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La contratación de los crumiros

Miércoles, 11 de septiembre de 2019 00:00

¿De qué está hablando, don Bhler? Bueno, usted debería saberlo porque, según los diccionarios más prestigiosos como el de la Real Academia Española y otros no tanto (Wikipedia), "crumiro" es un vocablo usual en el territorio de nuestro país. Pudo haber sido así hace cien años (lo que demuestra que no hay que confiar ni en la RAE, ni en Wikipedia). De hecho, la "semana trágica" (de la que se cumplieron 100 años el pasado mes de enero) tuvo su momento más álgido cuando la metalúrgica Talleres Vasena contrató crumiros, que no son otra cosa que "rompehuelgas".

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¿De qué está hablando, don Bhler? Bueno, usted debería saberlo porque, según los diccionarios más prestigiosos como el de la Real Academia Española y otros no tanto (Wikipedia), "crumiro" es un vocablo usual en el territorio de nuestro país. Pudo haber sido así hace cien años (lo que demuestra que no hay que confiar ni en la RAE, ni en Wikipedia). De hecho, la "semana trágica" (de la que se cumplieron 100 años el pasado mes de enero) tuvo su momento más álgido cuando la metalúrgica Talleres Vasena contrató crumiros, que no son otra cosa que "rompehuelgas".

Recientemente, la Asociación Salteña de Pediatría repudió el llamado del Sanatorio Altos de Salta para contratar un nuevo equipo pediátrico en reemplazo de los trabajadores que, pocos días antes, habían presentado su renuncia masiva. Si bien las renuncias colectivas muchas veces se presentan como una medida de presión, de acción sindical, parecería que la empresa estuvo en su derecho al contratar reemplazantes (aclaro que desconozco los pormenores de esta situación). Pero, ¿Qué ocurre cuando una empresa para debilitar una acción de huelga contrata trabajadores eventuales? ¿Qué dice nuestra legislación al respecto?

Legislación argentina

Hasta diciembre de 1991, fecha de entrada en vigencia de la ley nacional de empleo no existía ninguna regulación sobre el tema. Pero la referida norma incorporó el siguiente artículo: "Se prohíbe la contratación de trabajadores bajo esta modalidad (se refiere a la contratación eventual), para sustituir trabajadores que no prestaran servicios normalmente en virtud del ejercicio de medidas legítimas de acción sindical". La organización Internacional del Trabajo, por su parte, ha sostenido a través de su comité de Libertad Sindical y su comisión de expertos en interpretación de normas, que "si una huelga es legal, el recurso a la utilización de mano de obra no perteneciente a la empresa con el fin de sustituir a los huelguistas, por una duración indeterminada, entraña el riesgo de violación del derecho de huelga que puede afectar el libre ejercicio de los derechos sindicales" y que "El comité desea recordar también que la contratación de trabajadores para romper una huelga en un sector, al que no cabría considerarse como un sector esencial en el sentido estricto del término para que pudiera prohibirse la huelga, constituye una grave violación de la libertad sindical".

En algunos países se prohíbe también el esquirolaje (rompehuelgas en España) interno, esto es que trabajadores de la misma empresa cumplan las funciones de los trabajadores en huelga. Nuestra legislación nada dice al respecto y también deja abierta las puertas para que se contraten trabajadores mientras no sea con contratos eventuales.

Curiosidades lingísticas

En los distintos idiomas, "rompehuelgas" tiene una similar connotación: strikebreaker (en inglés), Streikbrecher (alemán), fura-greve (portugués), briseur de grŠve (francés). Pero a estos vocablos se le suman las variantes coloquiales, que multiplican las asociaciones metafóricas, siempre signadas por la carga peyorativa: la alusión animal de carnero en el español rioplatense, el rencor histórico contra el esquirol en España; blackleg y scab en inglés, el primero referido a la pierna gangrenada y el segundo, a la sarna de los perros o a la costra infecciosa que recubre una lesión. También el inglés y el francés se refieren a los rompehuelgas como ratas (rats) y zorros (renard).

Pero volviendo a nuestros crumiros, parece ser que, a principios del siglo pasado, en Argentina y Uruguay, el término comenzó a difundirse entre anarquistas italianos, quienes empleaban el insultante "crumiro" para acusar a los compañeros rompehuelgas. La voz proviene del francés kroumir, tomada a su vez del árabe Humair, nombre con que se designa a un grupo de tribus tunecinas que cruzaban la frontera con Argelia para saquear a sus vecinos. La criminalidad de los kroumirs les valió la fama de bárbaros y dio origen al sentido despectivo con que se emplea este gentilicio en Francia.

 

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