setiembre pasado la merma en el consumo es sostenida y ronda el 6%. En simultáneo, los consumidores empezaron a migrar del combustible premium al de menor calidad.
Argumentos para la suba
Tanto desde YPF como de Shell explicaron que la principal causa por la que aumentaron sus precios es la suba del 10% en el valor del dólar durante marzo. Argumentaron que la variación de los valores de los combustibles está sujeta al movimiento de la divisa norteamericana y a la cotización del Brent, que es el precio internacional del barril de petróleo.