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Los católicos del norte celebran a María

La fiesta religiosa se centraliza en el paraje Yariguarenda, en Tartagal.
Viernes, 16 de agosto de 2019 00:00

"Mientras recorres la vida/ tú nunca solo estás/ contigo por el camino/ Santa María va".

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"Mientras recorres la vida/ tú nunca solo estás/ contigo por el camino/ Santa María va".

Reencontrarnos con nuestra historia cristiana, en paz, recordando que nuestro peregrinar debe hacerse con alegría y con valores cristianos; dispuestos y agradecidos en la búsqueda incesante de la salvación comunitaria. "Tu vas haciendo camino/ otros lo seguirán..."

Este domingo la feligresía católica del norte de la provincia volverá a reunirse en el Santuario Yariguarenda donde unidos en la fe honrarán a María de la Peña, la madre que cobija a todos sus hijos que llegan para sentirla más cerca, agradecerle, formularle una petición para ellos o para un ser querido en la convicción más íntima y profunda de que serán escuchados. La feliz partida de María de esta vida y la asunción de su cuerpo será motivo para ese reencuentro que cada año tiene lugar en el santuario mariano más importante del norte provincial.

El santuario en honor a la Virgen de la Peña se encuentra en el paraje Yariguarenda, 13 kilómetros al norte de la ciudad de Tartagal, es el trayecto que los peregrinos -este domingo partirán desde la ciudad en la madrugada- desandarán hasta arribar horas más tarde, caminando por el costado de la ruta nacional 34.

En la experiencia de peregrinar evocarán el caminar por la tierra y a lo largo del camino, que exige esfuerzo y voluntad, estará presente la ilusión de llegar a los pies de María de la Peña que le da a sus devotos y peregrinos la fuerza, guiados por la fe.

La devoción a la Virgen engloba sentimientos y voluntad motorizados por nuestra madre que, guía, enseña desde la cima de su santidad. La inmaculada, la mujer de la perpetua virginidad, la madre divina ascendida en cuerpo y alma se hará presente más que nunca en el corazón y el alma de sus hijos que llegan cerca de su morada.

Nuestra madre de la Peña, que se alegra de las buenas acciones, que se enternece con los actos de amor y le duelen los pecados, los recibe a todos para enseñarles a ser sus verdaderos discípulos viviendo al lado de todos ellos en cada momento de sus vidas.

 

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