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El Vaticano beatificará hoy al “ciberapostol” Carlos Acutis

Hoy, en la ciudad de Asís, Italia, el Papa Francisco presidirá la beatificación del joven que dedicó sus 16 años de vida a ayudar a los necesitados y llevar la Palabra de Dios al mundo a través de internet. 
Sabado, 10 de octubre de 2020 07:45

En la ciudad de Asís, Italia, el cardenal Agostino Vallini, vicario emérito del Papa Francisco para la diócesis de Roma, presidirá hoy la beatificación de Carlo Acutis, un joven que dedicó su corta vida a predicar el amor al prójimo y con su ejemplo, y llevar la Palabra de Dios al mundo a través de internet.
Carlo tenía solo 16 años y era un joven dinámico, actual, fanático y conocedor de las redes sociales. 

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En la ciudad de Asís, Italia, el cardenal Agostino Vallini, vicario emérito del Papa Francisco para la diócesis de Roma, presidirá hoy la beatificación de Carlo Acutis, un joven que dedicó su corta vida a predicar el amor al prójimo y con su ejemplo, y llevar la Palabra de Dios al mundo a través de internet.
Carlo tenía solo 16 años y era un joven dinámico, actual, fanático y conocedor de las redes sociales. 


Carlo Acutis nació el 3 de mayo de 1991 en Londres, Inglaterra. Proviene de una familia italiana, originaria de Lombardía. Sus padres Andrea Acutis y Antonia Salzano se encontraban en Londres por motivos profesionales. Tras el nacimiento de Carlo la familia Acutis regresó a Italia en septiembre de 1991, instalándose en Milán unos meses más tarde.

Criado por padres bastante tradicionales pero en nada practicantes del catolicismo. Se podría calificar a la familia como “católicos sociales”, es decir aquellos solo van al templo para bautismos, casamientos y sepelios. Sin embargo, extrañamente, desde muy niño Carlo mostró una vocación especial por los temas vinculados a la religión.

 

En la casa de los Acutis trabajaba una señora de origen polaco de nombre Devota, quien podría ser la fuente en la cual Carlo comenzó a conocer el Evangelio y a Iglesia. Desde que recibió la Primera Comunión a los 7 años el niño nunca faltó a la cita cotidiana con la Santa Misa. Siempre, antes o después de la celebración eucarística, se quedaba delante de la Sagrario para adorar al Señor. Y rezaba el Rosario todos los días. La modernidad de Carlo conjugaban perfectamente con su profunda vida eucarística y devoción mariana, que contribuyeron a que llegase a ser un chico muy especial al que todos admiraban y amaban.

Para Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Chile, la transmisión comenzará a las 11.30 por EWTN

Carlo estaba particularmente interesado en el mundo de las tecnologías, de la información y la comunicación. Entre sus pasiones estaba la informática por la que mostró un gran talento. Ideó y organizó un material audiovisual para la red relacionado con sus creencias religiosas acerca de la Eucaristía. Durante su tiempo libre concurría a la parroquia y ahorraba dinero para poder prestar ayuda a los más necesitados.

Podemos leer en sus escritos: “La felicidad es mirar a Dios. La tristeza es mirarte a ti mismo”. Tal era su testimonio de vida que una familia de religión Hindú, a la que prestaba ayuda, al ver la espiritualidad del joven se convirtieron al Cristianismo.

A principios de octubre de 2006 Carlo enfermó leucemia del tipo M3. No había ninguna posibilidad de curación. Carlo sabía que se moría, y al ingresar al hospital le dijo a su madre: “De aquí ya no salgo”.

 

Pidió la unción de los enfermos y tres días después del diagnóstico, el 12 de octubre de 2006, falleció en el hospital San Gerardo de Monza, Italia. Antes de saber de su enfermedad, realizó un video en el cual anunciaba su muerte y solicitaba ser enterrado en Asís.

La fama de Santidad de Carlo corrió como pólvora por las redes sociales, al punto que se comienza el proceso de Canonización y gracias a un milagro realizado por su intercesión sobre un joven que sufría de Páncreas Anular en Brasil, el cual concurrió a la parroquia de Nuestra Señora Aparecida junto con su abuelo y delante de la reliquia del Venerable siervo de Dios Carlo Acutis le solicitó la gracia que intercediera ante el Señor para que “dejara de vomitar”. Y así fue. Lo médicos constataron la desaparición del mal del Páncreas que sufría y por este milagro será Beatificado.

Antes de continuar vale la aclaración: El culto a los santos que tributa la Iglesia Católica se llama “Dulía”, el de la Virgen es “Hiperdulía” y el que le debemos a Dios y sólo a Él, es “Latría”. Es decir, que la Virgen y a los santos se les venera y a Dios se le adora. Ni la Virgen ni los Santos “Hacen milagros”. El milagro solo lo concede Dios, por mediación de la Virgen, de los Santos, Beatos o Siervos de Dios a quienes se solicita la gracia. El diccionario define como Milagro: suceso extraordinario y maravilloso que no puede explicarse por las leyes regulares de la naturaleza y que se atribuye a la intervención de Dios. Invocar a los santos no es para los católicos privar a Dios del honor que solo a Él es debido, sino solicitar su intercesión; del mismo modo que María en las bodas de Caná de Galilea, intercedió ante su hijo Jesús para que realizara el primer milagro y convirtió el agua en vino.

 

Sobre su cuerpo incorrupto

Para la Beatificación o canonización siempre se exhuma el cuerpo del candidato a los altares y se realiza una comprobación sobre el mismo.

En el caso de Carlo Acutis, el Obispo Domenico Sorrentino de la Diócesis de Asís señaló que esas noticias de la incorruptibilidad del cuerpo de Carlo no responden a la verdad. Relata el religioso: “Al acto de la exhumación en el cementerio de Asís, ocurrida el 23 de enero de 2019 en vista al traslado al santuario, este fue encontrado en el normal estado de transformación propio de la condición post mortem (...) el cuerpo, si bien transformado, pero con varias partes todavía en su conexión anatómica, fue tratado con técnicas de conservación y de integración normalmente practicadas para exponer con dignidad a la veneración de los fieles los cuerpos de los beatos y de los santos. La reconstrucción de la cara con una máscara de silicona fue particularmente exitosa.”

En la misa celebrada por Monseñor Sorrentino, el día de su exhumación dijo en la homilía: “Vemos a Carlo nuevamente en su cuerpo mortal, un cuerpo que ha pasado en los años del entierro en Asís por el proceso normal de descomposición, que es el legado de la condición humana (…). Pero este cuerpo mortal está destinado a la resurrección”.

Así mismo el rector del Santuario del Despojo, en Asís, Carlos Acácio Gonçalves Ferreira, explicó que el cuerpo de Acutis “se encuentra en un estado muy íntegro, no intacto, pero íntegro. Conserva todos los órganos”.

Es decir que no está “intacto” sino “bien conservado” dentro del esperable. Y lo que causó tanto asombro y malinterpretación es su cuerpo cubierto con cera y silicona para la veneración de los fieles.

Consultado sobre este tema a Fray Marcelo Méndez OFM, postulador diocesano de la Causa de Canonización de Fray Mamerto Esquiú (cuya beatificación se celebrará en marzo del 2021 en Catamarca) especificó con claridad que la Iglesia Católica “no considera la incorruptibilidad de un cuerpo como signo de santidad”.

Próspero Lambertini, quien fue luego el Papa Benedicto XIV, escribió el extenso trabajo mientras servía en la congregación de la Santa Sede para la promoción de las causas de los santos desde 1708 hasta 1728. Dos capítulos del libro, titulado De Cadaverum Incorruptione, esboza sobre el fenómeno de la incorruptibilidad. Lambertini dictaminó: “Los cuerpos de personas santas que se encuentran intactos, pero que se desintegran después de unos años, no pueden considerarse preservación milagrosa”. Y también: “Las únicas conservaciones que estaba dispuesto a considerar extraordinarias son aquellas que conservan su flexibilidad, color y frescura real, sin una intervención deliberada, durante muchos años después de su muerte”.

Sin embargo se debe observar que hay causas naturales para la conservación de un cuerpo las cuales las autoridades eclesiásticas toman en cuenta y pueden ser: Momificación, Saponificación, Congelación y Corificación.

La Momificación: consiste en la desecación del cadáver por evaporación del agua de sus tejidos. Como consecuencia de esto, se hace imposible el desarrollo de los gérmenes, por lo cual se detiene e impide que continúe la putrefacción. Como ser el caso de Santa Zita, Patrona de las empleadas domésticas.

La Saponificación: Proceso que consiste en el cambio químico que presenta la grasa corporal al convertirse en un compuesto similar a los jabones. Se inicia en las partes corporales con mayor cantidad de grasa y mejillas. Se va extendiendo por la sustancia grasa del resto del cuerpo. La totalidad de la grasa experimenta este proceso. Por ejemplo, San Luis Orione, al cual se realizó un tratamiento para poder ser expuesto y en nuestro país el cuerpo de la sierva de Dios Madre Mercedes del Carmen Pacheco, posee esas características, la cual fue comprobada en su exhumación canónica realizada por la doctora Adriana Mendía, en la ciudad de San Miguel de Tucumán.

La Congelación: El enfriamiento continuado a -40° C permite la conservación casi indefinida de productos perecederos, tanto animal como de origen vegetal. En el caso de la Iglesia Católica, no hay ningún caso de santos congelados y preservados por este medio.

La Corificación: Es una especie de embalsamamiento natural. Ocurre en cadáveres que se hallan en ataúdes de zinc o plomo cerrados herméticamente por soldadura. La putrefacción se detiene por carencia de oxígeno. Se caracteriza porque la piel del cadáver, de color grisáceo, adquiere la consistencia típica del cuero recién curtido. Como fue el caso de la Beata Crescencia Pérez, de las Hermanas del Huerto y sepultada hoy en Pergamino.

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