Quién dijo que todo está perdido... Cuando uno recorre los cerros, al encontrarse con gente sencilla, con una personalidad transparente, deseos de superarse y que continúa trabajando para el bienestar de su familia, se da cuenta que no todo está perdido.
inicia sesión o regístrate.
Quién dijo que todo está perdido... Cuando uno recorre los cerros, al encontrarse con gente sencilla, con una personalidad transparente, deseos de superarse y que continúa trabajando para el bienestar de su familia, se da cuenta que no todo está perdido.
Carlos Figueroa, vocero de la Fundación Alfarcito, siempre nos trae historias de la Quebrada del Toro que conmueven por lo bellas y sencillas. "Queremos presentarles a una joven mujer que sabe de lucha, de superar adversidades y constantemente se está reinventando para poder salir adelante".
"Les contamos brevemente la historia de esta joven artesana Gladis Cruz que vive con su madre Lucía Coria al pie del Acay, lo más cerca de su casa es el paraje Las Cuevas. Cuando terminó la primaria, Gladis continuó sus estudios secundarios en la ciudad de Salta, algo que no fue fácil para ella por el cambio de vida. Dejar la paz y tranquilidad de los cerros a tener que adaptarse a una ciudad y los problemas que esto conlleva, fue muy duro para ella".
"Estudió Agronomía hasta 4´ año, por razones económicas no pudo cursar el último año. Lejos de desanimarse, en el 2018 terminó una tecnicatura de tres años de producción animal. En el año 2019 hizo una pasantía en Abra Pampa (Jujuy) relacionada con el manejo de ganado menor y camélidos. Otro de sus logros fue terminar la tesis de Manejo de rumiantes menores y camélidos", relató Figueroa.
Agregó: "Para pagarse los estudios, Gladis hizo muchas cosas además de estudiar. Por ejemplo daba clases particulares de matemática, física y química. Como muestra de su solidaridad, apoyó a los jóvenes que continuaban sus estudios terciarios para que no sufrieran el cambio y no los afecte el desarraigo de la nueva vida en la ciudad y en la universidad".
Regresó a sus cerros y para tener un ingreso aprendió a trabajar con la lana y a hacer artesanías, tanto que es miembro activo en las reuniones de artesanos de Alfarcito.
"Ella es un verdadero ejemplo de superación, no se queda con el no puedo, y constantemente se está reinventando con excelentes resultados, buscando darle dignidad a su vida con el trabajo. Este es un claro ejemplo de lo que esperaba el padre Chifri de las comunidades de los cerros, él sabía del potencial humano y la calidad de los niños y jóvenes. Desde el cielo nuestro querido amigo debe estar bendiciéndola e impulsándola para que siga siempre adelante y sea un ejemplo para los demás", finalizó.