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Detenciones domiciliarias con control insuficiente

Existen 11 trabajadores para atender más de 3 mil casos.
Lunes, 06 de mayo de 2019 01:45

En la provincia existen 3.721 detenidos y detenidas en sus domicilios, de los cuales 3.637 son de capital, para los que hay disponibles 11 trabajadores sociales y psicólogos. Cada trabajador tiene a su cargo el seguimiento de más de 300 casos y debe encargarse de las entrevistas de control, colaborar con trámites o atender las necesidades de los y las detenidas.

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En la provincia existen 3.721 detenidos y detenidas en sus domicilios, de los cuales 3.637 son de capital, para los que hay disponibles 11 trabajadores sociales y psicólogos. Cada trabajador tiene a su cargo el seguimiento de más de 300 casos y debe encargarse de las entrevistas de control, colaborar con trámites o atender las necesidades de los y las detenidas.

Mientras, en el interior hay 84 casos y tres personas disponibles para atenderlos en la sede de Tartagal. "Hay una trabajadora social (y se integrará otra), una psicóloga y una técnica", detalló la funcionaria. El escaso personal dificulta la continuidad de las entrevistas de control que pueden llegar a ser mensuales".

El juez determina cada cuanto, si no nosotros hacemos las visitas a veces cada 15 días, semanales o mensuales. Depende, porque tenemos prisiones domiciliarias en Rivadavia Banda Sur, Hitmann o Pichanal. A las entrevistas las hacemos nosotros, aunque el tiempo se extienda. En algunos casos pedimos colaboración al juez de paz", explicó Mariel del Carmen Agero, a cargo del Programa de Inserción Social de Presos y Liberados.

Los que acceden al beneficio del arresto o prisión domiciliaria por fuera del control electrónico pueden estar denunciados o penados por diferentes delitos, desde narcotráfico, homicidio o abuso sexual. Son controlados por personal civil que aborda cada caso con "una perspectiva social". "No son rondas, son entrevistas que se hacen con las personas", destacó AgÚero. "Por ejemplo, tenemos muchas mujeres con niños pequeños que por esa razón salieron de la cárcel", agregó.

Enfermedades

La trabajadora social advirtió que la cárcel no colabora con la reinserción del detenido a la sociedad, sino que, por el contrario, agrava la situación. Además, advirtió que los perjuicios llegan a tener consecuencias físicas. "Muchas personas salen con enfermedades del penal. Hace poco tuvimos dos casos de tuberculosis. Después cuestiones psicológicas, de fobias, de mala alimentación, mala nutrición, algunos con sobrepeso, otros con bajo peso. Son situaciones que hay que orientar, ayudarlos a conseguir turnos para su atención", explicó la funcionaria pública.

Por fuera del sistema

Agero aseguró que se observan características que se repiten coincidentemente en la mayoría de los privados de la libertad: "Abandonaron la escolaridad primaria tempranamente, ahora se sumó el flagelo de la droga. Muchos de ellos son parte de familias que han quedado excluidos en el 2001, abandonaron los colegios, algunos hijos de madres solas, o de padres que los abandonaron, muchos problemas", sostuvo.

La trabajadora social señaló que esa situación se debe a "una pobreza estructural. No tuvieron sistema de salud apropiados, padecieron hambre, miseria. Tienen una desafiliación al sistema social, hay gente que está excluida, sin posibilidades de integrarse al sistema social y por eso terminan en el penal. Las personas que estamos entrevistando ahora, seguro han tenido un padre, un abuelo en la cárcel. Es como casi, metafóricamente, una cosa hereditaria".

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