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La mariposa como símbolo del alma y la inmortalidad en “Lo intangible”

La profesora de Artes Visuales Adriana Martell inaugura su muestra en El Palacio Galerías. Compuesta por libros de artista, cuadros y figuras recortadas, se podrá visitar hasta el 25. 
Martes, 06 de octubre de 2020 16:01

La mariposa es de los insectos más bellos que existen. Diversas mitologías -como la griega, china, japonesa y eslava- le han atribuido un sentido esotérico. Refieren en el sitio significadodelasmariposas.com que los antiguos atendían su ciclo: vida (oruga brillante), muerte (pupa oscura) y renacimiento (vuelo libre del alma) para entenderla como “un símbolo del alma, la inmortalidad y la resurrección”. En esta línea la artista plástica Adriana Martell realizó su serie “Lo intangible”, que quedará expuesta a partir de hoy y hasta el 25 de este mes, en la sala 7 de El Palacio Galerías (Mitre 37 y Caseros 662).

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La mariposa es de los insectos más bellos que existen. Diversas mitologías -como la griega, china, japonesa y eslava- le han atribuido un sentido esotérico. Refieren en el sitio significadodelasmariposas.com que los antiguos atendían su ciclo: vida (oruga brillante), muerte (pupa oscura) y renacimiento (vuelo libre del alma) para entenderla como “un símbolo del alma, la inmortalidad y la resurrección”. En esta línea la artista plástica Adriana Martell realizó su serie “Lo intangible”, que quedará expuesta a partir de hoy y hasta el 25 de este mes, en la sala 7 de El Palacio Galerías (Mitre 37 y Caseros 662).

La muestra está compuesta por 15 piezas recortadas en fibrofácil que penden desde el techo, seis cuadros en soporte tradicional, cinco libros de artista y dos jaulas, todos trabajados con distintos materiales. 

“Denominé así a esta obra representada por mariposas, porque son ellas las que transforman lo intangible, lo corpóreo, y quise expresar eso: lo sutil, etérea y suprasensible que es el alma” detalló Martell, en diálogo con El Tribuno.

Las mariposas de Martell también vienen a recordar que todas las personas son territorios de paso, similares a una superficie sensible en la que lo que pasa produce algunos efectos, inscribe algunas marcas en las personas a las que precedieron en su viaje eterno.

“Lo incorpóreo se siente en cada una. Ellas, que son efímeras en su forma física, en este caso se palpan a través de colores, brillos, texturas. Cada una representa el alma de un ser querido o conocido, que dejó su forma física; pero queda el alma, sus recuerdos, sus aromas, sus adornos. Son esos seres que no pudimos sujetar, pero que quedaron prendidos en nuestros corazones; la luz y la fuerza de cada uno quedaron con nosotros y nos atravesaron, por lo que ya no somos ni seremos los mismos”, explicó Martell coincidiendo, al “atravesar océanos de tiempo” con los eslavos, que creían que las mariposas eran las almas puras que revoloteaban sobre los jardines y ventanas de los lugares donde habían habitado otorgando un consuelo al batir sus bellísimas alas y dejar caer sobre sus seres amados un poco de brillante polen.

Aunque una popular canción de Nancy Anka reza que “una mariposa vive solamente un día” y se ha instalado en el imaginario de la sociedad como dato incontrastable, realmente alcanzan una semana, un mes e incluso las magníficas monarcas nueve meses de vida. En relación con la existencia humana sigue siendo un paso pasajero. Por eso, Martell se permite la analogía entre ambas presencias. “La comparo con nuestro paso por este mundo con una determinada forma física, que es nuestro cuerpo, pero al irnos a otra dimensión llámase muerte o karma, queda nuestra alma en los seres queridos. También en nuestras cosas, nuestros adornos, nuestras plantas y, lo más importante, en el recuerdo de las personas queridas que compartieron con nostros la vida. Por eso tomo a la mariposa como una metáfora del alma: eso que no se ve, pero que se siente; lo que no podemos tocar, pero sí sentimos”, destacó. 

El libro de artista

Adriana Martell compartió con El Tribuno que atraviesa la pandemia “bastante ocupada”. “No cambié mucho mis hábitos, acepto todas las recomendaciones de los médicos para evitar lo máximo posible contagiarme de coronavirus y las aplico: como el uso del barbijo, la limpieza de la casa, el cuidado personal. Lo más complejo para mí es no poder ver a mi hija y nietas que viven en Tucumán y el primer tiempo ni siquiera podía ver a mis otros hijos”, señaló. Agregó que hasta quince días daba clases presenciales a diez alumnas, pero el reingreso a la fase de aislamiento social, preventivo y obligatorio durante dos semanas en Salta Capital, las llevó a darle una continuidad virtual a sus aulas. “Seguimos con clases vía whatsapp, por la plataforma Zoom, todo porque tengo un grupo muy bueno y dedicado”, describió.

Agregó que venía elaborando las piezas que presentó en esta muestra desde antes que se desatara la pandemia, pero los acontecimientos vividos desde mediados de marzo en el mundo le abrieron un espacio de tiempo para dedicarse “a full”, según su expresión, al arte. “Soy una convencida de que el arte nos salva”, definió Martell, que en 2004 y junto a Beatriz Ordóñez y Sara Meriles fundó el grupo Mujeres Andinas, a cuya conformación primigenia se adhirieron Rosa Gallardo, Viviana Ordóñez, Graciela Casella y Susana Torramorell.

Por su atrapante belleza y por remitir al libro labrado a mano, tesoro vívido en la mente de varias generaciones y probablemente una novedad para los denominados nativos digitales, capturan la atención de quienes visitan “Lo intangible” los libros de artista de Martell. Estos fueron definidos por José Emilio Antón, en un artículo que ella aportó para esta nota, “como un lienzo para el pintor o la piedra o el bronce para el escultor, pero sus especiales características hacen de él un medio con unas posibilidades mucho más amplias: el juego con el tiempo, al poder pasar sus páginas, retroceder, desplegarlas y leer un discurso plástico en secuencias espacio-temporales; la posibilidad de unión entre la pintura, la escultura, la poesía experimental, las artes aplicadas, el libro de edición normal y los más diversos procedimientos artísticos y elementos plásticos”. Martell, por su parte, señaló: “He trabajado en valijas, jaulas y cajas. La idea de libro de artista la tomo después de leer a Gastón Bachelard, que tiene un libro en el que habla de espacios internos y externos”. 

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