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Comenzó el triduo, con una tibia homilía del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina

Se celebró la misa en honor a la Virgen del Milagro, con la presencia de Oscar Ojea y otros obispos de distintos lugares del país y de funcionarios provinciales y municipales. Se pidió de manera especial por las mujeres.
Sabado, 14 de septiembre de 2019 00:10

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y obispo de San Isidro -provincia de Buenos Aires-, monseñor Oscar Ojea, presidió ayer, por la mañana, en la Catedral Basílica la misa en honor a la Virgen del Milagro. 

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El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y obispo de San Isidro -provincia de Buenos Aires-, monseñor Oscar Ojea, presidió ayer, por la mañana, en la Catedral Basílica la misa en honor a la Virgen del Milagro. 

Durante la homilía, que duró unos diez minutos, el máximo referente de los obispos de la Iglesia Católica en el país no se refirió a la grave crisis social y económica que atraviesa el pueblo argentino. Solo hizo mención al “momento tan delicado de la vida de nuestra Patria” y a las “divisiones profundas y enemistades” que hay entre los ciudadanos. 

Con esta celebración, en la que se pidió de manera especial por las mujeres, comenzó el triduo del Señor y la Virgen del Milagro, que terminará mañana, con la procesión.

Dos semanas atrás, la Comisión Episcopal de Pastoral Social, que forma parte de la CEA, se sumó al pedido de la oposición para que el Gobierno nacional declarara “en forma urgente” la emergencia alimentaria y nutricional, ante el “severo aumento de la indigencia, la pobreza, la desocupación y el aumento indiscriminado del precio de los alimentos de la canasta básica”. 

A través de un acuerdo político entre el oficialismo y la oposición, el jueves último la Cámara de Diputados dio media sanción a un proyecto de ley que declara la emergencia alimentaria nacional, con 222 votos a favor y una abstención. Los senadores lo aprobarán el miércoles próximo.

“Momento delicado”

Durante su alocución y refiriéndose a la Virgen del Milagro, Ojea mencionó de manera escueta la situación crítica que atraviesa el país. “En este momento tan delicado de la vida de nuestra Patria, queremos ponernos bajo su mirada maternal y dejarnos mirar largamente ante su rostro amoroso”, dijo. 

Más adelante, señaló: “Necesitamos suavizar las piedras del camino, que causan inmenso dolor en nuestro peregrinar y hacen muy áspero el sendero, creando divisiones profundas y enemistades, entre nosotros, los argentinos”. Quizás quiso referirse a la grieta que hay entre quienes tienen diferentes posturas políticas.

La celebración fue sobria, aunque el altar iluminado dejaba anonadados a los peregrinos que entraban a la Catedral. El coro del Instituto de Música y Danza de la Provincia, dirigido por Luciano Garay, deleitó a los fieles.

Mientras algunos perros caminaban entre la gente, un grupo de varones cerraba el paso de los pasillos de la nave central, para que la gente no llegara hasta donde estaban los sacerdotes y los políticos. 

La misa fue concelebrada por el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, y por obispos de distintos puntos del país. Participaron el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey; el intendente de la ciudad, Gustavo Sáenz, legisladores y funcionarios públicos.

Durante la misa, la comunidad pidió, de manera especial, por las mujeres: por las consagradas, por las que están a cargo de sus familias, por las jóvenes, por las que sufren situaciones de injusticia y de violencia de género y por las madres y las abuelas que están solas.

Antes de que terminara la misa, Cargnello se refirió a las elecciones: “Este momento es difícil. Ojalá sea una hora para que, de una buena vez, definamos qué Patria queremos”.

La misa se celebró en presencia de los restos de los apóstoles Felipe y Santiago, patronos de la ciudad de Salta. Al comenzar la misa, una locutora recordó que, en honor a ellos, la Catedral tiene en su escudo las palabras “padre” y “pan”, que evocan pasajes evangélicos protagonizados por ellos: uno es la multiplicación de los panes y el otro, el pedido de Felipe a Jesús: “Muéstranos al Padre”.

“Hoy le decimos una vez más Jesús que nos lleve al Padre y, en la actual coyuntura social, también le pedimos por el pan, especialmente para los más necesitados”, dijo la mujer.

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