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El Holocausto, un símbolo del horror nacido del mesianismo

El 27 de enero de 1945 las tropas aliadas llegaron al campo de concentración de Auschwitz.La fecha fue elegida para no olvidar el dolor y la muerte que pueden generar las utopías del poder .
Lunes, 27 de enero de 2020 02:15

"Holocausto" es el nombre de un antiguo sacrificio religioso en que se quemaba a la víctima completamente. Desde hace ocho décadas, define a la matanza premeditada de seres humanos destinada a exterminar un grupo social por motivos de raza, religión o política.

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"Holocausto" es el nombre de un antiguo sacrificio religioso en que se quemaba a la víctima completamente. Desde hace ocho décadas, define a la matanza premeditada de seres humanos destinada a exterminar un grupo social por motivos de raza, religión o política.

Esta última es la acepción más conocida y se lo identifica con el programa de exterminio biológico de los judíos europeos ejecutado por los nazis obsecuente de Adolf Hitler. En los campos de concentración murieron unos quince millones de víctimas de horror nazi. De ellos más de 5.800.000 eran judíos. El resto, seres que obstruían la absurda idea de "la pureza de la raza aria".

El 27 de enero de 1945 las tropas aliadas llegaron al campo de concentración de Auschwitz, en Polonia y liberaron a los siete mil prisioneros que habían sobrevivido. Antes habían sido liberados los de Madjaniek, Belzec, Sobibor y Treblinka, todos en suelo polaco. Después sería el Ejército aliado el que llegara a Buchenwald y Bergen-Belsen, en Alemania.

Los supervivientes del Holocausto, acompañados por representantes de 60 países recordarán hoy el horror en Auschwitz, donde la Alemania nazi mató a más de 1.100.000 personas.

La amenaza continúa

La semana pasada, en Israel, un gran número de naciones adhirió al Foro del Holocausto convocado por Israel en Jerusalén, que contó con la asistencia del vicepresidente estadounidense Mike Pence, el presidente francés Emmanuel Macron y el ruso Vladimir Putin. El presidente polaco, Andrzej Duda, no estuvo en Jerusalén, enojado con Putin al que acusó de distorsionar la historia. Pronunciará, en cambio, un discurso en Auschwitz

Para algunos, las pesadillas del campo de concentración siguen vivas. Lo sienten los sobrevivientes, pero también muchos dirigentes del mundo que temen la reedición de la barbarie, al calor de las corrientes autoritarias, que erosionan la confianza en la democracia, levantan liderazgos mesiánicos y generan conflictos en diversos puntos del planeta.

El símbolo

Auschwitz será, probablemente, un faro de advertencia durante muchos siglos. Si bien las guerras siempre fueron brutales y, aunque investidas de heroísmo, fueron crímenes humanitarios -sin excepción- en el siglo XX la destrucción castigó a la población civil más que a los mismos soldados.

También es cierto que en la Unión Soviética, Turquía, Camboya, Ruanda y los Balcanes hubo genocidios comparables al Holocausto, inspirados en odios étnicos e ideológicos.

Pero el nazismo es específico: ocurrió en uno de los países más cultos y desarrollados de la historia, liderados por un mediocre, como Hitler, y se inventó un enemigo, los judíos; una utopía, el dominio universal de la raza aria, y un aparato mortífero que subordinó la dignidad humana a la mística nazi.

La indiferencia

El mundo se horrorizó después de ese 27 de enero de 1945, pero en diciembre de 1942 el gobierno polaco en el exilio, con sede en Londres, había dado a conocer un documento titulado "El exterminio masivo de los judíos en la Polonia ocupada por Alemania".

Los aliados no lo creyeron. El gran héroe de los aliados, Winston Churchill, expresa en su libro La segunda guerra mundial, que Occidente subestimó a Hitler. Norman Davies, un historiador de Oxford sostiene que pese a las peticiones de la resistencia polaca y judía para que Londres y Washington bombardeasen las vías férreas que conducían a Auschwitz, los militares se centraban solo en objetivos militares, no en asuntos civiles".

La preocupación

El Foro del Holocausto en Jerusalén, en el que participó el presidente Alberto Fernández, tuvo dos mensajes principales: todos los oradores coincidieron en advertir sobre el auge del antisemitismo, y, por otro, Israel y Estados Unidos pidieron apoyo en su conflicto con Irán.

El presidente de Alemania, Frank-Walter, reconoció que el antisemitismo sigue vivo en su país y Macron, mandatario de Francia donde los ataques antisemitas son una realidad, sostuvo que "Europa debe mantenerse unida y nunca dividirse de nuevo" para pelear juntos contra el racismo.

 

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