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El Estado se queda con el 70% de la renta agrícola

En la soja, impuestos liman hasta el 77,5% de la utilidad. En la zona pampeana la carga es menos asfixiante.
Domingo, 14 de julio de 2019 01:26

Derechos de exportación, impuesto a las ganancias, a los bienes personales, ingresos brutos, tasa vial para mejora de caminos, tasas comunales, impuesto inmobiliario rural, impuesto a los débitos y créditos bancarios, impuesto a la transferencia de combustibles (ITC).

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Derechos de exportación, impuesto a las ganancias, a los bienes personales, ingresos brutos, tasa vial para mejora de caminos, tasas comunales, impuesto inmobiliario rural, impuesto a los débitos y créditos bancarios, impuesto a la transferencia de combustibles (ITC).

La lista de tributos con la que el Estado se queda con el 70% de la renta agrícola en las provincias norteñas es tan grande como las estructuras burocráticas y los quistes prebendarios que consumen los presupuestos públicos.

En las provincias de la región pampeana la carga impositiva sobre la utilidad de los productores de granos es menos pesada (promedia el 57%), por los mayores rindes, la cercanía a los puertos y la menor incidencia de los fletes y otros gastos en la estructura de los costos de producción y comercialización de cereales y legumbres.

Según el índice que acaba de publicar la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), con datos de junio, Buenos Aires es la provincia del área núcleo con más alta carga de impuestos nacionales, provinciales y municipales (58,8%). Le siguen La Pampa (57,4%), Santa Fe (51,1%), Córdoba (55,8%) y San Luis (54%).

Las diferencias son notorias frente a la situación de las provincias del norte, donde productores sojeros afrontan cargas impositivas de hasta el 77,5%, de acuerdo con un estudio que economistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) publicaron con datos actualizados hasta enero último.

Los especialistas Julio Calzada y Sofía Corina tomaron como base para los cálculos un campo propio, de 300 hectáreas, de la provincia del Chaco, ubicado a 700 kilómetros del puerto de Rosario.

En Salta

El gerente de la Asociación de Productores de Granos del NOA (Prograno), Lisandro de los Ríos, actualizó el pasado viernes los cuadros de los costos de producción de soja y maíz en Salta.

Según los registros, el rendimiento en la soja promedia en 2,7 toneladas por hectárea. La cotización de la legumbre ronda en los 235 dólares por hectárea, pero el precio neto queda en US$ 185.

Por cada hectárea cosechada, el productor tiene un ingreso bruto de US$ 634,5. Los gastos de comercialización restan US$ 135, de modo que el ingreso neto se reduce a US$ 499,5 por hectárea.

Los gastos directos (labranzas, semilla, agroquímicos, cosecha) totalizan 341 dólares por hectárea. La estructura agrega otros US$ 60, con los que el costo total de producción asciende a US$ 401 por hectárea.

En la cuenta final, a los productores con campo propio les queda un margen bruto de solo US$ 98,5 y una rentabilidad del 24,6% antes de impuestos. En campos arrendados, el resultado es negativo (-0,3%).

Los números del maíz

El rendimiento esperado en el maíz es de 5,5 toneladas por hectárea. El cereal cotiza a 140 dólares la tonelada, pero el precio neto queda en US$ 90.

Por cada hectárea cosechada, el productor obtiene un ingreso bruto de US$ 770. Los gastos de comercialización restan US$ 275, con lo cual el ingreso neto se reduce a US$ 495.

El costo total de producción en el cultivo de maíz asciende a US$ 397 por hectárea, lo que deja margen bruto de US$ 98 y una rentabilidad del 24,7% antes de impuestos y en campos propios. El margen de utilidad se achica a apenas un 3,8% con arriendos.

En la actividad vitivinícola

El sector vitivinícola de los Valles Calchaquíes no escapa a la alta carga fiscal que afecta a distintas producciones regionales. Fuentes de la asociación civil Bodegas de Salta señalaron a El Tribuno que el impacto de los impuestos sobre la actividad quedó reflejado en un estudio del Observatorio Vitivinícola Argentino (OVA).

El informe, publicado en mayo, señala que $64 de cada $100 que genera una bodega van al Estado en forma de impuestos. En el caso del productor primario de uvas, son $43 de cada $100. 

La industria vitivinícola mueve $58.000 millones con las ventas de vinos en el mercado doméstico y 953 millones de dólares al año por las exportaciones.

El acuerdo Mercosur-Unión Europea dividió opiniones entre las cámaras del sector. Bodegas de Argentina consideró que el acuerdo permitirá a la vitivinicultura ganar posiciones en el mercado externo. 

Por su parte, la Corporación Vitivinícola Argentina manifestó que producciones subsidiadas en Europa podrían inundar el país con vinos baratos. El gobierno aclaró que los aranceles se eliminarán de manera gradual en ocho años. 

El flete bajó de 75 a 45 dólares por tonelada

En los granos incide menos la tarifa del camión por la devaluación. 

En una campaña con buenos rindes y cosecha récord en el país, la producción de granos de la región sigue con su márgenes de utilidad limados por el bajo precio de la soja y el maíz, la alta carga de impuestos y la elevada incidencia de los fletes

Mientras esperan el avance de las obras de recuperación del ferrocarril Belgrano Cargas, productores salteños tuvieron una mejora relativa en las tarifas de los camiones que aún transportan más de dos terceras partes de la cosecha del NOA hacia las terminales portuarias de Rosario (Santa Fe).
Por efectos de la devaluación, la incidencia de los fletes en la estructura de los costos de producción y comercialización de granos del norte se redujo sensiblemente. En declaraciones a El Cronista, Carlos Blousson, gerente general de Cresud, firma agropecuaria que tiene concesionadas 156 mil hectáreas en Salta Forestal, precisó que el flete en camión desde Anta hasta el puerto de Rosario bajó de 750 a 450 dólares por tonelada.

Las tarifas de referencia que rigen desde febrero último para el transporte de cereales y oleaginosas son de $2.152 por tonelada (para una distancia de 1.200 kilómetros); de $2.280 (1.300 km); $2.409 (1.400 km) y 2.537 (para 1.500 kilómetros). Traducidas en dólares, son muy inferiores a las de la campaña anterior.

Más allá de los vaivenes cambiarios, el agro de la región necesita un servicio ferroviario confiable y eficiente, además de políticas fiscales diferenciales, porque en el actual contexto los márgenes son más que ajustados para los productores que tienen campos propios y no cierran con los arriendos.

En la última campaña, a la producción salteña de granos le costó más $4.500 millones mover solo su cosecha de soja hacia el puerto de Rosario en camiones. 

Con un sistema de transporte multimodal que aproveche el tren, el puerto chaqueño de Barranqueras y la hidrovía del Paraná, la sideral erogación en fletes podría reducirse hasta un 40%, según estiman cargadores de la región. 

En mayo último se despachó desde Joaquín V. González un tren de la línea Belgrano con 100 vagones cargados. El recorrido de 1.180 kilómetros hasta el puerto de Rosario se completó en tres días.

Para mover las 6.000 toneladas que llevó esa formación se necesitan 214 viajes en camiones, con todo lo que ello implica en costos, consumo de combustibles y deterioro de rutas. Los millones de viajes en camiones que mueven las cosechas de cereales y legumbres cada año tienen enormes impactos económicos, ambientales y también sanitarios por los accidentes viales.

Trenes Argentinos Cargas anunció que empezará a usar formaciones con cien vagones regularmente desde septiembre en el ramal cerealero que conecta a Salta, Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe. Con más de 700 kilómetros de vías ya recambiadas y tramos en ejecución en Orán y Anta, es el más avanzado del plan de recuperación de la red ferroviaria de trocha angosta. 

En abril, el Belgrano Cargas alcanzó a transportar 185.818 toneladas, la mayor marca de los últimos 26 años.

La carga bajó pero sigue siendo alta

El titular de la Sociedad Rural dijo que el mayor problema está en los impuestos.

La carga impositiva actual sobre los granos está lejos del 94.1% que arrojó el índice de la FADA en septiembre de 2015, como máxima participación del Estado en la renta del agro. En los años siguientes el indicador mostró una menor presión sobre la soja, el trigo, el maíz y el girasol, por los nuevos esquemas adoptados en las retenciones y medidas que alcanzaron a otros gravámenes. 

En junio de 2016 el índice que refleja el promedio del impacto tributario sobre los cuatro cultivos en la zona núcleo del país se ubicó en el 65,8%. Un año después subió al 74,7% y en junio de 2018 descendió al 55,8%. Este año también se evidenció un baja en junio (56,9%) con respecto a marzo (60,6%) en las cinco provincias abarcadas por el índice en la región central.

“La presión fiscal que tenemos en nuestra producción es bastante mayor que en la zona pampeana, porque los resultados que aquí tenemos son inferiores”, remarcó el presidente de la Sociedad Rural de Salta, Lucas Elizalde. El dirigente sostuvo que la actual gestión nacional mejoró las condiciones del campo con una visión distinta, pero insistió en que la carga fiscal sigue siendo elevada en la región. “Supera el 70%, sobre todo en el cultivo de soja, que es donde el nivel de los derechos de exportación son más altos”, puntualizó el dirigente rural. Para la citada legumbre la retención está hoy en 28,5%. En 2015 era del 35%.

“Cuando se abordan las preocupaciones de la producción salteña siempre sobresale la fuerte incidencia de los fletes, por las distancias que nos separan de los puertos, pero el problema más grave que tenemos es sin dudas la presión fiscal, porque el Estado se queda con 7 de cada 10 pesos y no hay ningún otro costo que sea tan significativo en nuestros resultados”, sostuvo Elizalde.

El empresario recordó que en Salta hay cultivos importantes, como el poroto y la chía, que compiten con producciones de otros países.

“En el caso de la chía, competimos con Bolivia y Paraguay, que no tienen ni cerca la presión fiscal que tenemos nosotros, pero los precios internacionales rigen para todos por igual”, recalcó Elizalde.

El titular de la Sociedad Rural subrayó que, por la elevada carga impositiva, la rentabilidad esperada por los productores de la región es tres veces inferior a la de los agricultores de los vecinos países. 

 

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