La semana pasada aplaudíamos que el Congreso Nacional hubiera sancionado la ley ratificatoria del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre la Eliminación de la Violencia y el Acoso en el Mundo del Trabajo. Este flagelo afecta a las personas más vulnerables, en especial a las mujeres. Una encuesta llevada a cabo por la consultora Bumeran en diciembre del año pasado, estableció que el 86% de más de mil mujeres dijo haber sufrido algún tipo de violencia en el ámbito laboral durante el último año. La cifra es aterradora: 9 de cada 10 mujeres sufrieron graves hostigamientos en sus lugares de trabajo. Estos datos tienen coincidencia con el último Informe Estadístico sobre Violencia Laboral (OAVL, primer semestre, 2019), el 63% de los casos son mujeres que denuncian situaciones de violencia o acoso en el lugar de trabajo.
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La semana pasada aplaudíamos que el Congreso Nacional hubiera sancionado la ley ratificatoria del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre la Eliminación de la Violencia y el Acoso en el Mundo del Trabajo. Este flagelo afecta a las personas más vulnerables, en especial a las mujeres. Una encuesta llevada a cabo por la consultora Bumeran en diciembre del año pasado, estableció que el 86% de más de mil mujeres dijo haber sufrido algún tipo de violencia en el ámbito laboral durante el último año. La cifra es aterradora: 9 de cada 10 mujeres sufrieron graves hostigamientos en sus lugares de trabajo. Estos datos tienen coincidencia con el último Informe Estadístico sobre Violencia Laboral (OAVL, primer semestre, 2019), el 63% de los casos son mujeres que denuncian situaciones de violencia o acoso en el lugar de trabajo.
Hoy se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La fecha fue establecida en 1999 por la Asamblea General de las Naciones Unidas para honrar la memoria de las hermanas Mirabal, tres activistas políticas de República Dominicana que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante dominicano Rafael Trujillo (1930-1961). La violencia contra las mujeres se manifiesta de distintas formas, violencia económica, violencia institucional, violencia psicológica, violencia física, violencia doméstica, violencia sexual, violencia simbólica, etc. Pero aquí nos interesa la violencia en el trabajo.
Hace 80 años, José Ortega y Gasset pronunciaba la célebre frase de "argentinos a las cosas". Aunque en otro contexto nos estaba diciendo "déjense de narcisismos y elucubraciones estériles y pónganse a trabajar". No le hicimos caso y así nos va. En este caso pretendemos abandonar los homenajes y florituras condoliéndonos de las "pobres" mujeres. Es hora de que los gobiernos, las empresas y los sindicatos comiencen a generar los instrumentos de real protección a las víctimas del acoso. Al margen de las leyes locales y nacionales, todos los sectores deberían estar trabajando en la elaboración de protocolos aplicables en cada ámbito de trabajo. El protocolo es una medida de prevención del acoso, y esta es una conducta que se debe considerar como un riesgo psicosocial en el trabajo cuya exposición puede ocasionar daños a la salud de las personas que lo padecen. Lógicamente estos protocolos solo pueden ser instrumentados en empresas de cierta envergadura, pero aún las más pequeñas deben ver de prevenir situaciones que de no ser atendidas a tiempo, pueden transformarse en un largo y pesado conflicto judicial.
El espacio de esta columna excede tan siquiera para realizar una enumeración de los contenidos y variables que pueden comprender estos instrumentos. Hay un primer paso que se debería realizar en las empresas,que se refiere a las actuaciones de concienciación y sensibilización. Las propias definiciones nos dan idea de lo que se pretende conseguir con estas acciones. La concienciación se podría definir como la acción de conseguir que alguien adquiera conocimientos claros y reflexivos de una realidad, incluso con sentido ético y moral para asumir una responsabilidad. La sensibilización consiste en hacer receptivo a alguien frente a determinados asuntos o problemas y proclive a ponerles solución. Estas acciones deben estar complementadas con las obligaciones de la empresa en cuanto a información y formación. El contenido de la formación va encaminado a las medidas de prevención y las formas de afrontar el acoso laboral. En cuanto a la información, el objetivo sería que todos los trabajadores conozcan en qué consiste el acoso laboral, qué tipos existen y que conductas se consideran indeseables y no tolerables dentro de la empresa.