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Se multiplican los parripollos como una salida a la crisis

El rendimiento y la variedad de ofertas hacen que cada vez más salteños elijan el pollo a la parrilla. Hoy están en todos los barrios y cada vez hay menos empanaderas.
Domingo, 15 de noviembre de 2020 13:55

El paisaje urbano de la ciudad de Salta tiene una dinámica condicionada por el ritmo de la economía. En los barrios, en la plazas, boulevares, las grandes avenidas y en los canales de el humo de los pollos a la parrilla se volvieron la debilidad de los salteños.
En este contexto actual, de recesión y pandemia, los parripollos emergieron como ya lo hicieron en la anterior crisis del fin de la convertibilidad, con la caída de Alianza, allá por 2001 y 2002.
El caso es que particularmente los domingos, en la ciudad de Salta, se vuelve todo humor olor a pollo a la parrilla y son tantos los puestos, las opciones, las ofertas, los servicios, que cada día van desplazando más a las tradicionales empanaderas de los barrios que ponen sus fondas improvisadas de un techo con incertidumbres, con los tablones sobre los caballetes, un mantel, el ají y El Tribuno en la mesa para el comensal que espera.
Esa postal que disfrutaban también los turistas está en claro menguante.
Hoy los parripollos son la bomba, es la opción más rendidora para una familia y los salteños lo saben.
Las opciones más económicas comienzan desde los 350 pesos con dos guarniciones, que se pueden encontrar en la avenida Felipe Varela, barrio Santa Cecilia, en el sudeste capitalino. Más al sur los precios llegan hasta los 600 pesos, también con dos guarniciones, salsa de apio, de ají y pan. En medio hay ofertas de 450 y 500 pesos, todas con las dos opciones adicionales que pueden ser arroz, papas fritas o ensaladas varias.
El peso de la comida que se vende en la calle no se mide en kilogramos, se mide en cantidad de personas que comen. En esa lógica, el pollo les gana a las demás ofertas.
“De un pollo comen 4 personas, por eso es que es por ahora el preferido”, dijo un maestro parrillero de la zona sur.
Si uno tiene en cuenta el valor promedio de un pollo en 450 pesos para 4 personas y lo compara con el valor promedio de las empanadas a 250 pesos la docena, en la que comen 2 personas, la ecuación anda casi pareja. Pero las costumbres van cambiando y hoy por hoy, las familias salteñas están prefiriendo el pollo.
Es tanta la diferencia de preferencia que los parrilleros comenzaron a diversificar los servicios. En la zona sur algunos comerciantes incluyeron el servicio de entrega a domicilio, de reservas, la posibilidad de pagos con tarjetas de débitos, de créditos y hasta con tarjetas Alimentar. 
También diversificaron la oferta. Se venden pescados a la parrilla que van desde los 700 pesos y en un negocio de la zona sur tienen el “escondido” que es un pollo colgado en un cilindro de metal lleno de brasas que se cocina en unas 3 horas. Todo es un mundo por descubrir.
“Yo solo le pongo sal, luego cada cliente me dice si quiere con limón. Mi secreto es hacerlos con mucho fuego y con la parrilla alta. Esa es la magia del pollo para que no se arrebate”, dijo el creador del pollo escondido. "El escondido es un manjar que se hace a las verdaderas brazas", dijo el hombre.
El negocio del parripollo es el sustento de su familia. En un buen domingo pueden llegar a vender unos 70 pollos. Arrancan bien temprano y venden hasta entrada la siesta. Trabajan de lunes a lunes, sin descansos.

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El paisaje urbano de la ciudad de Salta tiene una dinámica condicionada por el ritmo de la economía. En los barrios, en la plazas, boulevares, las grandes avenidas y en los canales de el humo de los pollos a la parrilla se volvieron la debilidad de los salteños.
En este contexto actual, de recesión y pandemia, los parripollos emergieron como ya lo hicieron en la anterior crisis del fin de la convertibilidad, con la caída de Alianza, allá por 2001 y 2002.
El caso es que particularmente los domingos, en la ciudad de Salta, se vuelve todo humor olor a pollo a la parrilla y son tantos los puestos, las opciones, las ofertas, los servicios, que cada día van desplazando más a las tradicionales empanaderas de los barrios que ponen sus fondas improvisadas de un techo con incertidumbres, con los tablones sobre los caballetes, un mantel, el ají y El Tribuno en la mesa para el comensal que espera.
Esa postal que disfrutaban también los turistas está en claro menguante.
Hoy los parripollos son la bomba, es la opción más rendidora para una familia y los salteños lo saben.
Las opciones más económicas comienzan desde los 350 pesos con dos guarniciones, que se pueden encontrar en la avenida Felipe Varela, barrio Santa Cecilia, en el sudeste capitalino. Más al sur los precios llegan hasta los 600 pesos, también con dos guarniciones, salsa de apio, de ají y pan. En medio hay ofertas de 450 y 500 pesos, todas con las dos opciones adicionales que pueden ser arroz, papas fritas o ensaladas varias.
El peso de la comida que se vende en la calle no se mide en kilogramos, se mide en cantidad de personas que comen. En esa lógica, el pollo les gana a las demás ofertas.
“De un pollo comen 4 personas, por eso es que es por ahora el preferido”, dijo un maestro parrillero de la zona sur.
Si uno tiene en cuenta el valor promedio de un pollo en 450 pesos para 4 personas y lo compara con el valor promedio de las empanadas a 250 pesos la docena, en la que comen 2 personas, la ecuación anda casi pareja. Pero las costumbres van cambiando y hoy por hoy, las familias salteñas están prefiriendo el pollo.
Es tanta la diferencia de preferencia que los parrilleros comenzaron a diversificar los servicios. En la zona sur algunos comerciantes incluyeron el servicio de entrega a domicilio, de reservas, la posibilidad de pagos con tarjetas de débitos, de créditos y hasta con tarjetas Alimentar. 
También diversificaron la oferta. Se venden pescados a la parrilla que van desde los 700 pesos y en un negocio de la zona sur tienen el “escondido” que es un pollo colgado en un cilindro de metal lleno de brasas que se cocina en unas 3 horas. Todo es un mundo por descubrir.
“Yo solo le pongo sal, luego cada cliente me dice si quiere con limón. Mi secreto es hacerlos con mucho fuego y con la parrilla alta. Esa es la magia del pollo para que no se arrebate”, dijo el creador del pollo escondido. "El escondido es un manjar que se hace a las verdaderas brazas", dijo el hombre.
El negocio del parripollo es el sustento de su familia. En un buen domingo pueden llegar a vender unos 70 pollos. Arrancan bien temprano y venden hasta entrada la siesta. Trabajan de lunes a lunes, sin descansos.


En números


Para tener una idea del negocio se debe decir que una caja 20 kilos de pollos en los mayoristas se venden a 2150 pesos. Son unos 10 pollos de 2 kilos. Cada pollo valdría 215 pesos, pero eso no todo. Lo más caro es el carbón que ronda, al precio por mayor, a unos 120 pesos la bolsa grande de 5 kilos. Se le suma el pan y las verduras. Las ganancias van desde el 50 por ciento al 100 por ciento.
 

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