El pésimo estado de la ruta provincial 23 es el reclamo generalizado de los vecinos de Cerrillos y Rosario que ocupan esta vía de comunicación para llegar a los barrios lindantes a este camino principal entre las dos ciudades cabeceras del Valle de Lerma por su cantidad de habitantes. Solo desde Rosario de Lerma circulan alrededor de 8 mil vehículos por día en este tramo caminero para llegar a la ciudad de Salta u otros puntos de la región. Son 30 mil personas que a diario utilizan la única vía de acceso directa a Rosario de Lerma. Hace 12 años, desde su última repavimentación, nunca tuvo reparaciones importantes, solo bacheos para disimular lo estropeada que está esta ruta y nada más.
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El pésimo estado de la ruta provincial 23 es el reclamo generalizado de los vecinos de Cerrillos y Rosario que ocupan esta vía de comunicación para llegar a los barrios lindantes a este camino principal entre las dos ciudades cabeceras del Valle de Lerma por su cantidad de habitantes. Solo desde Rosario de Lerma circulan alrededor de 8 mil vehículos por día en este tramo caminero para llegar a la ciudad de Salta u otros puntos de la región. Son 30 mil personas que a diario utilizan la única vía de acceso directa a Rosario de Lerma. Hace 12 años, desde su última repavimentación, nunca tuvo reparaciones importantes, solo bacheos para disimular lo estropeada que está esta ruta y nada más.
La precariedad de esta ruta provincial llega a límites realmente alarmantes en materia de seguridad vial. Sin iluminación por varios kilómetros, banquinas con yuyales y sin espacio para parar.
La dejadez sobresale en esta ruta de 13 kilómetros entre Rosario de Lerma y Cerrillos.
Las autoridades dicen que está presupuestada la repavimentación hace dos años; sin embargo, la falta de financiamiento prorroga el comienzo de la obra. Otros atribuyen a la ineptitud de “tapar” los pozos aunque sea con tierra.
La cinta asfáltica está agrietada en numerosos sectores. Por pedazos, el pavimento se levanta amenazante para los vehículos del porte que sea.
Además de los pozos constantes, la ruta 23 es muy estrecha y no tiene banquinas.
“Me sumo al reclamo del mal estado de esta ruta. Un pedazo de pavimento me reventó la cubierta. Espero que no ocurran un siniestro grave” cuenta Walter Morales.
Romona Tolaba dice: “Anoche circulé por esa ruta y está en pésimo estado, el asfalto levantado. El gasto de cubiertas, amortiguadores de vehículos ¿quién se hace cargo? Por favor a nuestros representantes tomen cartas en el asunto y eviten una tragedia”.
A las críticas de los vecinos se sumaron respuestas llamativas de autoridades locales con gestiones realizadas ante Vialidad de la Provincia para que se repavimente recién en 2020.
Preocupa que en este tiempo aumenta la circulación en este tramo con colectivos y máquinas agrícolas de todo porte.
“Existe un tendido de iluminación en todo el tramo desde Rosario a Cerrillos. Pero el sector de Rosario está sin iluminar hace meses. Si Vialidad no se encarga, ¿no lo puede hacer la comuna’”, argumenta Narciso.
Es común observar vehículos varados por el reventón de sus neumáticos.
Políticos se tiran la pelota
El intendente Ignacio Jarsún respondió por redes sociales sobre el tema. “No puede seguir la ruta en este estado, es un peligro”, dijo, y acotó: “Le pido a nuestro senador provincial que intervenga ante Vialidad de la Provincia para que nos den una solución en la reparación y repavimentación de la ruta provincial 23. Hagamos lo que tenemos que hacer, por el bien de la gente. No alcanzan los proyectos, necesitamos que se hagan realidad”.
Y llegó la respuesta del senador aludido, Sergio Ramos: “La obra de San Jorge que se inició con fondos de Nación en Rosario de Lerma, por $100 millones, no se terminó y la Provincia debió poner $40 millones para terminar. Este dinero era para repavimentar la ruta 23. No alcanza con actuaciones en las redes sociales, menos con mentir, necesitamos honestidad y seriedad”.