¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15°
19 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Eda Restom, la primera reina de la primavera que tuvo Tartagal

Esta historias refleja la vida de una mujer extraordinaria que supo estrenar los reinados de primavera en Tartagal hace 72 años, cuando apenas era un pueblito naciente, de calles de tierra y pocos habitantes, todos conocidos.
Domingo, 22 de septiembre de 2019 00:07

Hace 72 años los entonces jóvenes del pueblo de Tartagal, el pueblito de calles de tierra, casas de madera y agua de acequias, se reunieron para celebrar la llegada de la primavera. 

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Hace 72 años los entonces jóvenes del pueblo de Tartagal, el pueblito de calles de tierra, casas de madera y agua de acequias, se reunieron para celebrar la llegada de la primavera. 

Y se les ocurrió la feliz idea de elegir la reina, como corresponde a un acontecimiento tan importante. 

El cetro le correspondió a Eda Restom, una muchachita de tez blanquísima, ojos y cabellos renegridos, delgada y elegante. 

Fue la primera reina de la primavera que tuvo Tartagal y hoy, después de tanto tiempo, en momentos en que la atención está puesta en la elección de la chica más linda que representa a sus pares los estudiantes, es dable recordar ese acontecimiento y a su principal protagonista. 

Eda había nacido en Ledesma, de un matrimonio de origen sirio: don Salomón Restom y su esposa Virgo (Virginia) Asmuzi, quienes habían llegado a la Argentina con el mayor de sus niños, como tantos inmigrantes de esas latitudes, huyendo de la guerra que desangraba Hama, su provincia. 

Salomón y Virgo se instalaron en Ledesma, y con el tiempo se trasladaron a Perico, también en Jujuy -un lugar al que Eda quiso entrañablemente-, para trabajar en las plantaciones de ta baco. 

En el año 1924 la familia -con Eda pequeña y varios hermanos más- llegó a Tartagal para el velatorio de un familiar. Pero el destino quiso que los Restom se quedaran aquí para siempre. 

Con esa memoria envidiable que a muchos ancianos los acompaña hasta los últimos días, Eda Restom, quien falleció a los 98 años de edad, solía rescatar lo feliz que había sido en su niñez, en su adolescencia y en su juventud en el pueblo de Tartagal, al que amaba y del que tenía siempre los mejores recuerdos. 

Eda era alegre y disfrutaba como nadie de cada reunión con los chicos y chicas de la época, los mismos que en el año 1947 la eligieron como la primera reina de la primavera de Tartagal. 

Tiempo después, sociable y amiguera como era, porque al parecer no dejaba de concurrir a los encuentros juveniles que de hecho no deben haber sido tantos en aquellos tiempos, fue electa reina del carnaval y también del Club Comercio cuando los vecinos -con mucho más criterio que tanto tartagalense actual- inauguraron esta institución con el fin de contener mediante el deporte a los jóvenes de la época. 

Eda, cuando resultó reina de la primavera en 1947.

Todo por la educación 

Cuando esa adolescencia fue quedando atrás Eda creó un grupo de chicas llamadas “Las hijas de María”, que trabajaban por la iglesia La Purísima, que por cierto no contaba con la estructura edilicia que cuenta hoy en día, sino que al igual que las viviendas particulares solo fue incorporando “el material” de a poco para reemplazar a la madera. 

A Eda la unía una gran amistad con el padre Angélico Scipione, el sacerdote que inauguró diversos centros misioneros en el norte de la provincia y que fue uno de los artífices de la creación del Colegio San Francisco de Asís y de otras instituciones educativas no confesionales, porque si algo sabían los franciscanos era que la educación era el pilar de cualquier sociedad.

 Eda junto al padre Angélico realizaron las gestiones para la creación de la escuela Cacique Cambaí, que en sus primeros años como institución educativa contenía en su mayoría a niños aborígenes de Tartagal, quienes difícilmente hubieran hecho la primaria de no ser por una escuela que estuviera muy cerca de sus comunidades, aunque bastante distanciada de lo que era el centro de Tartagal.

 Junto a otro franciscano, Roque Chielli, también dedicó tiempo y esfuerzo hasta que consiguieron la creación de la escuela Juan XXIII de General Mosconi; lo mismo sucedió cuando se abocó a trabajar para la creación de la Escuela de Comercio Alejandro Aguado de Tartagal.

Un lugar para la lectura 

 Años más tarde a Eda Restom se le ocurrió la brillante idea de levantar una librería, ubicada en una de las esquinas de la plaza y que estaba abierta de lunes a lunes. La razón era sencilla. Ella sabía que muchos chicos no estaban en condiciones de comprar los libros para estudiar, de manera que el día domingo, que no concurrían a clases, aprovechaban para ir a leerlos y a tomar apuntes. “Eda Libros” fue en realidad la única librería que tuvo Tartagal, porque allí se encontraba absolutamente de todo para leer, incluidas revistas que hasta podían intercambiarse si estaban en buenas condiciones.

“Soy un alma libre”, le gustaba decir y era cierto; mucho de esa libertad se lo daba la lectura, que era su gran pasión y esa memoria prodigiosa que la hacía revivir con lujos de detalles el Tartagal de sus años de niñez y adolescencia, sobre los que muchos escribieron pero equivocando fechas, hechos, que Eda los tenía tan claros. 

 “Eda Libros” cerró sus puertas en el año 2001 -como consecuencia de las crisis económica que se vivió en nuestro país- por lo que su propietaria decidió donar cajas y cajas de libros a las diferentes escuelas de Tartagal. 

Eda Restom falleció a los 98 años, y como todos los grandes que escriben la historia de los pueblos de la Argentina profunda, se fue sin gestos rimbombantes pero seguramente sabiendo que silenciosamente había contribuido y mucho a la educación de tantas generaciones de norteños. 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD