La fiscalía de Graves Atentados contra las Personas requirió que sea elevada a juicio el caso de un ciudadano alemán acusado de provocar la muerte por envenenamiento de un peón en su emprendimiento ganadero y por el intento de terminar con la vida, con el mismo método, de otro empleado. Los atentados contra las víctimas ocurrieron en octubre del año pasado en una finca del imputado, en el paraje Palomitas, en el departamento General Güemes.
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La fiscalía de Graves Atentados contra las Personas requirió que sea elevada a juicio el caso de un ciudadano alemán acusado de provocar la muerte por envenenamiento de un peón en su emprendimiento ganadero y por el intento de terminar con la vida, con el mismo método, de otro empleado. Los atentados contra las víctimas ocurrieron en octubre del año pasado en una finca del imputado, en el paraje Palomitas, en el departamento General Güemes.
Para el fiscal Ramiro Ramos Ossorio existen pruebas que confirmarían que Hartmut Torsten Theobald proveyó a los empleados alimentos con veneno con la intención de provocarles la muerte. El funcionario solicitó a la jueza de Garantías N§ 1, Ada Zunino, que Theobald sea juzgado por "homicidio calificado por el uso de veneno", en perjuicio de Ramón Ignacio Casas, y por "tentativa de homicidio calificado" contra Benito Soraire, en concurso real.
La investigación se inició cuando el ciudadano alemán reportó en octubre del año pasado que cuando fue a su finca ubicada en Palomitas, encontró sin vida a su empleado Casas. Dijo que en una habitación había un botella con un líquido y supuso que la víctima había consumido alguna sustancia tóxica. La autopsia reveló que la muerte de Casas se produjo por intoxicación con veneno (pesticida), elemento tóxico que resultó coincidente con el contenido de una botella y un plato secuestrados. A estos elementos, Ramos Ossorio sumó la declaración de familiares de Casas, quienes refirieron que el peón trabajaba hacía varios años para Hartmut como cuidador de la hacienda. También revelaron que patrón y peón mantenían malas relaciones, que el alemán no le pagaba lo que correspondía y que lo maltrataba.
Además, los hijos del peón aportaron un dato revelador. Relataron que, en los días previos, su padre se reunió con ellos y les manifestó que su patrón lo seguía y les advirtió que cualquier cosa que le sucediera sería su culpa. Afirmaron que Casas había radicado una denuncia ante la AFIP contra su empleador, lo que fue verificado con la documentación requerida al mencionado organismo.
En el marco de esta investigación, se llegó a Benito Soraire, otro empleado de la finca de Theobald que vivía en una casa que este le facilitaba. El hombre declaró que el 8 de octubre de 2018 descubrió que cuatro de sus perros amanecieron muertos. Dijo que una semana después su patrón le dio una bolsa con carne y que al abrirla sintió un olor extraño. De todas maneras, la cocinó y la ingirió. Luego comenzó a experimentar malestar con vómitos y mareos. Al día siguiente, le pidió a Theobald para que lo llevara al hospital porque seguía con malestar y el imputado le respondió que esperara hasta el día siguiente. Ante la negativa, Soraire se fue caminando hasta el hospital de Güemes y allí le dijeron que la carne estaba en mal estado y le suministraron medicación. Al regresar a su casa, le dio a otro perro la carne sobrante y el animal murió.
En la vivienda se secuestró resto de esa carne, la que fue analizada por el Servicio de Toxicología Forense del CIF, que detectó el mismo potente pesticida que causó la muerte de Casas.