A las 6 de ayer intentar cruzar la calle principal de Cerrillos (RN 68) era una verdadera odisea. Pese a ello, números vecinos debieron arremangarse y arremeter contra la corriente de aguas barrosas que corrían banda a banda y tapaban las veredas.
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A las 6 de ayer intentar cruzar la calle principal de Cerrillos (RN 68) era una verdadera odisea. Pese a ello, números vecinos debieron arremangarse y arremeter contra la corriente de aguas barrosas que corrían banda a banda y tapaban las veredas.
Había que ir a trabajar y a las 8 las aguas ya habían bajado, pero veredas y calles quedaron cubiertas por un resbaladizo barro que a más de uno hizo trastabillar y caer.
La inundación de ayer habla a las claras de lo que no se hizo en estos últimos años para tratar de solucionar un problema que desde hace décadas, tiene a mal traer a los cerrillanos. En ese tiempo hubo legisladores, intendentes y concejales que se eternizaron en sus puesto pero que nunca enfrentaron el problema de las inundaciones.
Nada se hizo en los últimos 20 años para tratar de canalizar las aguas que ya se llevaron varias vidas