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Los orígenes de la estancia de Yatasto

Importante enfoque sobre la historia de la estancia de Yatasto. 
Domingo, 08 de septiembre de 2019 00:05

Gracias al aporte del licenciado Luis Eduardo Poma, hoy podremos leer un trabajo de su autoría donde trata sobre los orígenes de esta histórica estancia. 

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Gracias al aporte del licenciado Luis Eduardo Poma, hoy podremos leer un trabajo de su autoría donde trata sobre los orígenes de esta histórica estancia. 

“Como se sabe -dice Poma- la estancia de Yatasto tuvo un destacado protagonismo en el siglo XIX como lugar estratégico, tanto en la guerra de la independencia como en las luchas civiles. Además, su importancia fue relevante para nuestra zona durante casi todo el siglo XVIII. Su origen se remonta a la época del gobernador Esteban de Urizar y Arespacochaga, quien otorgó mercedes en la zona de La Frontera. 

Yatasto (o Ayatasto como figura en algunos documentos) comprendía una zona muy amplia que iba “desde el río Pasaje hasta el paraje y río del Tala, y de oriente a poniente desde las cordilleras de Guachipas hasta las de La Candelaria”.

El 12 de noviembre de 1761 el gobernador Espinosa le dio comisión a don Francisco de Toledo y Pimentel, con el cargo de teniente de gobernador, para ejercer dominio en lo político y militar en Yatasto, “incluidas en esta demarcación cuantas poblaciones y haciendas hubiese”. Don Francisco era descendiente de una de las más ilustres familias que llegaron al Tucumán, y entre los títulos que ostentaba figuran los de Alcalde de la Santa Hermandad de la Ciudad de Salta. Regidor, Fiel Ejecutor, Juez de Comisión, Maestre de Campo General, Gobernador de Armas y Justicia Mayor.

Guerra viva

Fue incansable su accionar en la zona de La Frontera como “la famosa empresa de matar en guerra viva en el territorio del Chaco a los principales caudillos de la Nación Mataguayos; de que resultó la tranquilidad de aquellas fronteras, la reducción de muchos indios a la fe católica y que el comercio tuviese su giro sin riesgo alguno”. También fue “el primero que venciendo dificultades y rompiendo montes descubrió el camino por ‘Macomita’ al río Grande, empresa muchas veces emprendida antes y no lograda”.

Demarcó y fundó la villa de San Joaquín de las Trancas, por orden del mismo gobernador Joaquín de Espinosa y Dávalos, y ofreció tierras de su propiedad para fundar otra villa que contenga las invasiones de los indios, contribuyendo con su propio pecunio “para hacer iglesia, cárcel y casas capitulares”.

El 12 de marzo de 1773 el gobernador Gerónimo Matorras le dio comisión para arreglar las diferencias entre los indios de Miraflores, acerca de elección de alcaldes, y componer las discordias entre su cura doctrinero y el cacique del mismo pueblo. Por todo ello el Gobierno reconoció los servicios de don Francisco, realizados “a su costa y sin interés alguno en cuantas ocasiones se han ofrecido, mostrando el amor y celo con que ha deseado sacrificar su vida y hacienda en el real servicio y en alivio de aquella provincia, sin que hasta ahora haya recibido remuneración”.

Una posta que nunca fue 

Un hijo de don Francisco, don José Vicente de Toledo y Pimentel -continua Poma- fue el que construyó la sala de Yatasto, en 1784, hoy monumento histórico nacional -Fue declarada Monumento Histórico Nacional de la Argentina el 14 de julio de 1942, por Decreto Nº 95687/3- y conocida equivocadamente como “Posta de Yatasto”.

Nunca fue posta

Esta casa era la residencia de la familia y hospedó a los héroes de la independencia y otros ilustres viajeros. Pero nunca fue una posta y ni siquiera estaba cerca del camino real. En donde sí paraban algunos viajeros, sin ser una posta oficial, era en la sala de las Juntas de Yatasto, que pertenecía a la familia Torrens, y en donde se entrevistaron San Martín y Belgrano el 20 de enero de 1814. 

Anfitrión de San Martín

“Y don José Vicente Toledo fue anfitrión del general San Martín durante su estadía en Metán, en los meses de enero y febrero de ese año. Pero ya desde 1810 encontramos a don José Vicente Toledo adherido a la causa patriota, cuanto entrega 100 pesos y 100 caballos para el ejército auxiliar del Perú, comprometiéndose, además, a socorrerlo a su paso por la extensa propiedad de Yatasto”, concluye el Lic. Poma.

La descripción de Concolorcorvo en 1772

La realiza en “Lazarillos de Ciegos y Caminantes de Buenos Aires a Lima”

A comienzos de 1772 llegó a la estancia de Yatasto (Metán) el viajero Calixto Bustamante Carlo Inca, que escribió con el seudónimo de Concolorcorvo el libro “Lazarillos de Ciegos Caminantes de Buenos Aires a Lima”. Veamos cómo describe la zona “a cinco leguas de la Palata está el río de las Cañas, de poco caudal, y la gran hacienda nombrada Ayatasto, con caudaloso río de este nombre y a medio cuarto de leguas de las casas de don Francisco Toledo”.

Descripción

 “Tiene -continua Concolorcorvo- de largo el camino real cuatro leguas, con llanos de bastante extensión, muy agradables por la abundancia de sus pastos y bosques de que está guarnecida. 

Se mantienen en dicha estancia 4.000 cabezas de ganado vacuno, 500 yeguarizos y 100 caballos, todos del referido Toledo, aunque cuando pasé por allí estaba muy deteriorada por haberla abandonado por un pleito que tuvo con el gobernador y en la ausencia que hizo a Buenos Aires le robaron la mitad del ganado”.

El pleito

“El pleito -dice Poma- que tuvo don Francisco con el gobernador Campero, y que cita Concolorcorvo, estuvo relacionado con la expulsión de los jesuitas en 1767, y las revueltas ocurridas en Salta y Jujuy contra dicho gobernador, que era contrario al partido de los jesuitas y al que se acusaba de manejos ilícitos con los fondos de las cajas reales, de donde desaparecieron 40.000 pesos”.

Toledo tomó partido contra el gobernador, pero como éste fuera repuesto en el mando, don Francisco y otros fueron procesados y remitidos a Buenos Aires. Allí fueron absueltos de los supuestos cargos y se les desembargó los bienes “dejando su derecho a salvo por daños, perjuicios y menoscabos experimentados”.

El río Mita

Y continuando con Concolorcorvo y su relato sobre Yatasto, nos dice que: “Al fin de la hacienda de Toledo y en su pertenencia, al tránsito del río Mita (Metán), de bastante caudal y suelo pedregoso, está avecindado don Antonio Tejeira y Macial, lusitano, casado con doña María Dionisia Cabral y Ayola, española, natural de Salta. El referido Hidalgo y los ascendientes de su mujer son los primeros pobladores de esta frontera.

Tienen nueve hijos, casi desnudos, muy rubios y gordos, porque el buen Hidalgo siempre mantiene la olla al fuego, con buena vaca, carnero, tocino y coles que coge de un huertecillo inmediato. Provee a los pasajeros de buenos quesos, algunas carnes, cebollas y otras cosas que tienen en dicho huertecillo muy bien cultivado, y nos aseguraron que en su arca se hallarían más prontamente 200 pesos que 50 en la de Toledo”.

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