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Una revancha “a lo argentino” en el filme “La odisea de los giles”

El martes pasado pudieron verla en un avant premiere los socios de Club El Tribuno. La película, con un elenco impecable, ya se anticipa como el éxito argentino y comercial del año.  
Jueves, 15 de agosto de 2019 14:14

Mientras un puñado de hombres acciona bajo la lluvia, una voz en off narra: “Según el diccionario, gil es una persona lenta, a la que le faltan viveza y picardía. Aunque ya sabemos que es el laburante, tipo honesto, gente que cumple las normas y termina siendo sinónimo de gil. Pero un día el abuso al que estamos acostumbrados los giles se convierte en una verdadera patada en los dientes. Y uno dice: ‘¡Basta!’ ”. Así, desde el inicio queda planteado que la venganza será el impulso que traccione el último filme de Sebastián Borensztein “La odisea de los giles”. 

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Mientras un puñado de hombres acciona bajo la lluvia, una voz en off narra: “Según el diccionario, gil es una persona lenta, a la que le faltan viveza y picardía. Aunque ya sabemos que es el laburante, tipo honesto, gente que cumple las normas y termina siendo sinónimo de gil. Pero un día el abuso al que estamos acostumbrados los giles se convierte en una verdadera patada en los dientes. Y uno dice: ‘¡Basta!’ ”. Así, desde el inicio queda planteado que la venganza será el impulso que traccione el último filme de Sebastián Borensztein “La odisea de los giles”. 

 

El meollo de la historia podría sintetizarse en que un grupo de vecinos de un pueblo del interior de Buenos Aires es estafado por un par de personas con información privilegiada y por ello emprende un plan para recuperar un fondo común de 158.653 dólares. Desde el estreno de “Ocean’s Eleven”, los atracos efectuados por ciudadanos comunes se multiplicaron en la pantalla grande, con variaciones en el número y sustancia de los integrantes de la banda y las complejidades e irrealidades técnicas del plan a ejecutar. En ese sentido, “La odisea”, en superficie, pareciera no poder aportar algo nuevo. Pero ya lo había sentenciado Vladimir Nabokov al promover que había que “acariciar los detalles, los divinos detalles”, que en este caso se desprenden de los arquetipos encarnados por la banda. El anarquista Antonio Fontana (Luis Brandoni), dueño de una gomería; Belaúnde, el peronista asignado como jefe de una estación de trenes donde ya ninguna formación se detiene (Daniel Aráoz); Medina, el excombatiente de Malvinas planero (Carlos Belloso), los hermanos Gómez (Alejandro Gigena y Guillermo Jacubowicz), “que saben hacer de todo”; Carmen Lorgio, empresaria de una transportista (Rita Cortese); Hernán, el hijo sin norte de ella (Marco Antonio Caponi); el guía del equipo: el exjugador de fútbol Fermín Perlassi (Ricardo Darín); y su hijo, que por falta de recursos económicos debió dejar la universidad en La Plata y regresar a su pueblo de origen a hacer changas (el “Chino Darín) a su modo confirman aquello a que nos sentenció Eduardo Mallea al decir que “la Argentina es una pasión inútil”. Pero todos buscarán con tonos muy diferentes dejar de sufrir por el enigma de su decadencia. 

Los jefes de la banda: Fermín Perlassi y Antonio Fontana.
Los giles están inmersos en un contexto histórico y político: la crisis del 2001, que todos los argentinos este último tiempo hemos revisitado en muchas ocasiones en un responsable -y a veces selectivo- ejercicio de la memoria. Es virtud de la película devolvernos al clímax de la inmovilización de depósitos decretada por el gobierno de Fernando de la Rúa. El denominado corralito fue una medida económica que fundió vidas y que a nuestros protagonistas los llevará a su odisea, entre una excelente factura de arte y fotografía, con una bien acompasada gradación narrativa, poca -pero efectiva- introspección psicológica y un cuidadoso equilibrio entre las escenas cotidianas y las que emplean efectos especiales con cierta audacia. Así no hay plasticidad en el espectador que se resista a desearle al abogado Fortunato Manzi (Alejandro Gigena), el gran ladrón de ilusiones, su escarmiento. 

El avant premiere 
“La odisea de los giles” está basada en la novela de Eduardo Sacheri “La noche de la usina” (que le mereció el Premio Alfaguara en 2016), autor que se volvió popular por haber escrito el libro original de la oscarizada película “El secreto de sus ojos”. Además, se trata del tercer trabajo juntos del actor Ricardo Darín y el director Sebastián Borensztein, después de “Capitán Kóblic” (2016) y “Un cuento chino (2011)”. También supone la primera coincidencia de padre e hijo (Ricardo y el “Chino” Darín) en un mismo proyecto y el reencuentro entre Ricardo Darín y Luis Brandoni, que protagonizaron en la televisión la comedia semanal “Mi cuñado”, entre 1993 y 1996, por Telefé. Con estas interesantes credenciales desembarca hoy el que ya llaman “el éxito comercial argentino del año”. 

Norma Pérez y Francisco Fernández asistieron al avant premiere de Club El Tribuno. 
El martes pasado los socios de Club El Tribuno disfrutaron de un avant premiere en el Hoyts General Cinema. Como Francisco Fernández (75), quien asistió en compañía de su esposa, Norma Pérez (64). “Me interesa mucho el cine argentino y me llamó la atención particularmente este estreno porque trabajan juntos Ricardo y el ‘Chino’ Darín. Vengo leyendo los artículos que están saliendo en el diario El Tribuno, así es que mi expectativa es grande”, comentó. Mientras que los estudiantes de Periodismo de la Ucasal y amigos Facundo Guaimás (21) y Federico Barbarán (24) habían ido con el tráiler visto. “La película es del tipo robo de bancos, pero argentina y vengo a sorprenderme”, señaló Federico.

Los amigos y compañeros de facultad Facundo Guaimás y Federico Barbarán, antes de entrar en la función. Leandro Herrera

El ambiente durante la proyección fue ameno, de risas cómplices y de gags solo comprendidos en toda su tesitura por los argentinos, que “somos de un lugar, santo y profano a la vez, mistura de alta combustión”, como bien dice la Versuit Bergarabat. Como queda explícito en “La odisea”, somos una población que siempre y aunque nos desangre el capitalismo salvaje le hará sitio a la esperanza.
 

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