El calor fue insoportable la semana pasada y a las 10 de la mañana la temperatura registraba 41 grados todos los días, pero eso no fue impedimento para que una marcha partiera desde Tartagal con destino final la capital de la provincia.
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El calor fue insoportable la semana pasada y a las 10 de la mañana la temperatura registraba 41 grados todos los días, pero eso no fue impedimento para que una marcha partiera desde Tartagal con destino final la capital de la provincia.
Como sucedió dos semanas atrás, los aborígenes pretendían emular a sus hermanos del Chaco salteño quienes llegaron hasta Pichanal donde el gobernador y sus ministros los encontraron para intentar darles respuestas en ese punto y que la sacrificada marcha no continuara. Pero igual, tras la reunión, los aborígenes continuaron su viaje hacia la capital de la provincia, ya en colectivos puestos por el Gobierno, donde aún permanecen a la espera de reunirse con el gobernador Sáenz y entregarle un petitorio.
Esta vez, los aborígenes de Tartagal que residen en diferentes comunidades ubicadas a la vera de la ruta nacional 86 y que pertenecen al municipio de Tartagal, iniciaron su caminata. Lo hacían con niños, mujeres mayores, ancianos y así llegaron hasta Embarcación.
Allí, el ministro de Gobierno de la provincia, Ricardo Villada y otros funcionarios, los esperaron para conversar con ellos y en esta ocasión sí lograron que la caravana no llegue a la ciudad capital.
"Les dijimos a los ministros que nosotros marchamos porque tenemos muchos problemas. El tema de la tierra, la falta de agua y necesitamos que nuestras comunidades tengan casas, no queremos seguir viviendo debajo de plásticos", explicó uno de los dirigentes, quien aseguró que "en dos semanas los ministros nos dijeron que nos van a dar soluciones". "Vamos a esperar dos semanas" manifestaron los dirigentes de los más de 200 wichis que llegaron hasta Embarcación y que durmieron en el complejo deportivo de esa localidad de ingreso al departamento San Martín.
Una tercera marcha
Pero al día siguiente y sin que los funcionarios del Gobierno provincial hayan podido aún dar soluciones a los que integraron las dos primeras marchas, otro grupo se concentró en la intersección de las ruta nacional 34 y nacional 86 y desde allí partieron a pie.
En esta ocasión le tocó a una mujer, una cacique, explicar las razones de la tercera marcha. Pero Herminda Estero necesitó de Rodolfo Suárez, un hermano traductor, porque apenas sí entiende el español, pero no lo habla.
Ella es dirigente de la comunidad wichi del kilómetro 20 (Yohuespegen) desalojada el pasado 21 de octubre por disposición del juez de garantías Nelso Aramayo.
"Nosotros teníamos la esperanza en la llegada del señor gobernador (había trascendido que el primer mandatario provincial podría haber llegado a Tartagal), pero simplemente llegó un ministro y no tuvimos ningún acuerdo ni una charla porque llegó en la noche. Teníamos la esperanza de su visita en la comunidad (del kilómetro 20). Por eso marchamos, porque es una lucha más, no solo para nosotros sino para todos porque cada comunidad tiene su petitorio".
Por medio del traductor, Herminda afirmó que "si no hay respuestas de la provincia seguiremos más allá" dando a conocer que las comunidades que reclaman reivindicaciones de años como es la tierra, el agua, viviendas habitables para reemplazar a los plásticos con los que se cubren habitualmente.
La tercera, la más corta
Esa tercera marcha fue aún más corta que las anterior porque ya en Coronel Cornejo, 20 kilómetros al sur de Tartagal, los esperaba el ministro de asuntos indígenas Luis Gómez Almaraz. Allí les prometió abrir una mesa de diálogo "pero no acercó ninguna solución", aseguraron los originarios.
"Nos dijeron que nos quedemos a almorzar en Cornejo, de ahí nos pusieron el ómnibus para que nos volvamos a Tartagal. Al final ni almuerzo nos dieron solo un sánguche", confió un aborigen que integraba la marcha que quedó por estos días suspendida a la espera de que los dirigentes decidan cuáles serán los pasos a seguir.
Reunión en Santa Victoria Este
En coincidencia con las tres marchas la semana anterior otro grupo de funcionarios provinciales se reunió también con dirigentes y aborígenes del Chaco salteño que, como sus hermanos que se ubican más cerca de los centros poblados, reclaman por la titularidad de la tierra, pero también por la deforestación desmedida, la falta de obras que contengan el avance del río Pilcomayo entre otros temas de fondo.
Las tres marchas y el difícil encuentro entre los dirigentes aborígenes del Chaco salteño con los funcionarios de diferentes carteras provinciales, muestra a las claras que cada vez es más contundente el reclamo de las comunidades originarias y que intentar convencer a los aborígenes de que no marchen hacia Salta, significa para ellos quedarse quietos soportando las inclementes condiciones de vida que padecen desde hace décadas, reclamando siempre agua, tierra, viviendas y comida.
Como el río, como los pájaros
Quien habló en nombre de sus hermanos del Chaco salteño fue el dirigente Tito Constantino quien tuvo duros conceptos frente al grupo de funcionarios entre los que estaba el intendente Rogelio Nerón y el senador por Rivadavia Mashur Lapad. Constantino en tono enérgico les espetó: “Ustedes son como el río, llegan y pasan, son como los pájaros que pasan volando, llegan y se van pero nunca nos traen soluciones. Si lo que quieren es matarnos de hambre díganlo de una vez”. El dirigente de la comunidad San Luis expresó: “Nunca antes hablé así delante de ustedes, pero estoy cansado de tantas mentiras, ya no damos más, el río nos lleva, con la naturaleza no se juega (expresó en relación al avance de la frontera agrícola y la deforestación del monte) y ustedes vienen y pasan como el río y las ne cesidades siguen siendo las mismas...”