¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

14°
17 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Bolsonaro, de la negación de la dictadura a amenazar a los periodistas

El presidente brasileño niega crímenes de la dictadura militar, insinúa que el periodista Glenn Greenwald podría acabar en la cárcel y baraja ejercer la censura previa al escoger qué películas deben recibir financiación
Miércoles, 31 de julio de 2019 16:02

Bolsonaro cruzó todas las líneas esta semana cuando se burló de una víctima de la dictadura militar brasileña (1964-1985). Conocido por ser un militar nostálgico del régimen y por tener a torturadores entre sus ídolos, el presidente brasileño no debería sorprender a nadie a estas alturas, pero lo logró.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Bolsonaro cruzó todas las líneas esta semana cuando se burló de una víctima de la dictadura militar brasileña (1964-1985). Conocido por ser un militar nostálgico del régimen y por tener a torturadores entre sus ídolos, el presidente brasileño no debería sorprender a nadie a estas alturas, pero lo logró.

En una conversación con periodistas, que tuvo lugar el lunes, dijo: "Si un día el presidente de la Orden de los Abogados de Brasil quiere saber cómo es que su padre desapareció en el periodo militar, se lo cuento. Él no va a querer escuchar la verdad, yo se la cuento". Bolsonaro se refería a Fernando Santa Cruz, activista vinculado a movimientos católicos de base y de izquierda que la dictadura hizo desaparecer cuando tenía 26 años.

Las palabras de Bolsonaro causaron una ola de indignación. Siendo presidente, no había cometido un acto tan grave desde marzo, cuando ordenó festejar el aniversario del golpe de 1964. El hijo del desaparecido y presidente de la OAB, una de las instituciones más respetadas del país, Felipe Santa Cruz, lamentó la "crueldad y falta de empatía" del presidente. "Mi abuela acaba de fallecer, a los 105 años, sin saber cómo asesinaron a su hijo", comentó.

Condena

La mayoría de políticos brasileños, desde la extrema izquierda hasta la derecha moderada, condenaron las palabras de Bolsonaro. La presidenta de Amnistía Internacional Brasil, Jurema Werneck, destacó que el Estado brasileño debería promover reparación a las víctimas en vez de humillarlas: "Es terrible que el hijo de un desaparecido por el régimen militar tenga que escuchar del presidente de Brasil, que debería ser el defensor máximo del respeto a la Justicia en el país, declaraciones tan duras".

Fernando de Santa Cruz Oliveira, desaparecido en 1974

Lejos de amilanarse, en una retransmisión en directo en las redes sociales mientras se cortaba el pelo, Bolsonaro aseguró a sus seguidores que Santa Cruz había sido asesinado por sus propios compañeros militantes de Ação Popular, a pesar de que documentos oficiales del Ministerio de Aeronáutica de la época citan su detención, y de que un militar habló del crimen en el informe realizado por la Comisión Nacional de la Verdad sobre las atrocidades de la dictadura. Al ser preguntado por estas evidencias, Bolsonaro replicó que todas las conclusiones de esta comisión son "mentira", agrandando la gravedad de la polémica.

"Lo que realmente molesta a Bolsonaro es la defensa que hacemos de la abogacía, de los derechos humanos, del medioambiente, de las minorías y de otros temas de ciudadanía que él insiste en atacar (...) lo que une nuestras generaciones, la mía y la de mi padre, es el compromiso firme con la democracia, y por ella estamos dispuestos a los mayores sacrificios, le guste o no al presidente", finalizó el hijo del desaparecido, que prometió llevar a Bolsonaro ante el Tribunal Supremo para que dé explicaciones sobre las informaciones que dice tener.

Según diversos juristas, las palabras de Bolsonaro constituyen base suficiente para un 'impeachment', porque la ley considera delito de responsabilidad "proceder de modo incompatible con la dignidad, el honor y el decoro del cargo". Sin embargo, los analistas políticos coinciden en que aún es pronto para hablar de un posible proceso de destitución, porque el criterio es muy subjetivo y porque de momento no habría una mayoría política suficiente en el Congreso.

Un periodista, ¿a la cárcel?

Bolsonaro también ha elevado el tono en sus críticas a la prensa, otro de sus objetivos favoritos, y en concreto contra el periodista estadounidense Glenn Greenwald, la cabeza más visible de The Intercept, el medio que en las últimas semanas ha ido desvelando en cuentagotas la estrategia conjunta de los fiscales de la Operación Lava Jato y del exjuez Sérgio Moro (actual ministro de Justicia) para crear las condiciones para encarcelar a Lula da Silva.

El periodista Glenn Greenwald, en la mira de Bolsonaro

Greenwald accedió al contenido de las conversaciones privadas de Telegram presuntamente gracias a que varios hackers invadieron de forma ilegal los teléfonos de diversas autoridades. El presidente considera que el periodista ha cometido un crimen al publicar mensajes obtenidos ilegalmente. "Quizá acabe en una cárcel por aquí", dijo sobre el periodista, después de decir que fue "espabilado" al casarse con un brasileño (el diputado David Miranda, del izquierdista PSOL) y adoptar dos niños, lo que hace que su expulsión sea más complicada. Hace unos días, el propio Moro autorizó la deportación sumaria de extranjeros considerados "peligrosos", lo que también se interpretó como una advertencia al periodista.

Este martes, Greenwald apareció rodeado de políticos, artistas y miembros de la sociedad civil en la sede de la Asociación Brasileña de la Prensa, en Río de Janeiro, donde recibió muestras de solidaridad de más de 3.000 personas, y avisó de que, a pesar de las presiones de la ultraderecha, no piensa abandonar Brasil: "Decidimos que nunca vamos a hacer eso, no me importa si viene la policía a mi casa. No voy a huir de este país, me voy a quedar aquí", dijo ante un auditorio que coreaba "Ningún paso atrás, dictadura nunca más". Poco antes, el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, publicó un vídeo defendiéndole en nombre de la libertad de prensa, y 800 abogados y juristas publicaban un manifiesto pidiendo la dimisión de Moro.

Más polémicas

En las últimas semanas, Bolsonaro ha generado al menos una polémica por día. Propuso extinguir la Agencia Nacional del Cine si no puede decidir previamente qué películas reciben financiación, presumió de colocar a su hijo Eduardo en la embajada de EEUU, negó que en Brasil haya gente pasando hambre, usó un término xenófobo ('paraíbas') para referirse a los gobernadores del noreste del país, puso en duda el asesinato de un líder indígena Wajãpi, a la vez que proponía legalizar la minería ilegal que está acabando con sus tierras y ha proclamado que la preocupación con el medioambiente es cosa de veganos.

La incontinencia verbal del presidente preocupa incluso a su base aliada, que teme que acabe debilitando los apoyos para la aprobación de reformas económicas en el Congreso necesarias para sacar al país de la crisis. Uno de los jueces del Supremo, Marco Aurélio Mello, sugirió que lo único que puede frenar a Bolsonaro es una mordaza.

Fuente: El Mundo

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD