Para quienes echan culpas al peronismo de todos los males que sufre el país, bueno es recordar en esta oportunidad una de las obras que ese cuestionado peronismo dejó para el país y que aún está en pie y en pleno servicio. Estamos hablando del aeropuerto internacional de Ezeiza, que el pasado martes 30 de abril cumplió 70 años. Casualmente, una cifra muy mentada últimamente, tanto por quienes desconocen la historia o simplemente ejercen un anacrónico antiperonismo.
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Para quienes echan culpas al peronismo de todos los males que sufre el país, bueno es recordar en esta oportunidad una de las obras que ese cuestionado peronismo dejó para el país y que aún está en pie y en pleno servicio. Estamos hablando del aeropuerto internacional de Ezeiza, que el pasado martes 30 de abril cumplió 70 años. Casualmente, una cifra muy mentada últimamente, tanto por quienes desconocen la historia o simplemente ejercen un anacrónico antiperonismo.
Y así fue que el 30 de abril de 1949, mientras autoridades y trabajadores compartían un asado por la inauguración de la obra en uno de los hangares, el entonces presidente Perón, que estaba junto a Evita, dijo: “El aeródromo de Ezeiza, que de hoy en adelante se llamará “Ministro Pistarini”, llevará ese nombre no por decisión del Gobierno, lo que representaría un acto administrativo más, sino por decisión de los propios trabajadores que lo construyeron, decisión que en nuestros tiempos, en esta nueva Argentina, tiene más valor que si el propio Gobierno lo hubiera dispuesto”.
¿Que había ocurrido? Pues que momentos antes, los trabajadores le habían pedido personalmente a Perón que el nuevo aeródromo llevase el nombre de Juan Pistarini.
La obra
La construcción de este aeródromo (así se decía por entonces) fue quizás una de las más importantes obras públicas que concretó el gobierno de Perón, tanto por su planeamiento como por su monumentalidad. Porque de verdad, más que un aeropuerto fue un proyecto urbanístico que contempló, además del crecimiento del tráfico aéreo por siete décadas, la construcción de zonas residenciales, sectores recreativos, la forestación de 2.000 hectáreas para aislar sonoramente al aeropuerto de su entorno; un hotel y una autopista que lo conectaba y lo conecta aún, con el corazón de la ciudad de Buenos Aires. Todo ello construido en menos de cuatro años, antes de la primera mitad del siglo XX, y para más, sin un solo hecho de corrupción. Pese a ello, Juan Pistarini, el exministro de Obras Públicas de la Nación, considerado el mentor de Ezeiza, terminó en 1955, encarcelado en Ushuaía, investigado; inhibido para administrar sus escasos bienes, vejado, pobre y sin que se le imputase un solo delito. Pese a ello, falleció como Carlos Xamena, nuestro exgobernador, con custodio en la puerta del Hospital Militar.
Cambio de nombre
Pero el golpismo de 1955 no se contentó con detener a Juan Pistarini cuando estaba retirado de sus funciones desde 1952, sino que además resolvieron por decreto Nº 194 del 29 de noviembre de 1955 (resolución Nº 2/55), borrar su nombre y rebautizar al aeropuerto. Y así fue que en lugar de “Ministro Pistarini” pasó a llamarse simplemente “Ezeiza”.
Sin embargo, 30 años después, en 1985, durante la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín, por Expte. 4373-D-84, del 27 de junio, se hizo justicia al hacer lugar al pedido de restitución del nombre “Ministro Pistarini“, al que todavía es el más importante aeropuerto de la Argentina.
¿Quién fue Pistarini?
Fue un ingeniero militar argentino nacido en el seno de una familia italiana en 1882, en Victorica, Territorio Nacional de La Pampa. Se graduó de ingeniero civil en Europa. A su regreso cursó en la Escuela Superior Técnica y en la Escuela de Guerra, donde se recibió de ingeniero militar y oficial de
Estado Mayor. A poco, fue designado director general de Ingenieros.
En 1943 participó en la revolución del 4 de junio y al año siguiente fue ministro de Obras Públicas, cargo que había ejercido en 1935, cuando gestó la idea de un aeropuerto.
En 1945 fue vicepresidente de Farrell y en 1946, ministro de Obras Públicas de Perón en el primer Plan Quinquenal (1946-1952). Su gestión concluyó el 4 de junio de 1952, pero en 1955 fue recluido en la cárcel de Ushuaia con cientos de dirigentes peronistas de todo el país. Su familia fue perseguida y él fue sometido a indignidades, pues se le quitó la pensión militar; se le negó asistencia médica hasta que el 29 de mayo de 1956 falleció. En fin, cosas de “los últimos 70 años”.