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San Lorenzo inicia su regreso a Boedo con el cierre del supermercado

Hoy cierra la casa comercial que ocupó los terrenos del primer estadio del ciclón, que vuelven a manos del club luego de 34 años. Allí se levantará un nuevo escenario que se llamará "Papa Francisco".
Domingo, 05 de mayo de 2019 01:11

La sucursal del supermercado Carrefour de Boedo cerrará hoy sus puertas, para avanzar en la entrega de los terrenos -donde funcionó la tienda por más de tres décadas- al club San Lorenzo, que proyecta levantar allí un nuevo estadio con capacidad para 42.000 personas, lo que genera un dispar acompañamiento entre los vecinos.
El anuncio del cese del centro comercial fue celebrado por la dirigencia y los hinchas del club, dado que representará el primer paso formal hacia “La Vuelta a Boedo”, que contempla la demolición de instalaciones del supermercado para construir la cancha, que podría ser bautizada “Papa Francisco”.
La entidad deportiva se fundó en el predio de avenida La Plata al 1700 a inicios del siglo pasado y fue en 1916 cuando inauguró el estadio conocido como Gasómetro, que funcionó durante décadas hasta que en 1979 se jugó el último partido frente a Boca Juniors.
La clausura se debió a una decisión del entonces intendente de facto Osvaldo Cacciatore de expropiar los terrenos de Boedo al club, que debió modificar su tradicional localización y trasladarse al Bajo Flores, donde en la actualidad se levanta el Nuevo Gasómetro.
Mientras tanto, a mediados de los 80 el predio fue vendido a Carrefour, la empresa francesa que instaló allí una de las sucursales más amplias del país. 
A 34 años, el cierre de la sede impactará de manera directa a los 170 empleados que trabajan y que, antes del 10 de este mes, deberán responder al ofrecimiento de la empresa internacional respecto de un retiro voluntario con indemnización del orden del 175 por ciento, sumado al pago del salario de mayo y una cobertura de la obra social hasta final de año.
Voceros de la compañía aseguraron que “no habrá despidos”, ya que a los trabajadores que no acepten el plan de retiro se les dará la opción de ser reubicados en otras tiendas de la empresa. 
La propuesta fue confirmada por el Sindicato de Empleados de Comercio, que nuclea al personal del supermercado. 
De acuerdo a una ley aprobada por la Legislatura porteña en 2012, el predio de avenida La Plata, entre Las Casas e Inclán, fue declarado “sujeto a expropiación” y los propietarios del terreno, es decir Carrefour, fueron convocados a iniciar una “negociación a los fines de arribar a un acuerdo sobre la restitución al Club Atlético San Lorenzo”.
Ello quedó plasmado en un acuerdo celebrado en 2017, que fijó la fecha del 1 de julio como límite para la mudanza del supermercado, pero la compañía adelantó su cierre para el 5 de mayo debido al tiempo que le demandará operativamente la salida.
“San Lorenzo ya volvió a Boedo y se cumplió la utopía”, dijo el vicepresidente segundo de San Lorenzo, Roberto Álvarez, quien agregó comprender la resistencia de algunos vecinos a la instalación de una cancha que prevé albergar a 42.000 personas. 
En cambio, el cierre de la tienda comercial es para los vecinos una preocupación ante la incertidumbre de lo que pasará en el predio después del 1 de julio y, por ello, alertan sobre la posibilidad de una intrusión de personas sin viviendas.    
 

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La sucursal del supermercado Carrefour de Boedo cerrará hoy sus puertas, para avanzar en la entrega de los terrenos -donde funcionó la tienda por más de tres décadas- al club San Lorenzo, que proyecta levantar allí un nuevo estadio con capacidad para 42.000 personas, lo que genera un dispar acompañamiento entre los vecinos.
El anuncio del cese del centro comercial fue celebrado por la dirigencia y los hinchas del club, dado que representará el primer paso formal hacia “La Vuelta a Boedo”, que contempla la demolición de instalaciones del supermercado para construir la cancha, que podría ser bautizada “Papa Francisco”.
La entidad deportiva se fundó en el predio de avenida La Plata al 1700 a inicios del siglo pasado y fue en 1916 cuando inauguró el estadio conocido como Gasómetro, que funcionó durante décadas hasta que en 1979 se jugó el último partido frente a Boca Juniors.
La clausura se debió a una decisión del entonces intendente de facto Osvaldo Cacciatore de expropiar los terrenos de Boedo al club, que debió modificar su tradicional localización y trasladarse al Bajo Flores, donde en la actualidad se levanta el Nuevo Gasómetro.
Mientras tanto, a mediados de los 80 el predio fue vendido a Carrefour, la empresa francesa que instaló allí una de las sucursales más amplias del país. 
A 34 años, el cierre de la sede impactará de manera directa a los 170 empleados que trabajan y que, antes del 10 de este mes, deberán responder al ofrecimiento de la empresa internacional respecto de un retiro voluntario con indemnización del orden del 175 por ciento, sumado al pago del salario de mayo y una cobertura de la obra social hasta final de año.
Voceros de la compañía aseguraron que “no habrá despidos”, ya que a los trabajadores que no acepten el plan de retiro se les dará la opción de ser reubicados en otras tiendas de la empresa. 
La propuesta fue confirmada por el Sindicato de Empleados de Comercio, que nuclea al personal del supermercado. 
De acuerdo a una ley aprobada por la Legislatura porteña en 2012, el predio de avenida La Plata, entre Las Casas e Inclán, fue declarado “sujeto a expropiación” y los propietarios del terreno, es decir Carrefour, fueron convocados a iniciar una “negociación a los fines de arribar a un acuerdo sobre la restitución al Club Atlético San Lorenzo”.
Ello quedó plasmado en un acuerdo celebrado en 2017, que fijó la fecha del 1 de julio como límite para la mudanza del supermercado, pero la compañía adelantó su cierre para el 5 de mayo debido al tiempo que le demandará operativamente la salida.
“San Lorenzo ya volvió a Boedo y se cumplió la utopía”, dijo el vicepresidente segundo de San Lorenzo, Roberto Álvarez, quien agregó comprender la resistencia de algunos vecinos a la instalación de una cancha que prevé albergar a 42.000 personas. 
En cambio, el cierre de la tienda comercial es para los vecinos una preocupación ante la incertidumbre de lo que pasará en el predio después del 1 de julio y, por ello, alertan sobre la posibilidad de una intrusión de personas sin viviendas.    
 

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