Sobornos, extorsión, días sin comida en escondites, temor y la muerte: este es el costo de miles de migrantes que huyen de la violencia de Centroamérica y buscan asilo en Estados Unidos.
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Sobornos, extorsión, días sin comida en escondites, temor y la muerte: este es el costo de miles de migrantes que huyen de la violencia de Centroamérica y buscan asilo en Estados Unidos.
La cara más trágica de la crisis migratoria emergió el martes: los cuerpos ahogados de una bebé de un año y 11 meses, y su padre, ambos de El Salvador, fueron hallados en el Río Bravo, en Matamoros, Tamaulipas (hacia EEUU).
La esposa del hombre y madre de la niña, Tatiana Vanesa Avalos, de 21 años, narró que ella y su esposo, Oscar Alberto Martínez, de 25, intentaron cruzar el río el domingo con su hija, Valeria. Oscar llevaba a la bebé en los hombros,pero el intrépido río causó que ésta se soltara en medio del cruce, obligando al hombre a correr en el cauce. Cuando logró sujetar a la menor, la metió a su camisa, pero sus intentos fueron en vano, ya que la corriente los arrastró y los hundió en el río.
La salvadoreña indicó que buscaron cruzar para entregarse a las autoridades estadounidenses ante la lentitud de solicitud de asilo desde México, como miles de centromericanos lo han hecho en los últimos meses.
Aunque la joven presentía su muerte, fue rescatada por personas que escucharon sus gritos de auxilio. En medio de un momento dramático, la migrante acudió con rescatistas mexicanos a la rivera del río, donde reconoció los cadáveres.
Al tiempo, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (US Customs and Border Protection) informó que encontró los cuerpos sin vida de una mujer y tres menores (un niño y dos bebés) en una zona rural de Mission, Texas, ciudad vecina en Reynosa, Tamaulipas.
La víctima de 20 años, y sus hijos, cuyas edades no fueron reveladas, fueron localizados cerca del Parque Anzaldúas después de cruzar el Río Bravo y en una zona donde las temperaturas superan los 40 grados.
El pasado miércoles y jueves, los restos de tres migrantes extraviados fueron hallados en zonas rurales de Eagle Pass, ciudad fronteriza de Piedras Negras, Coahuila.