Perros sueltos, una peligrosa problemática de la que nadie quiere hacerse cargo. En las localidades del interior, lamentablemente, es una realidad que lleva décadas.
En 2011 la localidad de Cerrillos fue conocida a nivel nacional por tener un barrio con más perros que gente. A pesar de que en aquel momento el tema fue debate en el Concejo Deliberante local, nada ha cambiado. Por esos días, fuentes hospitalarias daban cuenta de atender casi a diario personas mordidas por perros callejeros. En 2017, un abuelo de 96 años fue atacado por una jauría de pitbulls en Bº Sivero. Su vida pendió de un hilo. Pero los innumerables datos de la realidad no generaron ningún cambio, por el contrario hoy es prácticamente imposible caminar por alguna calle sin tener que soportar ladridos e intentos de agresiones y en muchos casos mordeduras, por parte de los animales que pululan en los espacios públicos sin que nadie se haga responsable.
Hace casi una década en Metán se habló de crear un registro de perros de razas consideradas potencialmente peligrosas y hasta se había anunciado la entrega de credenciales. Se estableció una serie de exigencias, multas y se prohibió la permanencia en espacios públicos de animales que carezcan de correa o cadena de menos de un metro y medio de longitud, además de bozal. Pero la iniciativa al poco tiempo quedó trunca.
inicia sesión o regístrate.
Perros sueltos, una peligrosa problemática de la que nadie quiere hacerse cargo. En las localidades del interior, lamentablemente, es una realidad que lleva décadas.
En 2011 la localidad de Cerrillos fue conocida a nivel nacional por tener un barrio con más perros que gente. A pesar de que en aquel momento el tema fue debate en el Concejo Deliberante local, nada ha cambiado. Por esos días, fuentes hospitalarias daban cuenta de atender casi a diario personas mordidas por perros callejeros. En 2017, un abuelo de 96 años fue atacado por una jauría de pitbulls en Bº Sivero. Su vida pendió de un hilo. Pero los innumerables datos de la realidad no generaron ningún cambio, por el contrario hoy es prácticamente imposible caminar por alguna calle sin tener que soportar ladridos e intentos de agresiones y en muchos casos mordeduras, por parte de los animales que pululan en los espacios públicos sin que nadie se haga responsable.
Hace casi una década en Metán se habló de crear un registro de perros de razas consideradas potencialmente peligrosas y hasta se había anunciado la entrega de credenciales. Se estableció una serie de exigencias, multas y se prohibió la permanencia en espacios públicos de animales que carezcan de correa o cadena de menos de un metro y medio de longitud, además de bozal. Pero la iniciativa al poco tiempo quedó trunca.
Ante al falta de sanciones los perros ganaron nuevamente la calle y los ataques continúan ocurriendo, muchos de ellos con consecuencias irreparables para las víctimas.
Orán parece haber tomado la posta
En los últimos días el municipio de Orán tomó la posta y quiere hacer la punta en este sentido e hizo reiterados llamados a los propietarios de perros tipificados como “fuertes”, a registrar los ejemplares. Es que la seguridad pública depende en gran medida de medidas como esta y de otras que apunten a generar una tenencia responsable de mascotas, positiva tanto para los animales como para las personas.
Existe legislación provincial al respecto. En 2012 se aprobó en Salta una ley impulsada por el entonces diputado cerrillano Omar Soches, que obliga a los propietarios a registrar los perros de razas consideradas potencialmente peligrosas.
Estipula que los dueños de animales que produzcan lesiones a otra persona tienen una responsabilidad civil que implica hacerse cargo de los costos del tratamiento de la víctima.
El propietario del animal que haya mordido a una persona y que no esté inscripto, incluso podría ser arrestado, explicó en su momento el legislador.
La norma menciona razas como rottweiler, pitbull y dogo, entre otras. Considera peligrosos a los canes que por su naturaleza agresiva, tamaño o potencia de mandíbula tengan capacidad de causar la muerte o lesiones graves a personas o a otros animales.
El marco legislativo existe, solo falta que los municipios lo pongan en práctica.