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Gran homenaje salteño a la epopeya de los Torino de Nürburgring

La tradicional Vuelta de los Valles del Club de Autos de Colección unirá entre fines de agosto y comienzos de septiembre, Salta capital y Cafayate.
Lunes, 05 de agosto de 2019 02:30

Los motores comenzaron a calentarse. Es que el próximo 30 de agosto, la tradicional competencia del Club de los Autos de Colección volverá a realizar la Vuelta de los Valles, esta vez en su edición número XVI.
Pero como en cada oportunidad, donde la competencia tiene un homenajeado, en ésta tendrá además un condimento especial, ya que se cumplen 50 años de la gesta argentina en la ciudad alemana de Nürburgring, en donde tres Torino, una de las joyas argentinas, participaron de la carrera más exigente para autos de turismo.
Cabe destacar que cada carrera tiene una denominación, como fue Don Osvaldo Postigo o Abel Sierra, entre otras.
La competencia efectuada en 1969, denominada La Maratón de la Ruta, consistía en correr durante 84 horas en el circuito alemán. Estuvo comandada por el multicampeón argentino Juan Manuel Fangio en 1969, quien se había retirado como piloto profesional y se desempeñaba como embajador de Mercedes Benz en nuestro país.
Fangio se asoció con el joven Oreste Berta con una idea clara: correr en Alemania con un Torino coupé 380 w.
Así, en la fábrica que Industrias Kaiser Argentina (IKA) en Córdoba trabajaron sobre la matriz original del Torino.
Cuatro días después de su llegada a Nürburgring, los coches comenzaron las pruebas. El Torino número 1 iba a ser conducido por Luis Di Palma, Carmelo Galbato y Oscar Fangio; el 2 por Eduardo Rodríguez Canedo, Jorge Cupeiro y Gastón Perkins; y el 3 con Eduardo Copello, Oscar Franco y Alberto Rodríguez Larreta.
La exigencia que propone el trazado -Nürburgring es considerado el circuito más difícil del mundo- y las malas condiciones climáticas provocaron serios inconvenientes. 
En medio de las contrariedades, se largó la prueba el 20 de agosto. Desde el comienzo los Torino y marcaron el poderío de los autos nacionales.
Cumplidas 42 de las 84 horas de la prueba, el Torino número 2, pilotado por Perkins, se salió de pista y le fue imposible volver. No obstante, Copello seguía al frente de la carrera a bordo del auto número 3. El reglamento establecía que cada parada en boxes sería penalizada con una vuelta menos para el equipo en cuestión, por lo que los pilotos se las ingeniaban para reparar sus coches a un costado de la pista. Los conductores cambiaban pastillas de frenos, arreglaban las luces o subsanaban los problemas en el cárter en tiempo récord. Nürburgring, el Infierno Verde tal cual lo bautizó Jim Clark, el bicampeón de Fórmula 1-, mostraba toda su bravura.
La Misión Argentina sumó otro contratiempo en la hora 50, cuando el Torino número 1 conducido por Luis Di Palma se quedó sin luces y se despistó en una curva. Sólo quedaba uno de los autos argentinos en pista, que seguía peleando el podio con los Mazda, los BWM, los Lancia y los Triumph.
Sobre la hora 80, y cuando sobrevivían menos de veinte coches en la carrera, el Torino de Copello se acercó al Triumph, que marchaba tercero, pero una falla en el caño de escape le generó una penalización. El comisario deportivo le avisó al equipo argentino que debía reparar el vehículo porque excedía el límite de la sonoridad permitida. En el cambio de pilotos, tomó el volante Franco, y llevó consigo alambre y amianto para arreglar el auto a la vera del camino. Logró reparar la falla, pero se le tornó imposible alcanzar los primeros lugares. El 23 de agosto, cumplido el tiempo reglamentario, el Torino número 3 finalizó cuarto, detrás de un Lancia, un BMW y un Triumph.
Solo las sanciones impidieron que el equipo argentino ganase la competencia, porque el Torino fue el auto que más vueltas dio a lo largo de las 84 horas de la bien llamada Maratón de la Ruta. Fueron un total de 334, que las penalizaciones redujeron a 315. El Lancia ganó acumulando 322 giros, seguido por las 318 del BWM y las 315 del Triumph.
La Misión Argentina redondeó en Nürburgring una heroica actuación, demostrando al mundo que la industria automotriz más fuerte de Latinoamérica de ese momento era competitiva en cualquier circuito del planeta. 
Fue la primera repercusión mundial del automovilismo nacional desde el retiro de Fangio, en 1958.

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Los motores comenzaron a calentarse. Es que el próximo 30 de agosto, la tradicional competencia del Club de los Autos de Colección volverá a realizar la Vuelta de los Valles, esta vez en su edición número XVI.
Pero como en cada oportunidad, donde la competencia tiene un homenajeado, en ésta tendrá además un condimento especial, ya que se cumplen 50 años de la gesta argentina en la ciudad alemana de Nürburgring, en donde tres Torino, una de las joyas argentinas, participaron de la carrera más exigente para autos de turismo.
Cabe destacar que cada carrera tiene una denominación, como fue Don Osvaldo Postigo o Abel Sierra, entre otras.
La competencia efectuada en 1969, denominada La Maratón de la Ruta, consistía en correr durante 84 horas en el circuito alemán. Estuvo comandada por el multicampeón argentino Juan Manuel Fangio en 1969, quien se había retirado como piloto profesional y se desempeñaba como embajador de Mercedes Benz en nuestro país.
Fangio se asoció con el joven Oreste Berta con una idea clara: correr en Alemania con un Torino coupé 380 w.
Así, en la fábrica que Industrias Kaiser Argentina (IKA) en Córdoba trabajaron sobre la matriz original del Torino.
Cuatro días después de su llegada a Nürburgring, los coches comenzaron las pruebas. El Torino número 1 iba a ser conducido por Luis Di Palma, Carmelo Galbato y Oscar Fangio; el 2 por Eduardo Rodríguez Canedo, Jorge Cupeiro y Gastón Perkins; y el 3 con Eduardo Copello, Oscar Franco y Alberto Rodríguez Larreta.
La exigencia que propone el trazado -Nürburgring es considerado el circuito más difícil del mundo- y las malas condiciones climáticas provocaron serios inconvenientes. 
En medio de las contrariedades, se largó la prueba el 20 de agosto. Desde el comienzo los Torino y marcaron el poderío de los autos nacionales.
Cumplidas 42 de las 84 horas de la prueba, el Torino número 2, pilotado por Perkins, se salió de pista y le fue imposible volver. No obstante, Copello seguía al frente de la carrera a bordo del auto número 3. El reglamento establecía que cada parada en boxes sería penalizada con una vuelta menos para el equipo en cuestión, por lo que los pilotos se las ingeniaban para reparar sus coches a un costado de la pista. Los conductores cambiaban pastillas de frenos, arreglaban las luces o subsanaban los problemas en el cárter en tiempo récord. Nürburgring, el Infierno Verde tal cual lo bautizó Jim Clark, el bicampeón de Fórmula 1-, mostraba toda su bravura.
La Misión Argentina sumó otro contratiempo en la hora 50, cuando el Torino número 1 conducido por Luis Di Palma se quedó sin luces y se despistó en una curva. Sólo quedaba uno de los autos argentinos en pista, que seguía peleando el podio con los Mazda, los BWM, los Lancia y los Triumph.
Sobre la hora 80, y cuando sobrevivían menos de veinte coches en la carrera, el Torino de Copello se acercó al Triumph, que marchaba tercero, pero una falla en el caño de escape le generó una penalización. El comisario deportivo le avisó al equipo argentino que debía reparar el vehículo porque excedía el límite de la sonoridad permitida. En el cambio de pilotos, tomó el volante Franco, y llevó consigo alambre y amianto para arreglar el auto a la vera del camino. Logró reparar la falla, pero se le tornó imposible alcanzar los primeros lugares. El 23 de agosto, cumplido el tiempo reglamentario, el Torino número 3 finalizó cuarto, detrás de un Lancia, un BMW y un Triumph.
Solo las sanciones impidieron que el equipo argentino ganase la competencia, porque el Torino fue el auto que más vueltas dio a lo largo de las 84 horas de la bien llamada Maratón de la Ruta. Fueron un total de 334, que las penalizaciones redujeron a 315. El Lancia ganó acumulando 322 giros, seguido por las 318 del BWM y las 315 del Triumph.
La Misión Argentina redondeó en Nürburgring una heroica actuación, demostrando al mundo que la industria automotriz más fuerte de Latinoamérica de ese momento era competitiva en cualquier circuito del planeta. 
Fue la primera repercusión mundial del automovilismo nacional desde el retiro de Fangio, en 1958.

Todos los competidores

1- Federico y Simón Mateo (IKA estanciera)
2- Alfredo Valdez Diez y Gustavo Meyer (Gordini DA3 1969)
3- Juan Aragón (Ford A 1931)
4- Juan y Benicio Alonso (Torino ZX)
5- Alfredo y Martín Signorelli (Ford A)
6- Sebastián Nuninni (Escarabajo 1958)
7- Federico Digianantonio y Nicolás Inamorato (Fiat 1.500 Berlina)
8- Rafael Cornejo y José Quintana (Coupé Fiat 1.500)
9- Guillermo de Andrés y Rodrigo Larrán (Peugeot 404)
10- Facundo y Rodrigo Atenor (Fiat 600 Spider 1968)
11- Gustavo Soto y Alejandro Pandolfi (Camaro 1970)
12- Jorge Gavenda y Joaquín Alvarado (Coupé Fiat 125)
13- Joaquín Gozal y Lolo López Tena (Yaguar 1959)
14- Fernando Nocetti y Alejandro Bonari (Triumph)
15- Jorge Rodríguez Mella y Mateo Giménez (Alfa Romeo)
16- Luis Marinaro (Torino 380)
17- Héctor Moisés y Roberto San Millán (Ford A 1928)
18- Benjamín Recaman y Julio Gauna (Pontiac 1939)
19- Pablo Fuentes y Cecilia Masías (BMW321)
20- Marcelo y Marcelo Jr. Salas (Torino 1980)
21- Carlos Genovese y Sra. (Falcon 1984)
22-Nicolás de los Ríos y Lisandro Arranz (MG TC 1945)
23- Mario Trippel y Joaquín Caso (MG)
24- Sergio Cañizares (Coupé Chpevy 1975)
25- Jorge Garnica y Gustavo Simkin (Datsun 280)
26- Santiago Storni y Alfredo Velarde (Coupé Torino )
27- René Macedo y Enrique Lagroteria (Porsche)
28- Marcelo y Baltazar Romero (Dauphine 1966)
29- Rodrigo Martearena y Agustín García Montero (Renault 6 1982)
30- Pablo Martuccio y Sra. (Coupé Torino 1976)

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