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Hace 94 años, el aeroplano “General Alvarado” protagonizó el primer accidente aéreo en Salta

La máquina había sido adquirida para el Aero Club de Salta y a los cinco días de su arribo se precipitó a tierra.
Domingo, 09 de junio de 2019 00:05

El lunes 12 de octubre de 1925 arribó a nuestra ciudad una aeromáquina recientemente adquirida por el Aero Club de Salta y bautizada “General Alvarado”. Sobre el arribo de la máquina, el diario “La Voz del Norte” consignó la noticia en su edición del día 14, bajo el título: “Vuelo Palomar - Salta”, y decía: “Anteayer a horas 6.30 de la tarde, llegó a nuestra ciudad procedente de El Palomar, el avión ‘General Alvarado’ piloteado por el sargento Pascual Vallero y conduciendo como pasajero a don Carlos Larrán. El pájaro mecánico viene destinado al Aero Club Salta para el aprendizaje de nuestros pilotos. El viaje se realizó con toda felicidad, salvo un pequeño inconveniente en el tanque de nafta que fue solucionado en la ciudad de Santiago del Estero”.

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El lunes 12 de octubre de 1925 arribó a nuestra ciudad una aeromáquina recientemente adquirida por el Aero Club de Salta y bautizada “General Alvarado”. Sobre el arribo de la máquina, el diario “La Voz del Norte” consignó la noticia en su edición del día 14, bajo el título: “Vuelo Palomar - Salta”, y decía: “Anteayer a horas 6.30 de la tarde, llegó a nuestra ciudad procedente de El Palomar, el avión ‘General Alvarado’ piloteado por el sargento Pascual Vallero y conduciendo como pasajero a don Carlos Larrán. El pájaro mecánico viene destinado al Aero Club Salta para el aprendizaje de nuestros pilotos. El viaje se realizó con toda felicidad, salvo un pequeño inconveniente en el tanque de nafta que fue solucionado en la ciudad de Santiago del Estero”.

Avión y temblor

Otro diario de nuestra ciudad daba la misma noticia bajo el título: “La Aviación en Salta” . “Con la adquisición del poderoso aparato ‘General Alvarado’ a cuya dirección y manejo se encuentra el intrépido aviador sargento Pascual Vallero, resurge en Salta el entusiasmo del benefactor deporte aéreo. Quiera la Providencia que este entusiasmo no sea el de las épocas pasadas, en que el menor contratiempo destruyó los más sublimes propósitos”, decía el artículo. 

Por estos días la población de Salta estaba notoriamente sensibilizada pues al arribo del “General Alvarado” se sumó que a las 9.50 del 12 de octubre, se registró un violento temblor de tierra que provocó la consiguiente alarma. “Pero fue no más que un sacudón y se celebra la circunstancia que el fenómeno sísmico no hubiera provocado daños”, decían. 

Al día siguiente del arribo del “General Alvarado”, su piloto, el sargento Pascual Vallero, se ocupó de arreglar el desperfecto en el tanque de nafta y luego comenzó a sobrevolar nuestra ciudad. Al parecer, el sargento Vallero era más que intrépido pues con la nave que había sido recientemente adquirida para instruir a los aspirantes a piloto, él comenzó a hacer piruetas en el cielo como tratando de mostrar sus habilidades conductivas. 

Ingeniero Emilio Sylvester, fallecido en el accidente.

La tragedia

Y así fue que el 17 de octubre, a solo cinco días del arribo de la máquina, aproximadamente a las 5 de la tarde, el piloto, sargento Vallero, acompañado por el alumno del Aero Club, ingeniero Emilio Sylvester, abordaron la nave “General Alvarado” que, luego de carretear por el campo militar, pronto logró tomar altura. 

A pocos minutos de iniciada la instrucción, el avión comenzó un vuelo recto de naciente a poniente realizando en su trayecto algunos “loopings” y por último, un vuelo bajo en tirabuzón. Y así fue que cuando estaba realizando esta última acrobacia, el poderoso motor del aeroplano, quizá por el esfuerzo que era sometido, se paró en seco haciendo que la nave se precipitara con violencia a tierra y provocara el fatal accidente que costó la vida del intrépido instructor y de su alumno. 

Según las crónicas de la época, varias personas habían podido observar a la distancia la caída del “General Alvarado”. Poco después, se pudo comprobar que la tragedia había ocurrido en un campo ubicado entre los cuarteles militares (5to. de Caballería) y el Asilo del Buen Pastor, lugar próximo a lo que hoy es la continuación oeste de la calle Adolfo Alsina.

El hecho es que minutos después del accidente, arribaron al lugar autoridades militares y sanitarias quienes se dieron con la novedad que los dos tripulantes de la nave aún estaban con vida. Ante ello, las autoridades dispusieron enviar al sargento Vallero a la Asistencia Pública y al ingeniero Sylvester al Hospital del Milagro, donde a poco de llegar fallecieron. 

Tiempo después se conformó una comisión para erigir un monumento en el lugar del accidente. Se llegó a reunir fondos pero en el sitio donde cayó el “General Alvarado”, solo se colocó alguna vez un monolito, hito que el crecimiento de la ciudad lo enterró en el olvido, allá por los años 60 del siglo pasado.

Las versiones y el presagio de un cura 

A poco de la caída del “Alvarado”, comenzó a correr en nuestra ciudad una serie de rumores. Uno de ellos decía que el día de la tragedia, desde la torre de la iglesia de La Merced el padre Blasco, Martín Corro y el joven Domingo Bustos, contemplaban las piruetas que en el cielo hacía el “General Alvarado”. En eso, el cura preguntó, ¿Y si se cae ? Y a poco se cayó nomás.
Otra versión recogida por la prensa dijo: “Existe la firme convicción de que el piloto confió el comando del aparato al ingeniero Sylvester, el cual al no tener suficiente pericia, equivocó el manejo causando la caída”.
Otra versión contó que “al día siguiente de su arribo a Salta, el piloto Vallero iba en tranvía con algunos suboficiales del R.5 de Caballería, más un fotógrafo. En la charla que el piloto sostenía con sus compañeros de viaje habría presagiado su trágico final. Fue cuando al fotógrafo le dijo: “Mire, dentro de poco lo ocuparemos para que tome una vista de algún accidente que suframos...”.
Por último, otra fuerte versión atribuida al mecánico del avión, dijo que el estado del aeroplano no era el mejor para volar y menos para andar haciendo piruetas. Ante la prensa se desdijo pero admitió que para él, “el accidente fue por falta de altura para hacer acrobacia. Eso hizo que cayera a tierra”, concluyó. Más adelante contó que el aviador “había viajado de Santiago del Estero a Salta con un desperfecto en el tanque de nafta y con una grave filtración. Pudo repararlo en Santiago del Estero, pero como no quería atrasar su prolongado raid, dispuso seguir viaje en forma arriesgada”, concluyo.
Para el periodista, “así eran las decisiones de Vallero, por cuyo motivo su muerte significa para el Ejército Argentino la irreparable pérdida de uno de sus más valientes soldados”. 

La prohibición de volar sobre la ciudad

Salta hasta esos tiempos era considerada un lugar poco propicio para las actividades aéreas. El primer humano que surcó los cielos salteños fue el intrépido capitán Silimbani que varias veces lo hizo a bordo de un globo y en compañía de su esposa. Realizaba peligrosas exhibiciones representando la cigarrera “Monterrey”. La salida del globo de Silimbani eran desde un baldío ubicado en calle Alberdi, cerca del Colegio Santa Rosa. En ese lugar se congregaba la gente para admirar y aplaudir al temerario aeronavegante, que una vez al realizar una de sus arriesgadas maniobras sufrió un accidente al caer enredado en su globo en medio de la playa del río Arenales, del que resultó ileso.
En el año 1912 llegó el aviador Paillet que el 4 de junio sobrevoló por primera vez sobre nuestra ciudad. Aquella demostración causó verdadera sensación en el vecindario. Esa primera demostración fue gestada y organizada por don César Luzzato padre. 
En el gobierno del Dr. Adolfo Güemes la aeronáutica tomo aquí gran impulso; se fundó el primer Aero Club, con una escuela de pilotos de la que precisamente era alumno el ingeniero Emilio Sylvester.
En la década del 30 la actividad se intensificó al instalarse un servicio regular al sur a cargo de “Nayrba Line”. A consecuencia de ello se registran varios accidentes. Uno fue el protagonizado por “El Gavilán de Oro”, piloteado por la estrella de cine Myriam Steford. Otro fue el del trimotor “Salta” que arrojó un trágico saldo, causando un profundo pesar en el vecindario salteño. 
Y así fue que en prevención de otros accidentes, el intendente Avelino Aráoz, el 15 de mayo de 1931, dictó la Resolución N° 54, prohibiendo “los vuelos de los aviones y toda otra máquina aérea, por sobre el radio de la ciudad de Salta”.
 

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