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“Estudio y disciplina, dos alas que deben desarrollar los jóvenes para alcanzar sus sueños”

El profesor salteño Walter Silvera dialogó acerca de su visión sobre la educación. Silvera es profesor de castellano, dibujo, caligrafía y maestro de grado. 
Domingo, 15 de septiembre de 2019 01:02

Con cerca de 60 años vinculado a la docencia salteña, Walter Silvera (85), hoy frágil de salud pero fuerte de espíritu, hizo un recorrido por la educación media, su historia y sus expectativas. Profesor de castellano, dibujo y caligrafía, y también maestro de grado, arrancó su carrera desde muy joven en las instituciones céntricas de ciudad de Salta. Luego vio que la necesidad más profunda se encontraba en los sectores de la periferia, y fue así que se desempeñó en las escuelas y colegios más humildes de los barrios populares, donde la docencia pasó a ser para él más que un trabajo, transformándose en una verdadera pasión.

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Con cerca de 60 años vinculado a la docencia salteña, Walter Silvera (85), hoy frágil de salud pero fuerte de espíritu, hizo un recorrido por la educación media, su historia y sus expectativas. Profesor de castellano, dibujo y caligrafía, y también maestro de grado, arrancó su carrera desde muy joven en las instituciones céntricas de ciudad de Salta. Luego vio que la necesidad más profunda se encontraba en los sectores de la periferia, y fue así que se desempeñó en las escuelas y colegios más humildes de los barrios populares, donde la docencia pasó a ser para él más que un trabajo, transformándose en una verdadera pasión.

“Sentía en aquellos tiempos que era allí donde más me necesitaban. La institución no era solo el lugar donde los chicos iban buscar enseñanza académica, sino que era un espacio en el que demandaban contención, que alguien los escuche, los guíe; el lugar en el que esperaban llenar de alguna manera sus carencias”, recordó con nostalgia. 

Inquieto y vanguardista, junto a un equipo de amigos y especialistas en diferentes disciplinas, comenzó a moldear un sueño: el de volcar toda su experiencia académica y humanista en un establecimiento educativo al que llamó José Manuel Estrada, en honor al profesor, escritor, político e intelectual argentino, referente del pensamiento católico.

Lo acompañaron en ese ambicioso proyecto otros reconocidos profesionales del medio, como Antonio Pérez Pérez, Roberto Díaz Puerta, Moisés Layús, Pedro Iacuzzi, René Soto e Ibar Serrano. “Nacimos como institución en 1969, bajo la influencia de la obra de Don Bosco y con la protección de María Auxiliadora y de los salesianos. En ese edificio funcionamos hasta principios de los 80. Eso nos marcó un camino que venimos recorriendo desde hace medio siglo junto a los niños y jóvenes salteños, y por supuesto con sus familias”, señaló Silvera.

El colegio Estrada arrancó con una modalidad mixta que conserva hasta hoy, toda una innovación en la tradición salesiana. En 1983 se trasladó a un edificio propio, ubicado en calle España 2.251, a la altura del barrio Alto Molino.

El diálogo es fundamental

El “histórico” docente salteño resaltó: “En la vida institucional del Estrada pasaron muchos rectores, todos ilustres, buenas personas que tomaron la posta de nuestra visión sobre lo que debe ser la educación. Siempre hubo un destacado a la atención y protección del alumno. Desde nuestro nacimiento -como colegio- tuvimos algo bien claro: cumplir una misión con el alumno, bajarnos del pedestal para llegar al niño y al joven. Por eso el diálogo en nuestro proyecto es fundamental, al igual que el respeto a la mujer en toda su integridad, esto es algo en que hemos trabajado muchísimo desde siempre”. 

Silvera aclaró: “Esto que les cuento no es un canto a la victoria personal, pero sí me llena de satisfacción el hecho de que hasta el día de hoy me cruzo con exalumnos, hoy adultos, que me saludan; y a quienes les respondo siempre con su nombre de pila o sobrenombre. Muchas veces me preguntan cómo es que me acuerdo de ellos, a lo que les respondo simplemente: porque hemos charlado, compartido, dialogado mucho, hasta del ámbito familiar. Por eso los tengo presente, a pesar del paso de los años”.

Consultado respecto a los aciertos y desaciertos en los cambios que sufrió el sistema educativo en las últimas décadas, Silvera fue sintético y concreto, apelando a dos pilares básicos que muchas veces quedan relegados u olvidados: “Hace falta estudio y disciplina. Tan simple como eso. Pero no hablo de la disciplina por la disciplina en sí, sino que a ella le sumo el diálogo constante, un ida y vuelta con el alumno para que se proyecte luego en la vida, que le sea útil por sobre todas las cosas”. “En mi experiencia personal se dio un diálogo permanente con el educando, que no terminó con el alumno egresado, sino que se mantuvo durante toda la vida”, aseguró.

Proyectos

Sin lugar a dudas la concreción de proyectos personales, laborales y de toda índole demanda la disposición de un orden, de un plan delineado para transitar hacia el objetivo pese a cualquier circunstancia, en esto la disciplina juega un rol fundamental, tal como lo resalta Silvera. “Se trata de una cualidad que debe promoverse desde la niñez”, sostiene. 

“El paso por el colegio no debe ser una cosa inútil. Por eso debemos enfocarnos más allá, en lo trascendente. Todo esto me estimula a seguir adelante y, pese a mi edad, sigo vinculado a la docencia y a la comunidad educativa, y lo hago con mucha alegría y una enorme satisfacción. Ese es mi humilde aporte”, concluyó Silvera.

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