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La Justicia se apresta a resolver la situación procesal del viudo

Nicolás Cajal Gauffín está imputado por “encubrimiento agravado”. En la causa también está imputado y detenido el vendedor ambulante Sergio Vargas.
Domingo, 28 de julio de 2019 00:03

Luego del levantamiento del secreto del sumario en la causa "Jimena Salas", la vecina de Vaqueros asesinada en enero de 2017, se estima que en los próximos días la fiscalía que investiga el caso tomará una decisión respecto a la situación de los dos imputados. Se trata del vendedor ambulante Sergio Vargas (34), acusado de "partícipe secundario", y del esposo de la víctima, Nicolás Cajal Gauffín (45), sospechado de "encubrimiento agravado".

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Luego del levantamiento del secreto del sumario en la causa "Jimena Salas", la vecina de Vaqueros asesinada en enero de 2017, se estima que en los próximos días la fiscalía que investiga el caso tomará una decisión respecto a la situación de los dos imputados. Se trata del vendedor ambulante Sergio Vargas (34), acusado de "partícipe secundario", y del esposo de la víctima, Nicolás Cajal Gauffín (45), sospechado de "encubrimiento agravado".

Ambos fueron involucrados en el feroz homicidio a partir del giro que tomó la investigación, el mes pasado, por impulso del nuevo procurador Abel Cornejo. Ana Inés Salinas Odorissio y Gustavo Torres Rubelt, los fiscales de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, vienen trabajando a destajo para resolver uno de los casos más resonantes de la historia criminal de Salta que se mantiene impune desde hace más de dos años y medio. Para ello los responsables de la acción penal debieron reconstruir prácticamente de cero las pesquisas debido a las irregularidades que detectaron en la investigación que llevó adelante el fiscal Pablo Paz. Por esta situación, el funcionario no solo fue relevado del caso, sino que está sometido a una investigación interna por "supuesto incumplimiento de los deberes de funcionario".

Jimena Beatriz Salas, una mujer de 44 años, fue asesinada de 41 cuchilladas el 27 de enero de 2017, alrededor del mediodía, en su domicilio de la calle Las Virginias 164 del barrio San Nicolás, en la localidad de Vaqueros. Todo indica que la asesinaron delante de sus pequeñas hijas de tres años, una de ellas con síndrome de autismo. El cuerpo de la mujer fue descubierto por su esposo cuando este retornó de su trabajo. Hasta el mes pasado la Justicia no había podido desentrañar lo que pasó con la vecina. Con el nuevo curso que tomó caso y de la lectura del expediente surgieron grietas, agujeros negros y un manto de sospecha acerca de la investigación. Esto determinó que los fiscales resolvieran detener a Vargas, quien originalmente había aparecido como sospechoso. Al mismo tiempo orientaron las sospechas en torno al viudo de la mujer, quien tras ser indagado e imputado quedó en libertad condicional.

Luego de que la semana pasada se levantara el secreto del sumario, El Tribuno tuvo acceso a la investigación que llevan adelante Salinas Odorissio y Torres Rubelt. De la lectura del expediente se puede advertir que de los dos acusados, el más comprometido con el horrendo crimen es el viudo de Salas. A Cajal Gauffín lo imputaron por "encubrimiento agravado" luego de que los representantes del Ministerio Público realizaran un profundo análisis de la conducta desplegada por el hombre antes, durante y después del hecho.

A los fiscales les resultó harto sospechoso que Cajal haya convencido a su suegra, Cristina García, de cremar el cuerpo de Jimena. Para los investigadores esto "hace sospechar que el mismo tenía intención de ocultar una evidencia importante". El viudo argumentó que no la velaron porque a su mujer no le gustaba y que eso lo acordó con la madre de Jimena. El dato que al procurador Cornejo y a los fiscales les llamó la atención fue la celeridad con que le entregaron el cadáver a la familia para su cremación, sin haberse realizado pericias anatomopatológicas más profundas tomando en cuenta la atrocidad del crimen.

Otro dato que lo incrimina es que en las distintas declaraciones Cajal ocultó aportar los distintos números de teléfono que usaba al momento de los hechos. Según el testimonio brindado el 19 de junio pasado por el oficial de Policía Pedro Añazgo cuando entrevistó a José Retambay, subalterno del viudo en la empresa donde trababa, este le manifestó que el imputado tenía tres celulares agendado a su nombre. Además, de las constancias de las sábanas de las llamadas cruzadas de Cajal con Salas, entre el 26 y 27 de enero, surgió algo que a los fiscales también les llamó la atención.

El día 27, a las 13.42, el acusado recibió dos llamadas, en un lapso de 15 segundos, de una persona agendada como "Karina" en el momento que Cajal se encontraba en Vaqueros. Esto sucedió 50 segundos antes de que el viudo llamara al sistema de emergencia 911 comunicando el hallazgo del cadáver de su compañera. La nombrada "Karina" fue signada como amante de Cajal. Este dato aportó otra mujer, de nombre Silvia, con la que el hombre mantuvo una relación sentimental antes y después de la muerte de Jimena. Para los fiscales también resulta sospechosa la conducta de Cajal en la escena del crimen, su reacción ante el hallazgo del cuerpo de su mujer y las contradicciones respecto al recorrido que efectuó desde que salió de su trabajo hasta su domicilio donde se encontró con la terrible escena.

 

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