¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

24°
28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La calidad democrática

Lunes, 27 de enero de 2020 02:15

Muchos de los abusos del poder que sufrimos en Salta se consuman al amparo de un orden jurídico atrasado y escasamente democrático.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Muchos de los abusos del poder que sufrimos en Salta se consuman al amparo de un orden jurídico atrasado y escasamente democrático.

Muchos gobernantes y no gobernantes actúan a sabiendas de que nunca (o casi nunca) tropezarán con un Estado con capacidad y vocación de frenar abusos, castigar ilícitos y garantizar las libertades o los derechos sociales fundamentales.

En Salta, la supremacía de la Constitución y de los tratados internacionales es algo que figura en los libros pero que difícilmente se traduce en tutela a los derechos de los vecinos, de los excluidos, de las víctimas, de los trabajadores, de los productores, de los consumidores, de los contribuyentes ni de las múltiples minorías que enriquecen el conjunto. Las relaciones y los inevitables conflictos se tramitan siguiendo rutinas de un pasado provincial escasamente democrático.

Para que todo siga como está, el diseño institucional tiene un dogma de alta eficacia: la atribución de la última palabra, en unos casos, a la Corte de Justicia y, en otros, a la apisonadora de la mayoría que construyen, no los ciudadanos con su voto, sino la ley electoral y las cenizas del sistema de partidos políticos. Bien lo saben quienes padecen -impotentes- la agresión ambiental o urbanística, las violencias; también, quienes no pueden acceder al agua potable o a trabajos decentes.

Urge un salto de calidad institucional. Dejar atrás décadas del aislamiento provinciano promotor de injusticias y atraso. Conectar las instituciones y la política salteña con el nuevo orden jurídico global de los derechos humanos fundamentales es el primer paso. Dar entrada a todas las minorías representativas en los órganos deliberativos y de control es el segundo. Necesitamos fijar reglas que faciliten a los ciudadanos salteños el acceso a los comités internacionales encargados de velar por la efectiva vigencia de los principios y derechos consagrados en los tratados internaciones.

Este acceso retirará la última palabra a los tutores del orden injusto y antirrepublicano. Si queremos avanzar en esta dirección nada mejor que insertar en la Constitución provincial un categórico compromiso por la vigencia de los tratados internacionales sobre derechos humanos. Y crear una alta magistratura independiente encargada de asesorar a los ciudadanos y organizaciones no gubernamentales que sufren la negación de sus libertades y derechos, y patrocinarlos ante, por ejemplo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Respecto de la configuración de mayorías y minorías, hace falta reorganizar nuestro régimen electoral para centrarlo en el principio de igual valor del voto, y reemplazar nuestra unidad electoral. Se trata de regionalizar Salta, para pasar del departamento (resabio de los viejos curatos y del poder de los terratenientes) a circunscripciones que faciliten el acceso de las minorías a la Legislatura. La eternización de diputados y senadores, y la baja calidad de nuestra producción legislativa revelan nuestro subdesarrollo político. El mapa parlamentario no recoge nuestra diversidad político-cultural. Estos tres breves datos hablan de la profunda crisis de representación que padecemos y del carácter excluyente de un régimen electoral que deja fuera a ideas, intereses legítimos, sensibilidades, talentos y matices de opinión.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD