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La Selección se volvió un círculo vicioso    

Domingo, 16 de junio de 2019 00:55

Es como un círculo vicioso. La Selección ilusiona antes de entrar a la cancha porque Lionel Messi sigue siendo el primero en aparecer. Invita a ser paciente porque creemos que el recambio comenzará a notarse. Hay rostros nuevos. La expectativa siempre está. Pero los incrédulos son los que terminan con la razón de su lado.

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Es como un círculo vicioso. La Selección ilusiona antes de entrar a la cancha porque Lionel Messi sigue siendo el primero en aparecer. Invita a ser paciente porque creemos que el recambio comenzará a notarse. Hay rostros nuevos. La expectativa siempre está. Pero los incrédulos son los que terminan con la razón de su lado.

Del aliento al porrazo, del porrazo al insulto, del insulto al desencanto. La Selección se volvió un círculo vicioso desde hace varios años. Conduce cualquier análisis a un laberinto y no es visible la salida. Los argentinos estamos acostumbrados a pretender respuestas rápidas, urgentes, las exigimos, y la Selección no las da. Argentina volvió a fracasar. Con los de antes y con los de ahora. Y eso es peor. Contagiar a los “nuevitos” con desaciertos del pasado no hace más que apilar las bajas actuaciones. Como la de Renzo Saravia, por ejemplo, el más flojo del equipo. El que se había ganado el respeto por haber anulado a Neymar en un amistoso, no fue capaz de frenar las jugadas de gol de los colombianos. Vino todo por su lado. Adelante suyo, Lo Celso, un especie de “5” y “8” que tampoco hizo nada para que Saravia no la pase tan mal.

En el fondo, siguen faltando soluciones estructurales. La apuesta de Lionel Scaloni era frágil en la previa y se rompió fácil en la cancha. Jugar con tres volante centrales, de buen pie, eso no se discute, pero no aportan recuperación. No es negocio.

Darle más oportunidades a Angel Di María pareció más una terquedad. Y trasladarle el dilema que Carlos Tevez tiene en Boca al Kun Agüero como un “9” que ni fu ni fa. Si hay que insistir con el amigo de Messi, que juegue más a su lado con otro centrodelantero, más intrépido.

A la Selección le faltó mayor verticalidad, salida por los costados y menos toquecitos de unos chicos que comienzan a probar el peso de esta camiseta. Y por ahora, les pesa. 
 

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